Hoy sobre las 9 he salido a correr. Pensaba coger la bici, pero como casi siempre, por no tardar demasiado y aprovechar la mañana al final me he ido a correr.
Los Reyes llegaron anoche, por lo que todos nos acostamos muy tarde con nuestros juguetes nuevos.
He subido al Llano de la Perdiz por un sendero nuevo y una vez allí he dado varias vueltas, para luego bajar por el barranco del Abogado y la Silla del Moro.
No me he llevado el reloj, y por lo tanto, ni el pulsómetro ni el aparatito del pie para ver la distancia recorrida y el ritmo al que voy. Simplemente me he despertado y en ayunas he salido a correr. Sin saber ni cuanto tiempo iba a estar ni por donde iba a ir exactamente. A disfrutar de una estupenda mañana muy soleada y sin frío. A correr por correr.
Al no llevar el reloj ha habido un momento en que no tenía ni idea de cuanto tiempo llevaba corriendo ni de que hora era, ha sido cojonudo. Hubiera estado así mucho tiempo. Cambiando de ritmo sin pensar, según era el terreno. Llevaba tiempo sin disfrutar tanto corriendo yo sólo. Y además escuchando una sesión nueva de Sasha que me ha encantado.
Al final me han salido casi dos horas, 115 minutos. Y lo mejor de todo es que al llegar mis niñas aún seguían durmiendo. Mañana perfecta.
Llevaba el teléfono guardado, y he podido hacer esta espectacular foto de la Alhambra desde la Silla del Moro. También he probado el retardo de la cámara, y me ha salido la foto de arriba en la que salgo de espaldas.
Para rematar, después de ducharme me he comido unos huevos con chorizo ibérico. Espectaculares.