Desde la edición anterior, tenía una espinita clavada. La Media Maratón de Granada 2013 fue dura para mí. Mi condición física por aquel entonces, dejaba mucho que desear, y si no es por mi amiga Anuska, no llego a meta.
Es cierto que nunca he entrenado para hacer tiempo en esta carrera. Como la mayoría sabéis, soy corredora de montaña , y tan sólo con la seguridad de tener resistencia para terminar una distancia así, me he presentado en la MMG durante cuatro años consecutivos. Unas veces ha salido mejor y otras peor, pero sin demasiadas sorpresas. Sin embargo el año pasado llegué a meta en 2:15, lo que suponía 19 minutos más tarde que mi mejor tiempo. Pero lo peor de todo, es que lo hice sufriendo. Así que desde el momento en que llegué a meta, tenía dos objetivos para el próximo año: el primero, volver a mi marca habitual y recuperar de nuevo esos casi veinte minutos perdidos, y el segundo y más importante, volver a correr por mi ciudad disfrutando.
Y ahora podría contaros que así ha sido, que lo he conseguido, pero esta carrera me ha proporcionado además, muchas satisfacciones y enseñanzas que tienen nombre propio, y de esta forma, quiero compartirlo con vosotros.
PAQUI
Lo que siento por Paqui como amiga y corredora ya lo sabéis. Hace tiempo le dediqué un post, «No hay una sin dos» , porque se merece eso y mucho más, pero sobre todo porque sin ella yo no hubiera logrado ni la mitad de lo conseguido. Y ayer volvió a darme una lección, siempre me sorprende. Terminar esta carrera queriéndose retirar desde el km 1, tiene mucho valor . Su resistencia al dolor físico se hizo notable, pero superar a una mente negativa, es aún más complicado. Fue una experiencia parecida a la mía del año pasado, pero como he dicho antes, yo iba acompañada y así es bastante más fácil. Ella venció todos esos muros sóla, y llegó a meta en dos horas. Una auténtica campeona. No las conozco más constantes, con más fuerza de voluntad y motivación. Y puede con todo . Fue, es, y siempre será mi ejemplo.
Lo mejor de mi carrera de ayer, fueron los kilómetros que compartí con ella.
CHARLIE
Charlie, Charlie….por fin llegué antes!
De Charlie siempre me ha sorprendido su resistencia siendo tan inestable en los entrenamientos. Yo soy constante durante todo el año, sin embargo él, la mayoría de veces por su trabajo, es persona de altibajos. O le da por correr como si no hubiera mañana, o deja de hacerlo durante meses seguidos. En este caso, después de no hacer nada durante todo el verano, comenzó a entrenar de nuevo en septiembre, para correr la MMG en octubre. Dicho y hecho: apenas un mes para entrar en meta en 1:53. Por supuesto siempre ha entrado en meta antes que yo, y este año no ha sido así porque he hecho un entrenamiento específico, pero que en la próxima me gana de nuevo fijo! Es un campeón y sin él y su paciencia, tampoco habría logrado alcanzar todas mis metas.
ESTHER
Para que conozcáis a Esther y la relación que nos une, comparto con vosotros algo que ella escribió ayer después de conseguir ser finisher de su primera media maratón:
« No hace un año que una mujer, mamá de dos niñas, trabajadora, me dijo que podía hacerlo. Ante mi incredulidad, me dijo que ella sabía que podía hacerlo porque ella lo había hecho y porque seguía demostrándose día a día que podía hacer todo lo que se proponía. Es un pedazo de orgullo poder entrar en el mismo pantallazo (en las clasificaciones) que Ñusi. Que sepáis que no paro de dar gracias por haberla conocido en la puerta del teatro de Navidad de las niñas y haber tenido aquella conversación que, si no me cambió la vida directamente, sí que puedo afirmar rotundamente, que la hizo mucho mejor, más plena y más ilusionante. A veces la vida te regala encuentro mágicos. Aquel sin duda fue uno de ellos y me siento enormemente afortunada.»
A mí estas palabras me hicieron llorar de emoción. Tal cual lo cuenta Esther, así nos conocimos, y con más miedo que otra cosa empezó a entrenar conmigo. Recuerdo sus primeras cuestas caminando, ahogándose y pensando que sería casi imposible. En menos de tres meses me llevaba con la lengua fuera, se había convertido en una mujer segura y creía en sus infinitas posibilidades. Si yo contribuí a eso, estoy más que satisfecha. Yo estoy muy orgullosa de ella, porque su triunfo de ayer fue el mío y el de todas las mujeres que corren.
ROCÍO Y JOVI
Rocío es casi de la familia, la conozco desde hace años, pero no fue hasta septiembre del año pasado, cuando la visité por primera vez en su consulta. Fue justo antes de aquella media maratón de Granada que yo ya intuía «catastrófica». Mis piernas eran dos bloques de hierro y a partir de aquel día empezamos a adivinar por qué. Ella es fisioterapeuta, grandísima profesional, y actualmente nos tiene a todos los Arapahoes y muchos Qualquieras «sufriendo» con ella.
Jovi es osteópata y entrenadora personal , y yo empecé a entrenar con ella hace poco más de un año, cuando estaba de bajón total. Lo primero que hizo es escucharme y a partir de entonces, fui yo quien no dejó de escucharla a ella. Tan sólo con sus palabras me animó cada día, y me enseñó que lo primero que hay que entrenar es una mente positiva , y que si oía un «yo no puedo», no tendría nada que hacer conmigo. Así que nunca le he dicho que no. Lo he hecho mejor o peor, pero siempre lo he hecho. Y el cambio progresivo que fui notando fue muy notable y reconfortante, porque volví a creer que podía con todo lo que quería hacer.
Ellas forman el equipo perfecto . Si Jovi observa que alguno de tus músculos se resiente, ahí está Rocío para arreglarlo. Y si por el contrario es Rocío quien nota alguna lesión o debilidad muscular, es Jovi quien te entrena para fortalecerlo. En gran parte, ellas son las «culpables» de mi disfrute de ayer, y yo sólo puedo darle gracias a las dos por todo lo que me han ayudado y por lo mucho que confían en mí ante cualquier reto que me propongo.
EL GANADOR
No mencionaré su nombre ni contaré cual es la enfermedad que padece, pues cada uno está en su derecho de mantener su privacidad. Pero si necesito hacerle un mención especial. Compañero en algunas salidas de montaña y algunas carreras, era de esas personas envidiables. Fortísimo y veloz, era un auténtico placer verlo correr. Ayer me volví a encontrar con él. La enfermedad ya ha hecho alguna mella, pero él no pierde la sonrisa . Unos amigos lo acompañaban y tuve la suerte de compartir algunos momentos a su lado. Sin saberlo me dio una gran lección, y me mantuvo emocionada y «viva» durante gran parte de mi carrera. Gracias a él y a su fortaleza, miraba mi garmin, y me decía a mí misma «tú no vas a bajar el ritmo, porque eres absolutamente capaz de mantenerlo». Cerca de meta no pude hacer otra cosa que rendirme a sus pies, y hacerle saber mi admiración por él. Para mí, el auténtico ganador. En carrera y en la vida .
YO MISMA
Este verano, aprovechando que dejaría de salir a la montaña durante algún tiempo, decidí prepararme la MMG como nunca lo había hecho. Jovi diseñó para mí un plan de entrenamiento, que no sólo me ayudó a mantenerme motivada para no dejarme llevar por la pereza ningún día, sino que hizo de los entrenamientos algo divertido y nuevo. Tal y como os conté en septiembre , todo iba muy bien a pesar de una pequeña molestia en el aductor. Finalmente y viendo que esta molestia no desaparecía, Rocío y Jovi decidieron quitar de mis manos el plan y descartar las tres últimas semanas. Dos de ellas, las más fuertes y con más carga. Así que adiós series, adiós cambios de ritmo, adiós cuestas y adiós a los ejercicios de fortalecimiento y técnica de carrera. Lo único que podía hacer, es asistir a mis sesiones de fisio, entrenar con Jovi de forma muy cuidadosa y hacer alguna tirada larga a un ritmo muy suave. Yo añadí irme un día a la montaña
Además de esto, y lo más importante, debía confiar en que el entreno hecho hasta el momento estaba ahí, y daría sus resultados. Y aunque al principio esta decisión me hizo venirme abajo, pronto empecé a darme cuenta que preocuparse por cosas así, no merecía la pena, que carreras hay muchas y que estas cosas pasan practicando este tipo de deporte. Yo sólo tenía ilusión en averiguar si con un plan, yo también podía ser rápida. Pero cambié de objetivo rápidamente. Ya no era llegar a meta en mi soñado 1:45, si no llegar a meta disfrutando y sin fastidiarme.
He de decir, que si no tuviera Jarapalos a la vista (44 kms de montaña el 15 de Noviembre), hubiera completado el plan, hubiera ido a por todas, y si hubiera empeorado tras la media, hubiera parado y recuperado el tiempo que hiciera falta. Pero dada la situación, y tirándome como me tira esta carrera, el principal objetivo era terminar bien para comenzar a afrontar a tope los entrenos en montaña.
Tras escuchar el disparo de salida y andar unos minutos por la multitud de gente que había, comencé a correr junto a Paqui. Rocío y Jovi se unieron de momento. Charlie, Moi y Esther se escaparon en seguida. Mis sensaciones eran muy buenas . Iba a un ritmo más rápido de lo normal para mí en calentamiento (¡he aprendido mucho sobre esto!), pero me encontraba muy cómoda y con la sensación de ir despacio. Sin embargo, respetando indicaciones, no aceleré nada y retuve durante los primeros 6 kms, para llegar con fuerzas al ecuador de la carrera.
A partir de ahí, y habiéndome separado ya de Paqui, Rocío y Jovi, apreté un poquito, cogiendo un ritmo de 5:13 min/km que ya me acompañó el resto de carrera. No me veía capaz de bajarlo y aguantar el tipo hasta el final, pero sí de mantenerlo. Iba controlando mis pulsaciones, y teniendo en cuenta el parón de los entrenos, sabía que estaba en mi ritmo objetivo de carrera.
Llevaba el ipod de mi hija María. Charlie me pasó todas las canciones que seleccioné, en el orden elegido. Parece que no, pero esto me ayudó bastante a cumplir mis objetivos. Las primeras canciones eran lentas, con temas de The Police, Michael Jackson o Adele entre otros, para no dejarme llevar por la euforia en la salida. Comenzaban a animarse con «We Come Runnig» de Youngblood Hawke wake y seguía cogiendo ritmo con canciones de Coldplay, Two Door Cinema Club, «Dancing Anymore» de Is Tropical (temazo), o «All about that Bass» de Meghan Trainor, tema que descubrí gracias a mi amiga Clara y que me puso del todo las pilas. A partir de ahí comenzaron a sonar temas de Beyoncé, Major Lacer, Muse, Nirvana, Bon Jovi, Guns `N Roses, The Prodigy, Chemical Brothers…para terminar con «The Show Must Go On» de Queen y Celebration de mi incondicional Madonna.
La duración total de mi playlist era de 1:58, no quería meter ni una más porque no quería tener que escucharla en carrera! Ya que no había podido completar mi plan de entrenamiento, al menos quería hacer mi último tiempo en la MMG sin contar la edición anterior. Y así se desarrolló mi recorrido. De menos a más. Como las canciones. En camino de Ronda pasé a mis amigos Paco y David, en Severo Ochoa a Charlie y en Gran Vía a Esther, lo cual me hizo ver que mi forma de actuar fue buena, pues pienso que si hubiera ido más alegre al principio como mis piernas pedían, no hubiera llegado tan fuerte al km 16.
A partir de ahí todo fue un subidón . Maria Jesús Ruiz y Paolo animando al comienzo de Gran Vía, Jose Tallón en Colón, Angel Lagos corriendo se dirigió a mí animándome mucho, en Reyes Católicos Victor Moreno súper cariñoso, más abajo y como siempre, mi padre, mi hermano Tite y mis sobrinos, una auténtica inyección de adrenalina. Con Esther y su marido, que le hizo de liebre hasta el final, compartí los últimos kilómetros y él también tuvo muchas palabras de ánimo y fuerza para mí. Cuanto se agradece todo esto, cuando tus piernas ya empiezan a flaquear . En el paseo del salón Pili Ruiz también me dió alas y junto a Bicha, Pablo e Irene ya me impulsaron a llegar a meta, donde un compañero de mi hija María y su mamá, gritaban mi nombre y me aplaudían. No quiero olvidarme a nadie (mi Estebican tb estuvo al principio), pero por si acaso pido disculpas de ante mano, porque absolutamente todos me distéis fuerza para llegar.
Sabía que mi ritmo había sido constante incluso en las cuestas, y mejor que en anteriores medias, pero no tenía ni idea del tiempo total que llevaba porque puse en pantalla del garmin la opción que te indica pulsaciones, ritmo y kilómetros. Y para mi sorpresa, en la recta final, «The show must go on» comenzó a sonar. No me daría tiempo a celebrar con Madonna! Así que al entrar en el estadio y ver a lo lejos el 1:53 en crono, hice un spring como pude, para no llegar al 1:54! Conseguido!
Tiempo oficial de carrera 1:51 , 5 minutos menos que mi mejor marca hasta el momento. Conclusión, mi entrenamiento efectivamente estaba hecho, y aunque incompleto, dió resultado. Y hoy estoy completamente segura, tanto como lo estaban Rocío y Jovi, de que si lo hubiera terminado sin problemas, hubiera conseguido acercarme mucho al objetivo 1:45
Así que súper feliz, sobre todo de haberla corrido de nuevo disfrutando. Y lo mejor de todo, como siempre, la reunión de amigos al inicio, año tras año, misma hora y mismo sitio.
Gracias a todos los que formáis parte de esta historia. Y hasta la próxima!