Esta es la pregunta que se hace un podólogo deportivo en un artículo publicado en foroatletismo . De entrada yo le contesto con otra pregunta, ¿es sano correr con zapatillas de running tradicionales?
En el último año y medio más o menos, he tenido ocasión de leer infinidad de artículos de podólogos, fisioterapeutas, analistas de zapatillas y corredores hablando de los peligros tan tremendos que puede ocasionar el correr sin amortiguación, sin soportes artificiales o descalzo. En algunos casos he comentado o he hablado de ellos y en otros no. En esta ocasión voy a hacer un comentario extenso, párrafo a párrafo, porque dada la repercusión del medio donde está escrito lo veo necesario.
El post del podólogo experto en lesiones de corredores, empieza así:
«A la hora de hacer un estudio este tema es complicado desde el punto de vista sanitario, ya que hay muchas variables, tanto a favor como en contra. Además es un tema comparable al futbol, ya que el integrismo existente entre partidarios y detractores no admite una visión más realista, equilibrada y comedida de lo que supone a un individuo iniciar esta delicada experiencia.»
Supongo que mi visión no es realista, ni equilibrada, ni comedida, ya que al fin y al cabo soy un integrista y radical corredor con más de 3o00 km en algo menos de 2 años corriendo descalzo y con calzado minimalista absorbido por una moda pasajera. Un corredor que además de su propia experiencia, primero con calzado amortiguado y ahora sin el, se comunica diariamente con decenas de corredores descalzos. Así que probablemente sea más realista y equilibrada la visión de un podólogo deportivo ya que a diario prescribe prótesis y plantillas para corredores con pies sanos que llegan a su clínica con alguna lesión o molestia ocasionada por correr, e incluso para aquellos corredores que sin lesión o dolor alguno se las fabrican por prevención tras el pertinente estudio de su pisada, como hicieron conmigo hace algunos años: «aunque ahora no te duela nada, tarde o temprano te van a doler las rodillas sí o sí». Jamás olvidaré esas palabras ni el miedo que me entró al oirlas, por lo que obviamente me gasté 240€ en unas absurdas taloneras para incluir en mis Nike súper amortiguadas de 180€ para corregir mi supuesta hiperpronación.
« Pero, ¿es o no es aconsejable correr descalzo? Pues la respuesta es contundente: “depende”. Si nos vamos al África profunda, a algunas regiones más aisladas de Centroamérica o de Asia, podemos encontrar multitud de personas andando, corriendo y haciendo vida normal descalzos y no les pasa nada. Claro está, estas gentes en general son de estratos sociales desgraciadamente muy deprimidos y las criaturas subsisten con un dólar diario (o incluso menos) por lo que el calzado es la menor de sus preocupaciones».
Yo te digo, rotundamente sí. Es sano, es saludable y es muy, muy recomendable andar, correr y en general pasar tiempo descalzos. Esto es algo que cualquier niño lo sabe por instinto, pero que además lo recomiendan los podiatras tal y como se recoge en este estudio titulado Niños descalzos, niños más inteligentes . Por ese motivo, las poblaciones de las regiones que citas ( y que pasan tiempo descalzos) no tienen los problemas en los pies que tenemos en occidente. Los callos, juanetes, dedos en martillo, pie de atleta, etc., están provocados directamente por el calzado, ya sea por un mal diseño, un mal ajuste o simplemente por el hecho de llevarlos (como el pie de atleta). Así que para estas poblaciones de estratos sociales muy deprimidos y que subsisten con un dólar diario como dices, el calzado será la menor de sus preocupaciones, pero ir al podólogo también.
Por otro lado, este «secreto de salud» para los pies es también conocido por occidentales y pobladores de regiones muy desarrolladas, como Europa, Australia, Nueva Zelanda, Países Nórdicos, etc. No hace falta irse a lugares pobres y aislados. En estos países es habitual ver a gente adulta descalza en lugares públicos, centros de trabajo, escuelas e incluso andando por la calle desde hace muchos años, desde siempre. Como anécdota, esto sale muy bien reflejado en varias escenas de una película española dirigida y protagonizada por Carlos Iglesias, titulada Un franco 14 pesetas. La película trata sobre españoles que emigran a Suiza en los años 60. En una de esas escenas, nada más llegar a Suiza, dos de ellos se cruzan con unos muchachos que van andando descalzos empujando sus bicicletas y los españoles se quedan perplejos y no entienden por qué van descalzos voluntariamente dos suizos que no son precisamente pobres. También les pasa lo mismo cuando ven a una familia entera haciendo nudismo en un lago. Simplemente no lo entienden, no les entra en la cabeza. Han pasado 50 años y todo sigue más o menos igual en la mente de muchos españoles, lo que no entienden lo rechazan.
Escena de la peli, minuto 0,53 en adelante.
El post continúa así:
« Si nos vamos a los orígenes de la humanidad, es evidente que caminar sobre piedras cortantes, hielo o nieve no era agradable, por lo que los primeros zapatos eran pieles a modo de protección. Posteriormente, las civilizaciones vieron en el calzado un aliado a la hora de mejorar su calidad de vida: un trozo de piel dura y unas cuerdas eran suficientes para evitar heridas y subsiguientes infecciones en una época donde tener una herida era algo serio para la integridad del individuo. Gracias al calzado, entre otros elementos, colonizamos lugares tan dispares como montañas, el Polo Norte, playas, áreas volcánicas, etc. Fue el gran aliado junto a la ropa, por supuesto, y los pequeños avances en medicina natural para la expansión y longevidad del hombre.»
El género homo (habilis, sapiens y erectus), de donde venimos todos, surgió hace 2,5 millones de años . El primer calzado (unas sandalias) del que se tiene constancia es del año 8.000 a.C., aunque los arqueólogos creen (por los cambios sufridos en los huesos de los dedos) que se usaba calzado mucho antes, entre 40.ooo y 26.000 años a.C. Por lo tanto, si el calzado hubiese sido determinante para la supervivencia de la especie, ninguno estaríamos aquí ahora. Indudablemente el calzado les fue muy útil en determinadas circunstancias, terrenos y climatologías, tal y cómo sigue siendo hoy en día, algo que nadie discute o pone en duda por el hecho de descalzarse alguna vez.
«El pie está diseñado para correr descalzo; su articulación subastragalina absorbe los impactos como el amortiguador en el coche, el sistema de articulaciones y ligamentos dispersan y dirigen la carga durante la marcha. Nos encontramos probablemente ante la mayor máquina de ingeniería que se ha diseñado, pero hasta este logro tiene sus límites, tanto generales como individuales. El pie está diseñado para estar descalzo pero sus tejidos no están preparados para materiales tales como el asfalto, cristales, montañas de pizarra. Si el asfalto digiere literalmente el caucho de los neumáticos, ¿qué no puede hacer con una sencilla y practica dermis?»
Este párrafo es genial. Reconoces que el pie es una obra maestra, que es perfecto para correr y que por sí sólo es capaz de absorber los impactos y de repartir las cargas equilibradamente, pero que los tejidos no están diseñados para diversos materiales. Reconocer esto es reconocer que para correr sólo necesitaríamos algo para proteger nuestra piel, como una sandalia o un trozo de cuero. Si esto es así, ¿por qué recomendáis usar zapatillas con varios centímetros de goma y geles de absorción, con el talón más elevado, con control de la pronación, con sujeción del arco, con estabilizadores del tobillo, con la puntera estrecha y tan poco flexibles? ¿Todo eso para, simplemente, proteger la dermis? La dermis se engrosa y se endurece con el uso. Si coges una hazada y te vas a arar al campo, en media hora tendrás la pìel de las manos destrozadas. Sin embargo, un agricultor se pasa días de sol a sol haciéndolo y la piel de las manos ni se inmuta. Pues con la piel de las plantas de los pies pasa exactamente lo mismo. Tu comparación con un neumático puede parecer muy visual, pero demuestra que hablas por lo que supones más que por lo que conoces. Si conduces un coche con acelerones, frenazos, cambios bruscos de dirección, etc., los neumáticos se degradarán rápido. Pero si la conducción es suave, delicada, precisa y cuidadosa, durarán mucho más tiempo. Al correr pasa igual. Si aprendes a correr suave, fluido, con mimo y con buena técnica, no sufrirás abrasión ninguna en el asfalto y la piel se irá engrosando y fortaleciendo. Con los cristales es mucho más fácil, basta con mirar al suelo y no pisarlos o más fácil aún, correr en sitios (como por ejemplo una pista de atletismo) donde no los haya.
«Cuando la gente me dice “Abebe Bikila corría descalzo”, yo les contesto que tenía un pie casi ideal y presentaba una capa de un dedo de piel, grasa y tejido fibroso como consecuencia de la ausencia de un calzado durante 20 años de su vida. Su organismo se adaptó en una superficie natural de caminos de tierra y piedra desde que era un bebé. Bikila se calzó por primera vez unos zapatos en el ejército con casi 20 años de edad y esto es extrapolable a centenares de millones de criaturas, la adaptación.»
Aquí estamos de acuerdo, Bikila fue un ser excepcional, pero no por correr descalzo. Para el, al igual que para millones de personas, correr descalzo es algo totalmente normal y natural. No creo que tuviera unos pies diferentes al resto. Además de Bikila existen otros corredores mundialmente conocidos por correr descalzos, como la campeona británica de origen sudáfricano de los años 80, Zola Budd. En los siguientes vídeos puedes verla descalza estableciendo el récord mundial de los 2.000 metros y en la famosa final de los 3.000 metros en los JJ.OO. de Los Angeles 1884. Para correr descalzo y rápido hay que adaptarse si has estado toda la vida calzado, pero no hacen falta años como tu dices.
«Si ahora cogemos a un grupo de individuos jóvenes de entre 15 y 35 años, gente que ha estado calzada desde su nacimiento hasta el momento que deciden correr descalzos, nos saltamos esa adaptación. El cuerpo tiende a economizar, esto es, si le administras vitaminas continuamente se vuelve “vago” y no las sintetiza o no las asimila como debería; si lo calzas, entonces no hay necesidad de tejido graso en el adulto, de tejido fibroso y no hay necesidad de piel hiperqueratósica, por lo que el pie está desprotegido ante las agresiones externas. Aún así, esto le pasa a la mayor parte de los individuos, no a todos.»
Aquí si estamos de acuerdo. Si has estado calzado toda tu vida tus pies están debiles y atrofiados por el poco uso. Pero no sólo la piel, los músculos, los huesos, los tendones y los ligamentos también. Por eso precisamente es tan importante empezar a usar los pies descalzos, para ir despertando todas esas estructuras que tenemos y que está olvidadas, sin uso. De esta manera, al implicar ahora mucha más cantidad de músculos y tendones las cargas son repartidas entre muchas más partes y todas sufren menos, disminuyendo la probabilidad de lesión. Obviamente hay que hacerlo muy progresivamente y muy poco a poco, como si hubieras tenido un brazo escayolado durante un largo período de tiempo y ahora quisieras ir fortaleciéndolo. Y esto es necesario para todo el que haya estado calzado, sin excepción.
«Es esa falta de adaptación la que provoca en los individuos que acuden a mi consulta dolencias tales como talalgias, quemaduras, objetos clavados, infecciones, fascitis plantar, necrosis avascular de zonas metatarsales tales como sesamoideos y segunda cabeza metatarsal, y a eso hay que añadirle un largo etcétera. El pie descalzo en el siglo XXI tiene que hacer frente a elementos que hasta no hace muchos años eran inexistentes, como por ejemplo el abrasivo alquitrán de las carreteras. No se diseñó para hacer frente a esas variables propias de la industrialización.»
Se nota que jamás has sentido el asfalto de una carretera buena bajo tus pies desnudos. Un buen asfalto transmite una sensación de comodidad y suavidad tremendas. Hay determinados asfaltos en los que te notas como si fueras corriendo por una moqueta. Sin lugar a dudas, prefiero 1000 veces antes «el abrasivo alquitrán de las carreteras» que un antiguo camino romano. Si de un día para otro te descalzas y pretendes correr la misma distancia y con la misma técnica que cuando lo hacías con zapatillas, te vas a destrozar, y no sólo la piel. Probablemente la piel sea el menor de los problemas y además quizá sea lo que te salve de hacerte daños mayores, ya que los daños en la piel te obligarán a detenerte antes de romperte algo serio. Hay que ser muy bestia, muy ignorante o ambas cosas para hacer semejante cosa. Quizá eso es lo que les ha pasado a los pacientes que dices que van a tu consulta con infecciones, necrosis, objetos clavados, y un largo etcétera. ¿De verdad te ha llegado gente con objetos clavados? ¿Qué clase de objetos? ¿No serían jeringuillas,no? ¿Por donde correr tus pacientes?
« Le pregunté a un paciente mío que corría descalzo que por qué lo hacía, y la respuesta fue inquietante. Se lo pregunté a más y todos dijeron lo mismo: “por culpa de las lesiones”. Muchos de ellos, después de lesiones tan sencillas de tratar como lesiones de gemelo y soleo, fascitis o problemas en bíceps femoral, aburridos de gastarse el dinero en médicos y fisioterapeutas, acabaron probando esta opción. Llamativo, ¿verdad? Desde un punto de vista puramente sanitario, estos pacientes corren descalzos para “evitar el dolor”, y mientras tanto se arriesgan (repito, no en todos los casos pero si en un número lo suficientemente significativo como para valorarlo) a otras lesiones de dispares naturalezas. Y claro, algo así te hace pensar. Si alguien que jamás ha corrido descalzo, que no sabe cómo es el tacto del asfalto, de piedras, el tacto del frio o del calor, si alguien que es pronador serio se arriesga a no tener una mínima contención de la pronación y evitar así un valgo de rodilla y la consiguiente lesión de ligamento y meniscos; si alguien así, o con un pie cavo, con predisposición a fascitis, dolor gemelar, lipodistrofia… si alguien así se arriesga, es porque tiene que estar realmente desesperado.»
Bajo mi punto de vista, en vez de meter miedo a la gente que por curiosidad o incluso desesperación está buscando soluciones, sensaciones nuevas o mejoras en su técnica corriendo descalzo, deberías decirle esto: que busque una zona limpia y segura y que trote unos pocos metros cada día, o que ande. Que escuche a sus pies y a sus piernas, que se observe y que vaya aumentando el tiempo descalzo muy poco a poco. Que pare a la mínima señal, que adapte la técnica, que haga ejercicios para fortalecer sóleos, dedos y planta del pie. Que se fije en la postura, en la pisada y en la respiración. Que si hace esto, podrá correr descalzo con seguridad, fortalecer sus pies, sus piernas y mejorar su técnica. Y que cuando le apetezca, haga frío o vaya a ir por terreno agresivo, se podrá calzar una mínima zapatilla plana y ligera que le protegerá la piel permitiéndole mover libremente el pie. Que si hace esto, muy probablemente, podrá correr sin molestia alguna. Aunque claro, siempre está la opción de meterle miedo, de analizarle la pisada, ponerle unas plantillas y recomendarle que cambie las zapatillas porque el gel de absorción que llevan ya tiene muchos kilómetros y no absorbe lo suficiente. Eso es una solución mucho más segura y mucho más efectiva, ¿no?
En los años 60-70 surgió una tendencia a correr de una manera distinta a como se hacía hastas entonces, para la cual se necesitaba un tipo de zapatilla especial, muy diferente. Esta nueva técnica consistía en alargar la zancada pisando alejado de ti, no debajo de ti, lo que hacía que el impacto inicial se realizara primero con el talón y con la rodilla en extensión. Como correr dándote golpes contra el hueso del talón era tan doloroso como golpearte con un martillo, se empezaron a usar zapatillas con un fuerte acolchado en forma de goma y aire en el talón. Esta novedad causó furor y coincidió con épocas de fuerte auge del correr popular en USA (como pasa aquí ahora) y rápidamente se extendió por todo el mundo. Todos los fabricantes del momento se dedicaron a desarrollar una zapatilla que te permitiera sentir cómodo y blandito aunque te estuviera golpeando a cada zancada tus talones un martillo con una fuerza de 4 veces tu peso mientras mantienes la rodilla estirada. A partir de ese momento, la amortiguación (lógicamente), el soporte y el control de la pronación y supinación pasaron a ser los principales elementos a tener en cuenta a la hora de desarrollar zapatillas.
Paralelamente, la podología deportiva se ha centrado en estudiar, prevenir, diagnosticar y tratar lesiones producidas por esta manera de correr, a lo martillo, y así se os ha enseñado en la universidad. Se ha avanzado mucho y realmente sois muy buenos tratando lesiones causadas por el martilleo y hay zapatillas perfectas para camuflarlo, pero seguimos teniendo problemas. No hacen falta estudios, sólo hay que mirar a los corredores de nuestro entorno para verlo. Yo no digo que haya mala fé, ni mucho menos, simplemente se parte de una manera errónea de correr.
El calzado deportivo con control del movimiento no ha logrado disminuir las tasas de lesiones, sobre todo de rodilla, y eso es algo que acepta toda la comunidad científica. Al menos el 50% de los corredores se siguen lesionando cada año. Existen estudios recientes que demuestran que prescribir calzado con control del movimiento no reduce las tasas de lesiones entre los corredores (Richards C.E., Magin P.J., Callister R.: Is your prescription of distance running shoes evidence- based? Br. J. Sports Med. 2009; 43:159Y62.)
Siendo esto así, ¿por qué os resulta a algunos podólogos tan temeroso e imprudente que un adulto reflexione, piense en esto, dude y quiera probar a correr sin nada de eso en los pies? Lo podría llegar a entender si las lesiones hubieran prácticamente desaparecido mediante el uso de este tipo de calzado y de plantillas. Podría entender que a alguien le costara entender que algunos prefieren ir descalzos, ¿pero con unos resultados tan desastrosos? Al menos, déjalos probar con precaución y que ellos elijan después.
«Y luego tenemos otro grupo de gente a los que yo les llamo “los nudistas del asfalto”, con todo el respeto y cariño del mundo, por supuesto. Hay gente que le gusta esa opción, escucharon hablar de ella y tiene sentido “el pie se diseñó para correr descalzo”, y lo aplican tal cual. Y un grupo de ellos tiene un pie ideal, un pie con pronación fisiológica, con grasa generosa, corren y se sienten bien, y es totalmente razonable y respetable. Pero claro, la adaptación, no es de un año, ni de dos, ni siquiera de tres. Es de un lustro en nosotros, europeos acomodados que llevamos siglos con calzado, que el pie ha evolucionado, los dedos se han acortado, la grasa se ha reducido y la musculatura intrínseca del pie se ha debilitado; hemos evolucionado.»
De nuevo, el sí pero no. Entiendes que nos guste ir «desnudos» en el asfalto, que es razonable y respetable, y que escuchamos decir que el pie se diseñó para correr descalzo y lo aplicamos tal cual. Esto no es una cuestión de fé, de haber escuchado algo y seguirlo al pie de la letra, como pasa en los santuarios con las apariciones marianas. Esto es cuestión de sentido común y de experiencia personal propia de cada uno. Es cuestión de comprobar algo lógico por uno mismo. No tenemos un pie ideal, tenemos un pie normal. En mi caso el mismo pie normal que en 2008 fue catalogado como hiperpronador por un colega tuyo y que recibió una prescripción en forma de taloneras rígidas que casi me destrozan los talones. La adaptación es necesaria, imprescindible, pero no es de un lustro, ni siquiera de una año. Entre los lectores de este blog hay infinidad de ejemplos, puedes preguntar. Un músculo debilitado no tarda años en fortalecerse. Si tenemos la musculatura intrínseca del pie débil pero sana, como sanitario, deberías saber que es mejor recomendar fortalecerla que recomendar protegerla más y que siga debilitándose, aunque quizás ahí está el quiz de la cuestión.
Te hago una pregunta, ¿qué es preferible, hacer que una persona dependa toda su vida de elementos de flotación cada vez más modernos y avanzados para poder nadar o enseñarlo a nadar para que pueda hacerlo libremente, sin nada? La respuesta es obvia, aunque un fabricante de flotadores quizá piense otra cosa.
«Entonces, ¿es bueno correr descalzo? Es natural, es biológico, es correctamente plausible, pero incorrectamente práctico extrapolable, no a unos pocos, sino a una inmensa mayoría sin la correcta adaptación. No consiste en meter miedo a la población, consiste en educar y dar todas las posibilidades para ser consciente de la realidad, la parte buena y la mala de esta técnica. Hay pacientes míos a los que no les va mal y vienen a mi clínica por otros motivos, aunque también es cierto que sus marcas son para pasar el rato y disfrutar de la carrera. Desafortunadamente, en la mayor parte de los casos, no termina bien y ves cosas serias, muy serias. Pero, repito, a muchos les va bien, se sienten libres y algunas lesiones desaparecen por fin, están contentos y eso hay que valorarlo también, faltaría más.»
Menos mal que no quieres meter miedo y sólo quieres informar. Si llegas a querer meter miedo no se lo que dirías: es natural, es biológico, es plausible, pero…en la mayor parte de los casos no termina bien, ves cosas muy serias (infecciones, necrosis, objetos calvados, etc.). Menos más que es natural, porque si nó… En fin, si eso no es meter miedo, no sé qué puede serlo. Este párrafo es el típico del que quiere quedar bien con todo el mundo, pero al que todo el mundo le ve el plumero. Y Lo de las marcas ya es de nota. ¿Para qué crees que corre el 99% de la gente? ¿Para ir a una olimpiada? Por favor, usa argumentos con algo más de seriedad. La gente correrá por muchas cosas, pero principalmente lo que quiere es sentirse bien y no lesionarse. NO LESIONARSE. Otra vez, quizá, el quiz de la cuestión.
«He leído mucho a favor de correr descalzo últimamente y en todo lo que se dice es verdad, pero una verdad a medias, y eso podría entenderse como mentira según cómo lo mires. Por lo que cuando uno habla de ciertas modas y tendencias, porque es una moda en auge (en Europa y Norteamérica) que no lleva más de 5 ó 10 años, tenemos que tener en cuenta que este tiempo no es nada si lo comparamos al tiempo que llevamos usando calzado en Europa. Así que cuando uno habla de esta nueva tendencia, lo más normal sería decir también las contraindicaciones, porque en la vida no todo es negro o blanco. Es en el término medio, en la correcta adaptación y en la información bien documentada, donde encontraremos el equilibro. Informaos si en vuestro caso es aconsejable experimentar esta actividad. Si tenéis las armas adecuadas, adelante, si no, sed consecuentes. Quizá al principio todo vaya bien pero, con los años, probablemente desarrolléis dolencias que de forma contraria no las tendríais. Disfrutad de los placeres de la vida con inteligencia, cuidado y sentido común y nunca con excesos ni extremos. Y nunca olvidéis que “hasta la mente más brillante está desprotegida del poder de las modas”.
Serás un experto en lesiones, pero vuelves a demostrar un profundo desconocimiento sobre el correr descalzos cuando afirmas esto. La gente lleva corriendo descalza desde siempre, nunca lo ha dejado. Ahora es cuando tu has tenido conocimiento de ello, lo cual no significa que antes no se hiciera. Lo que se impuso como moda hace 40 años y dura hasta ahora, aunque cada vez irá a menos, es usar ese tipo de calzado que prescribes y correr impactando con el talón alargando la zancada, estirando la pierna y sobrecargando las rodillas. Una moda que se llama jogging.
Para terminar no puedo evitar darte una recomendación sobre el uso que haces como profesional de las redes sociales. Las redes sociales no son como los anuncios en TV o en radio, donde dices lo que quieres para promocionarte y punto. La gente lo ve o lo lee y no tiene posibilidad de interacción. Lo útil, novedoso e interesante de las redes sociales como canal de promoción para un profesional y su equipo es el contacto directo con la gente, con sus potenciales clientes-pacientes. En este contacto e interacción con ellos puede haber gente que te pregunte cosas y puede haber gente que no esté de acuerdo con alguna cosa que digas o simplemente que exprese una opinión distinta a la tuya. Lo último que hay que hacer en estas circunstancias es borrar comentarios que no te apetezca leer o bloquear a algún usuario, siempre claro está que las opiniones se expresen con educación y sin faltar el respeto, por supuesto. Esto, además de ser de muy mala educación da muy mala imagen a una empresa. Siempre es mucho mejor argumentar contra esa persona o si no tienes argumentos válidos, simplemente decir que respetas su opinión aunque no la compartas. Actuar de esta última manera ofrece mucha mejor imagen, más seriedad y mucha, mucha más profesionalidad y respeto.
Un saludo.