Tras la Maratón Alpina de Jarapalos en Noviembre de 2013, y la Ternua de Sierra Nevada en Enero, esta carrera era el próximo reto de los Arapajoes. La verdad que Paqui y yo siempre vamos a aquellas pruebas que el resto nos propone, pero es cierto que cada vez están más distanciadas en el tiempo. El motivo no es otro que lo mucho que disfrutamos en nuestras salidas domingueras. Es difícil que una carrera supere en belleza a cualquiera de las rutas que hacemos . Por tanto, cada vez se mira más con lupa el recorrido de cualquier trail antes de decidir hacerlo. Y si llama la atención, por el entorno, la distancia, o la dificultad (que siempre es un reto), entonces lo hacemos.
Escuché hablar de Los Guajares un día a través del whatsapp del grupo y lo siguiente que ví es que Paqui ya me había hecho la pre-inscripción. Pero lo que más me gustó, es ver que Juanjo también la había hecho. Juanjo es Arapajoe con mayúsculas, aunque los domingos no solemos disfrutar de su compañía. Con lo que le gusta a él su pantano….. Pero luego de repente se marca una carrera como la de Jarapalos, sólo y disfrutando. El hecho de que Juanjo venga, significa que tenemos viaje en la Q-Furgo , y eso ya me encanta. Súper divertido ir todos juntos hacia el lugar donde se celebra la carrera, y súper divertida la vuelta. Bueno, en la vuelta la mayoría van dormidos y estamos listos, pero aún así tiene su encanto. Lo único malo de todo esto, es que si te dejas algo olvidado en la furgoneta, Juanjo lo quema en su chimenea…
Hasta una semana antes de la carrera, no me di cuenta de lo realmente dura que era. Sabía que eran 28 km, y siempre ponía como referente al Trail de la Sierra de Huetor. Pensaba que si éste era de 25 km y Paqui y yo lo hicimos más menos en 3:30h, pues Los Guajares los haríamos en media hora más. Sin embargo, mi hermano Ignacio nos comentó, que Jordi, su cuñado, que es muy veloz, tardó en hacerla 3:20 el año pasado. Con lo que todos coincidieron en que nosotras, la acabaríamos en 5 horas más o menos. Ya teníamos otra mañanica echá.
Quedamos muy temprano, a las 6:30, para reunirnos e iniciar el viaje juntos. También vino David y en Los Guajares nos encontraríamos con Gonzalo que también participaba en la carrera. A última hora Moi no pudo venir por una lesión en la espalda y Pequi tampoco. Juanma , que estuvo indeciso en correrla con uno de estos dorsales, finalmente no la hizo, pero he de deciros que se portó como un campeón, el mejor. Nos recogió dorsales a todos para evitarnos madrugar aún más y se levantó tempranísimo (con lo que le cuesta madre…) para entregárnoslos. Además pasó toda la mañana en el pueblo para recibirnos a cada uno de nosotros en meta. Gracias de nuevo !
Poco antes del comienzo, Pablo de Bicha nos acompañó unos minutos y nos fotografió y grabó a todos. Después de la salida de los senderistas, tuvimos que esperar un poquito hasta la nuestra, con lo que tuvimos tiempo de charlar y controlar los nervios. Eran las 9:30 cuando comenzamos. . Mi pequeño gran equipo estaba una vez más listo!
Salimos como siempre las últimas, al final del pelotón, y rápidamente nos encontramos en un embudo del que costó un ratito salir. Hacía mucho calor, y nos habíamos equivocado con la indumentaria, demasiado abrigadas… Pero pronto nos metimos en un río que fuimos incapaces de saltar y nos refrescamos un poquito.
Los Arapajoes iban por delante, y como de costumbre hicieron la carrera juntos. Juanjo que quedó inicialmente algo más atrás, pronto nos adelantó y ya no le volvimos a ver más. Si no me equivoco entró en meta con Jorge, y unos minutos antes lo hicieron Quiros, Ignacio, Curri y Gonzalo. A David lo perdimos en el km 3 y más tarde nos enteramos que tuvo que abandonar la carrera.
La subida fue constante hasta el km 17. Pero he de decir, que hasta el km 10 yo disfruté de lo lindo. Me encontraba fenomenal y disfrutando de un recorrido, que a pesar de tener algún que otro tramo de asfalto, era muy bonito. A partir del km 10, la cosa se ponía más difícil, pero como siempre Paqui y yo nos lo pasamos bomba, y subimos y subimos, sin mirar hacia arriba ni pensar que nos queda.
Pero de repente, nos aproximábamos al km 17, y sabíamos que había sorpresa. Ya nos habían advertido que reconoceríamos pronto el cortafuegos que teníamos que subir. A pesar de eso cuando lo vimos Paqui me dijo: «no puede ser, no?» Y yo le dije, que va! Y al acercarnos al avituallamiento que había a los pies de este cortafuegos, miramos hacia arriba y vimos unas personitas que lo subían, así que tuvimos que aceptarlo. Sí, teníamos que subir aquella pared !
Si no recuerdo mal, al comenzar esta subida, llevábamos unas tres horas de carrera, y creo que tardamos casi una hora en llegar a la cima. Hacía viento, y no podíamos despistarnos un segundo de nuestros pies y de los puntos de apoyo. Tuvimos que usar las manos bastante para trepar en algunos momentos, y he de decir que Paqui tiene mucho valor en esto. Porque tiene mucho vértigo y ha aprendido a superar estas situaciones a pesar de pasarlo mal en muchas ocasiones. La verdad que mirar hacia abajo daba un poquito de miedo….Pero, lo conseguimos!
Una vez en la cima, tomamos un poquito de aire, divisamos las espectaculares vistas y comenzamos la bajada. Lo que parecía que iba a ser un camino de rosas en comparación con lo que ya habíamos hecho, resultó ser casi más complejo. No era una de esas bajadas que te permiten correr más rápido y compensar el tiempo perdido en las subidas. Qué va. En primer lugar varios avisos de peligro anunciaban una bajada que había que afrontar agarrada a una cuerda. Ay madre! Cuando yo vi aquello me temblaron las piernas. Y encima una vez que comienzo bien aferrada a mi cuerda, me dice Paqui que mire arriba que nos van a hacer una foto, y ahí nos ves haciendo poses y sonriendo! Y una vez superada esta prueba, continuaba una bajada excesivamente rocosa que había que hacer con mucho cuidado y sin apenas poder correr. Por tanto, estos diez kms de bajada se alargaron mucho en el tiempo.
Como en todas las carreras, cuando ya estás hartica de correr, hay quien te anima diciendo que sólo queda un kilómetro y medio….Nunca es cierto! Eso significa que quedan tres como mínimo, pues después de oírlo y correr un buen rato desesperada por llegar, aparece la última persona de la organización que verás en la carrera, y te dice: «ánimo que os queda un kilómetro y medio!» . Y entonces no sabes si darle un beso o tirarle de los pelos….
Pero como ese ya es de verdad, sigues sin parar, desesperada por llegar y por terminar. Y así llegamos a meta . Corriendo todo lo rápido que podíamos después de tanto esfuerzo, y como somos muy obedientes, entramos en las cinco horas (y ocho minutillos de ná), que estimaron nuestros Arapajoes para nosotras. Felices como siempre. Una más sin problemas, sin incidentes y disfrutando. Ojalá sean mil más así!
Muchas gracias a Pablo de Bicha y a Santi Ruiz por las fotos y por estar allí. A Pequi y Moi por estar en meta esperando a pesar de no haber podido correr esta prueba finalmente. Y por supuesto a Juanma que vaya peonaica echó!
Nuestros Arapajoes nos regañaron como siempre por ser tan tardonas al cambiarnos y quedarnos casi sin un platico de arroz. Finalmente lo conseguimos, comimos y pudimos hacernos la foto de grupo para celebrar un día, que como otros muchos, fue espectacular en su compañía. Nos vemos en la próxima .