Cada vez hay más gente que entiende y acepta los motivos para correr con zapatillas minimalistas, pero pocos son los que se atreven a correr descalzos. Realmente no ven la necesidad de tener que correr descalzos.
Conforme la tendencia minimalista va extendiéndose, el descalcismo va siendo cada vez más minoritario. Las grandes marcas han tomado los conceptos minimalistas y correr natural y los han hecho suyos, sacando al mercado infinidad de modelos más ligeros de lo habitual hasta ahora y con algo menos de amortiguación, repitiendo hasta la saciedad como si fuera un mantra, que son zapatillas para correr de manera más natural, como si fuéramos descalzos pero con la protección y comodidad de unas zapatillas último modelo.
Todos los que corremos algunas veces descalzos sabemos que no es lo mismo correr descalzo que con cualquier zapatilla, por muy minimalista que sea. Por eso siempre recomendamos a la gente que nos pregunta cómo hacer la transición o cómo “pasarse” al barefoot que la mejor manera es correr descalzo. Yendo descalzo la postura, la pisada, la cadencia, etc., salen solas. Sólo hay que dejarse llevar un poco por nuestro instinto y dejar al cuerpo que busque su postura. Una vez que te has familiarizado o aprendido la técnica, ya puedes usar zapatillas minimalistas, siempre lo más minimalistas posibles, e ir alternando con salidas descalzo.
A pesar de repetir esto una y otra vez, poca gente hace caso y se atreve a correr descalza, por mucho que lean o escuchen hablar de las sensaciones tan espectaculares que se experimentan, como la sensación de libertad, de ligereza, de conexión con la tierra, de fluidez, de energía, de bienestar (físico y mental), de relajación, etc. Estamos en una sociedad en la que eso de ir descalzo de manera voluntaria no es aceptado . Necesitamos llevar calzado hasta para estar en interiores o en casa. Es algo cultural, qué le vamos a hacer.
Con el auge del mercado minimalista mucha gente me cuestiona la necesidad de correr descalzo, aunque sea sólo una o dos veces a la semana. Otros me dicen que ellos con minimalistas sí, que le ven lógica, pero que descalzos no. Pues bien, a todos aquellos que corréis con zapatillas minimalistas pero que jamás habéis corrido descalzos y a los que lo de las sensaciones que se experimentan descalzo no son suficientes para querer probar, quizás un estudio que acaba de publicarse os anime a hacerlo. Y si no os anima, al menos os hará entender un poco mejor el por qué algunos hacemos tanto hincapié en lo de correr descalzos, sobre todo a la hora de hacer la transición desde zapatillas amortiguadas a zapatillas minimalistas.
Desde este blog hemos defendido desde un pricipio lo de correr descalzos básicamente por sentido común y por nuestra propia experiencia, sin necesitar que hubiese estudios científicos (aunque los hubiera) que lo avalaran. Consideramos que no hay mayor ni mejor estudio científico que la propia evolución del ser humano como corredor descalzo durante más de 2 millones de años. Creemos firmemente que el espectacular número de lesiones que se producen los corredores cada año no se producen por el acto natural de correr, si no por el acto de correr de una manera no natural o incorrecta, influenciada muchas veces por el uso de un calzado inadecuado. A pesar de esto, no somos contrarios ni mucho menos a que la ciencia estudie, analice y nos diga las diferencias, los beneficios y los riesgos que hay por el hecho de correr descalzos, con zapatillas minimalistas o con zapatillas amortiguadas.
Sobre esto es sobre lo que trata el último estudio que hemos conocido relacionado con el barefoot running, titulado: ¨Correr con zapatillas minimalistas y voladoras no es lo mismo que correr descalzo: un estudio biomécanico.”
En dicho estudio, publicado el 11 de enero de 2013 en la edición web del British Journal of Sports Medicine y del que podéis consultar un extracto con el objetivo, metodología, resultados, y conclusiones aquí (en inglés) y aquí traducido por Nano Pies Negros , trataron de determinar los cambios que se producían en la mecánica de carrera de unos corredores yendo descalzos, con zapatillas minimalistas, con zapatillas voladoras y con sus zapatillas convencionales (amortiguadas) de entrenamiento.
Para ello cogieron a 22 corredores no principiantes (capaces de correr 10 km en 33 minutos) y les dieron a cada uno unas zapatillas minimalistas y unas zapatillas voladoras o de competición para que las probaran unos días. Además de esto, también corrieron descalzos y con sus zapatillas habituales de entrenamiento, de manera que el día de recogida de datos estuvieran familiarizados con las 4 maneras de correr (descalzos, con minimalistas, con voladoras y con las suyas habituales para entrenar).
Una vez llegado el día, los pusieron a hacer series corriendo descalzos y con las distintas zapatillas y les midieron la cadencia, longitud de zancada, fuerzas de reacción del suelo, fuerzas cinéticas, manera de trabajar de las articulaciones (rodilla y tobillo), etc., para cada una de las 4 condiciones anteriores.
El resultado fue el siguiente:
“Hubo diferencias significativas para las cinéticas y variables cinéticas en la rodilla y el tobillo entre calzado y descalzo, pero sin diferencia entre los diferentes calzados. Correr descalzo demostró menor flexión de rodilla durante la fase de apoyo, una disminución del 11% en el pico de extensión interna de la rodilla y momento de abducción, y una disminución del 24% en el trabajo negativo realizado en la rodilla en comparación con los resultados calzados. El tobillo demostró una menor dorsiflexión en el contacto inicial, un incremento del 14% en el pico de potencia generada y un incremento del 19% en trabajo positivo realizado al correr descalzo frente a correr calzado”
Otras diferencias encontradas al correr descalzos respecto a calzados fueron:
-Zancada más corta que en todas las situaciones calzados.
-Mayor cadencia que en todas las situaciones calzados (187,7 ppm descalzos de media frente a 183,9 con las minimalistas y las voladoras y 181,3 con las de entrenamiento).
-Menor dorsiflexión del tobillo al impactar, es decir, se apoya el pie más plano.
Y la conclusión:
“Correr descalzo fue diferente de todos los supuestos calzados. Correr descalzo cambia la cantidad de trabajo realizado en las articulaciones de rodilla y tobillo y esto podría tener implicaciones terapeúticas y de rendimiento para corredores.”
Esto es lo que nos dice el resumen del artículo. El resultado es claro y no nos sorprende lo más mínimo a todos los que corremos descalzos, pues es algo que se experimenta claramente cuando corres descalzo. Correr descalzo es distinto a correr con cualquier tipo de calzado. Los apoyos, la cadencia, la longitud de zancada, las fuerzas que soportan la rodilla y tobillo, los músculos que trabajan, etc. Todo es distinto. Lo que si sorprende a priori en este estudio es que prácticamente no se encontraran diferencias entre correr con zapatillas minimalistas, voladoras y zapatillas convencionales de entrenamiento, salvo una pequeña diferencia en la cadencia empleada (183,9 ppm de media con minimalistas y voladoras y 181,3 de media con las de entrenamiento personalizadas). Lo que ocurre es que en este resumen faltan algunas cosas que gracias a este post de Pete Larson en su blog, podemos conocer, ya que para acceder al estudio completo hay que estar suscrito a la revista.
Lo que no dice el resumen es que las zapatillas minimalistas asignadas a los corredores son las Nike Free 3.0 y las voladoras las Nike Lunaracer 2, lo que explica bastante que haya tan pocas diferencias en los resultados entre ir con un tipo de zapatillas u otras, según admiten los propios autores del estudio, ya que las Nike Free tienen algo amortiguación y un poco elevado el talón. Existen estudios con zapatillas mucho más minimalistas (tipo Vibram Five Fingers) y aunque siguen existiendo diferencias con respecto a ir descalzo, son mucho menores que las aquí reflejadas.
Otra limitación que admiten los autores es que los corredores elegidos (que hicieron las pruebas corriendo a 3,44 minutos/km), eran corredores muy experimentados y con una mecánica de carrera muy consolidada y poco influenciable por el tipo de calzado. Es decir, dicen que en la mayoría de corredores populares, con una mecánica de carrera mucho menos consolidada, las diferencias según el tipo de calzado serían mucho más apreciables, como así demuestran otros estudios.
Resumiendo :
Queda claro desde un punto de vista científico y biomecánico que la manera de correr yendo descalzo es muy distinta a yendo calzado (sobre todo si el calzado es calzado amortiguado y con talón elevado pero también si es calzado supuestamente minimalista) e incluso si son corredores experimentados y con una mecánica de carrera muy asentada y poco influenciable por los distintos tipos de zapatillas. Queda claro que ningún calzado, ni siquiera el más minimalista, es capaz de hacer que nos comportemos corriendo igual que si fuésemos descalzos. Queda claro que las zapatillas voladoras o de competición NO son zapatillas minimalistas. Queda claro que llevar años corriendo con zapatillas amortiguadas y cambiar a correr con zapatillas pseudominimalistas no tiene nada que ver con el barefoot running o el correr natural, por mucho que Nike y otras marcas se empeñen en decir que sí.
Por todo esto nos mantenemos firmes en todo lo que venimos defendiendo desde un principio: si realmente quieres aprender a correr de manera natural y sentir todos los beneficios del barefoot running, tienes que correr descalzo . Y una vez que aprendas a correr descalzo, podrás apreciar y usar calzado minimalista de verdad, sin amortiguación, plano y y lo más fino posible. Calzado que haga que correr con el se asemeje lo más posible a la manera de correr como cuando vas descalzo.
Sobre Santi Ruiz
Corredor de maratón sub 3 descalzo y triatleta Ironman.
Re-aprendiendo a correr.