Los niños Triqui, los campeones descalzos de las montañas.

Si en el mundo del running popular está siendo una revolución comprobar por muchos de nosotros que no se necesitan para correr las zapatillas que nos habían hecho creer que eran imprescindibles, el mundo del baloncesto acaba de ser testigo de algo similar a lo que se vivió en el Ultra Trail Leadville 100 del año 93.

Ese año unos indígenas mejicanos de una comunidad montañosa apartada y pobre, se presentaron en la carrera y quedaron 1º, 2º y 5º corriendo con unas simples sandalias caseras.

Aquí lo cuenta magistralmente Mayayo con todo detalle. Fueron los ahora famosos indios Tarahumaras protagonistas del libro de Chris McDougall, Nacidos para Correr.

La historia se repite. El pasado fin de semana, un equipo de baloncesto de niños de entre 8 y 11 años procedentes de otra comunidad indígena, montañosa y pobre de Méjico, los niños Triqui, ganaron de paliza un torneo internacional de baloncesto jugado en Argentina, en representación de Méjico.

La noticia ha causado un gran revuelo en Méjico, por la procedencia tan humilde de los niños pero sobre todo por el hecho de que 5 de los componentes que han jugado en el equipo mejicano lo han hecho todo el torneo descalzos.

En palabras de ellos, como se dice en el vídeo de más abajo, ir descalzos les hace «ir más rápido, brincar más alto y estar más cómodos». Han llegado a jugar ya en USA y a alguno de ellos hasta le han hecho ofertas equipos profesionales de allí para jugar con ellos. Los han intentado calzar pero ellos no quieren. Los niños por lo visto son la caña jugando.

(Melquíades, líder del equipo y uno de los que prefiere jugar descalzo recibiendo la oferta para ser jugador profesional en USA.)

Para que os hagáis una idea de la repercusión que ha tenido en Méjico, el Pleno del Senado los recibió dedicándoles un aplauso de más de 1 minuto de duración. .

Los periódicos digitales españoles también se han hecho eco de la noticia, obviamente por lo chocante de ir descalzos. Las crónicas de aquí se centran mucho más en el hecho de que son muy pobres, tan pobres que no tienen ni para zapatos. Presentan el hecho de ir descalzos como algo que se tendría que evitar («a pesar de que todos han recibido zapatillas para jugar el torneo, no las han usado», dicen). Se destaca el hecho de ir descalzos como un impedimento («han ganado a pesar de ir descalzos»). Transmiten lástima por ellos por ir descalzos.

Ni se les pasa por la cabeza la idea de que ir descalzos les haya supuesto una ventaja (como reconocen los propios jugadores) o al menos no una desventaja. Ni por un momento se cuestionan el uso del calzado y dan por hecho su beneficio al 100×100. Sin embargo, como se puede ver en los vídeos, hasta el entrenador dice en rueda de prensa que el calzado les molesta y les lesiona.

Hasta ahora, los corredores que corremos descalzos y con calzado minimalista (yo al menos), dábamos por hecho que para hacer un deporte como el baloncesto, con tantos cambios de ritmo, frenazos, cambios de dirección, saltos, etc., el calzado específico era muy necesario. Así nos lo han hecho creer tanto los profesionales del la salud como los profesionales del calzado deportivo.

Una vez más se comprueba que el pie humano es, verdaderamente, una obra maestra de la ingeniería y que, al menos en el mundo occidental y desarrollado lo tenemos totalmente minusvalorado, centrando toda la atención en el «calzado adecuado».

El Proceso (Méjico): Reciben cómo héroes a niños Triquis campeones de basketbo l
El Correo (España): Niños indígenas que juegan descalzos al baloncesto hacen historia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *