Jarapalos 2011: on the way to…

Con el tiempo he aprendido que en las carreras no es tan importante “terminar” como “terminarlas bien”. Como dice Murakami cuando habla de running, mientras que el dolor es inevitable, el sufrimiento es una opción y, como tal, elegible por el corredor.

Yo, como casi todo el mundo, prefiero no pillarme un dedo con el cajón al cerrarlo: prefiero no sufrir.

Por eso mi primera experiencia en carreras de montaña, en Benaoján , fue un pelín traumática. Sin experiencia previa, el estado final en el que acabaron mis piernas y, con la inscripción de Jarapalos ya hecha, me hizo analizar la ejecución de aquélla y llevarme a plantear ésta de otra forma y es que quería acabar, claro, pero quería acabar bien.

La marca no era importante en este caso, aunque con el referente previo de la Cueva del Gato, el tiempo objetivo lo situé en torno a las 6:30 horas. Me parecía incluso ambicioso, como deben ser los objetivos.

La ejecución desastrosa de Benaoján se basó en el ansia de querer correr toda la carrera, independientemente de su trazado: corrí hacía arriba, corrí hacia abajo, corrí en llano, corrí en senderos, sobre piedras y sobre todos los carriles; mientras que veía a gente andar a buen ritmo que eran sobrepasados por mi ignorante arrogancia. Todos, o casi todos, me pasaron en los últimos cinco kilómetros.

Lesson 1 aprendida: no hay que intentar correr todo el tiempo en carreras de montaña.

Mis destrozados cuádriceps casi colapsaron en Benaoján, así que decidí que había que entrenar de manera distinta para esta vez, cosa que hice. En lugar de largas tiradas, decidí repetir cargas medias y meter un par de pruebas exigentes tratadas como entrenamientos. En 9 días, de sábado a domingo, hice unos 90 kilómetros repartidos en dos salidas de media maratón, una prueba de ascenso exigente a la que añadí por mi cuenta unos cuantos kilómetros para completar otra media maratón, series de kilómetro al día siguiente, natación más running el jueves para probar las Cascadia que usaría en Jarapalos y, por fin, la media maratón de Granada el domingo estrenando también calzado , todo trufado de unos cuantos kilómetros de fondo en piscina. Esa carga continuada en la semana previa a la prueba me dio una terrible confianza en mis piernas que, aun así, se quejaron dolorosamente a dos kilómetros de la llegada.

De esta forma, la carrera la planteé de forma muy conservadora, muy conservadora, lo que no me evitó las penitencias del ascenso a “La bola”, en el kilómetro 23 y el bucle anterior al kilómetro 30, también de extrema dureza ascendente tras una bajada técnica que, como las anteriores, no supe hacer en condiciones.

Alcancé el pantagruélico avituallamiento del kilómetro 30 en 4:30 horas, lo que me ponía el final de la carrera muy cerca de las 5:30 horas para mi sorpresa pero, sobre todo, con una magnífica sensación de que podría correr, sí correr , los últimos doce kilómetros: me acercaba al cumplimiento íntegro del objetivo.
Me lancé cuesta abajo a este último tramo por carriles muy anchos aunque algo incómodos, con mucha piedra suelta y adelantando a varios corredores con mi minimalista técnica del paso corto y cadencia máxima, fuese subiendo o bajando. Muy efectiva, aunque tengo hoy los metatarsos bastante doloridos.

Conforme me acercaba al final de la carrera y veía que podía seguir corriendo, me alegraba más de haber hecho el planteamiento de esta manera y en los últimos 500 metros, con un menos seis horas asegurado, el sentimiento era de euforia: cosas de la droga endórfica.

La Lesson 2 es: aprende a bajar y sigue mejorando la fuerza en la piernas, te harán falta para la siguiente carrera.

En el plano social, fue una alegría volver a encontrarme con Andrés y Kay Puentes que, pasando un duro momento, decidieron hacer también esta carrera. Allí estaban, además, unos CualQuieras , gente de Granada principalmente a la que he conocido en Facebook y con la que cada vez me encuentro más a gusto dentro y fuera de la red.

Todo esto es parte de un objetivo más ambicioso de acercamiento al ultra-running, porque tanto Benaoján como Jarapalos lo que querían ser eran entrenamientos para los 101 km de Ronda y todo junto para la desértica de Los Monegros allá por julio de 2012. Así que no hemos hecho más que empezar.

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