Una vez realizados los 21 km de la Emotion Extreme de Jaén, mi mari y yo tachamos la primera de las carreras de nuestro calendario hasta Enero. Reto conseguido, sin percances, sin lesiones y disfrutando. Por delante nos quedan las medias de Motril y Granada, la maratón de Málaga (esto me da mucho miedo hasta escribirlo) y el trail escalate de Motril. Ojalá todas se desenvuelvan igual… …qué ganas!!!
A esta carrera no sé ni desde cuando llevamos inscritas. La noche de antes no encontrábamos ni el justificante de la inscripción, ni el listado de inscritos ni ná de ná. Tenemos un lío ya, que no sabemos ni a qué carrera pertenece cada dorsal, ni quien lo ha pagado ni si nos debemos algo!!! Pero bueno, parece que ya todo está bajo control, y a excepción de Málaga, a todo lo demás estamos inscritas, confirmadas y pagadas.
En realidad, esta carrera no me asustaba para nada. No sé por qué, pero teniendo tan poca experiencia en montaña, las carreras que se desarrollan en este medio no me ponen nerviosa. Todo lo contrario que el asfalto, que siempre me hace dudar mucho más de mis posibilidades, de mi aguante físico y psicológico. Aunque me gusta bastante, le temo mucho más….
Esto sin embargo me lo tomo con más calma. Disfruto del paisaje, asumo que tengo que andar muchos tramos, que tengo que gritar oyoyoyoy en muchos otros, pero lo más importante es que sé que estoy preparada para afrontar una carrera así, aún sabiendo que siempre son duras. Iba con la total seguridad de que podía hacerlo. Y eso es sin duda gracias a mis queridos Arapajoes, que confiando a ciegas en nuestras posibilidades, nos han metido entre pecho y espalda unos cuantos kilómetrillos con una mijilla (como dice Quirós, el tío de la vara) de desnivel. Si hemos aguantado con ellos y superado esas terribles agujetas del día después, podemos con todo lo demás. (en estas distancias, me refiero…no hablo de la MIM ni cosas de
esas, eh????)
La semana previa a la carrera no hice nada. Me resfrié, tuve décimas de fiebre un par de días, cambió el tiempo, llovía en Granada, y todo eso hizo que no saliera ningún día. Pero descansé, y eso también es muy importante. Bebí mucha agua, estiré casi todos los días y comí más hidratos de lo que suelo normalmente.
Llegó el sábado, estaba ilusionada, ví las fotos que publicó Santi en el grupo de la furgo serigrafiada y todo me emocionaba. Tras pasar todo el día en casa en pijama intentando recuperarme del todo de mi resfriado, llegó la noche, preparé todas mis cosas, (esto por si hace frío, esto por si hace calor, esto por si me da hambre, esto pa no manchar la furgo después….) y de repente estaba en la cama poniendo el despertador a las 6.20h y súper contenta. Cuando despierto, lo primero que veo es un whatsapp de Curry: ni Juanjo ni la furgo vienen…pero él nos dice qué no cunda el pánico, que todo sigue igual!!! Y Moi, vendrá??? Con mis queridos arapajoes siempre hay imprevistos jajaja, pero le hice caso, no me puse nerviosa, me vestí y salí al encuentro de mi hermano para bajar juntos hasta Neptuno donde nos recogían. Allí estaban también Guille y su primo (y también Moi!!!) y salimos todos juntos. Tras un desayuno familiar, comenzó a amanecer y seguimos adelante para llegar a tiempo a la recogida de dorsales. Todo perfecto, nos cambiamos y nos dirigimos al punto de salida. Allí ví a Rosa, como un flan, con sus compañeros, les presenté a todos los Qs, y charlamos un rato antes del comienzo de la carrera.
La música animaba mucho, te daban ganas de salir volando. Nos fuimos deseando suerte unos a otros y de repente estábamos corriendo. Nunca más volvimos a ver a nuestros Qs……ellos no corren, vuelan!!!
Ya estamos Paqui, yo, y los 21 km por delante. Cuando empecé a subir aquella cuesta tan bestia nada más empezar, me quise parar, y entonces, alguien que aún no se quien es, me dijo “Ñusi, no te pares ya”, y fue como mi conciencia, le hice caso, pero cabreada eh? porque aquello me sentó fatal. Menudo calentamiento! Y aquella subida en asfalto terminó, pero siguieron los km de subida, subida y más subida. Al frente veíamos siempre las camisetas
naranjas de Rosa y sus amigos, y un hilo de hormiguitas que luchaban por lo mismo, por conseguir llegar a la cima cuanto antes. El paisaje era increíble, y cuando llegamos a las bajadas me sentí la mujer más feliz y libre del mundo. Cuanto disfruté, a mi estilo oyoyoyoy, pero lo pasé en grande. Me acordaba de los arapajoes, los imaginaba disfrutando como enanos por aquellos senderos y adelantando a diestro y siniestro. También intentaba recordar sus consejos, pisando los hierbajos en vez del barro para no caernos. Tanto fue así, que al llegar al carril ancho, tras un avituallamiento, llevábamos en las zapatillas de tó! Hierbas, hojas de pino, barro a porrón, yo creo que alguna piña había también! Jajaja. Y entonces paramos junto a un árbol, a darle porrazos a esos tanques que llevábamos a ver si nos liberábamos de algún peso y podíamos correr algo más ligeras.
Como en cada carrera, hay alguien que se convierte en nuestro objetivo. Oye, parece una tontería, pero así te esfuerzas más, jajaja! Esta vez era este muchacho de camiseta blanca y azul con zapatillas rojas. No podía llegar antes que nosotras. Ni hablar. El caso es que lo tuvimos delante un buen rato, en las bajadas técnicas, en las que se propuso no dejarnos pasar. Yo pisándole los talones y cada vez que hacía amago
de adelantarlo….se habría de piernas y me bloqueaba!!! Hasta que tuve que pedirle casi de rodillas que me dejara pasar. Pero dejó atrás a mi maripuri, y tuve que girarme y decirle ”Paqui! Amos!!!” Para que se diera por aludido y la dejara a ella también. Y así estuvimos hasta el final de la carrera, ahora nos pasa, ahora le pasamos…Y por supuestísimo, entramos en meta antes que él, menudas somos!! Y el tío se portó, todo hay que decirlo, nos
dio la mano y la enhorabuena.
Para terminar, deciros que el final de esta prueba es durísimo. Mucho más que las subidas iniciales. Cuando estás tan agotada, llegas a un carril ancho de asfalto, junto a la autovía, ves la cuidad a lo lejos y dices, madre mía, no llego ni de coña, no puedo. Y curiosamente, es aquí, en llano, en lo que se supone lo más fácil, cuando deseé parar y me desesperé por llegar.
Por suerte, a mi lado mi amiga, sufriendo como yo, y así, maldiciendo esos últimos kms que empañaban una carrera tan bonita, sentimos la música y los gritos de la gente.
Cuando ya parecía que nos íbamos a desplomar, entramos en la recta final, y al escuchar a nuestros queridos Qs ya gritándonos a lo lejos, la emoción fue impresionante y dije : “¡corre Paqui, corre!” Y las maripuris hicieron un spring en honor a las series de Pepe Roldán, y vimos a nuestra derecha a los mejores; mi hermano y todos los demás animándonos y dándonos esa energía que ya nos faltaba. Allí estaban, sin haberse cambiado aún para no perderse nuestra llegada, (también es verdad que yo llevaba en mi mochila las llaves del coche de nuestro querido Pichurri Luis, por lo que ni él ni Ignacio se podían cambiar…jejeje), pero ahí estaban ellos dos y el resto de nuestros amigos, que si podían haberse ido y no lo hicieron. No encuentro palabras para agradecerles esto. Nos dáis la vida!!!
El abrazo de mi hermano, el reencuentro con Rosa campeonísima, y el descanso y relax con toda la expedición Q, fue el final de una mañana maravillosa.
Gracias Paqui.
PD: Es la primera vez que me han puesto una medalla, y me fui más feliz que una perdiz. Se la dí a mi niña María cuando llegué y le dije que habíamos ganado ;))), y así de ancha se fue a su cole el lunes con la medalla y el dorsal de su mamá para enseñárselos a su seño.
PD II: Guille….no se cómo fuiste capaz de llegar a Madrid tras el palizón, lo tuyo es de ser muy grande.
“Dedicada a Pablo Pichurri, que no pudo estar con nosotros pero estuvo presente, para darle todos los ánimos que ahora necesita”