Ultra Sierra Norte de Sevilla

En principio yo tenía muy controlada mis planes para este año, quería hacer las cosas bien, poco a poco, después de un verano en el que he hecho mucha montaña, quería centrarme en otros retos para principios del 2014 y poco a poco ir metiendo distancias y dureza para hacer Ronda en mayo y algo en los Alpes en el Verano.

Así que esta carrera ha sido una locura y se la tengo que agradecer a mi amigo y compañero del club Granada Ultra Trail Manolo y al resto de compañeros. A Manolo por animarme a hacerla y liarme como siempre hace y al resto del club por intentar todo lo contrario, lo cual me hizo decidirme.

Los planes eran acabar la carrera, nos daba igual el tiempo, Manolo quería los 3 puntos para hacer el UMTB y yo le acompañaría a que los consiguiera y de paso los puntos, por si se me cruzan los cables, pero eso es otra historia. Después se unieron otros compañeros Sergio del club y Marketa. Pero ambos con el mismo objetivo, acabar.

Poco a poco la fecha de la carrera se iba acercando e iba a ser mi primera carrera de más de 100km y la verdad que aunque sabía que la podía terminar, estaba nervioso. Me preocupaba mucho el material, la llegada de la noche en carrera era algo que no sabía como iba a afrontar y me pillaría después del avituallamiento del km 60 donde se dejaba material o después. Al final decidí no arriesgar y llevar todo lo necesario desde el principio, eso si, con algunas cosas más en la segunda mochila. Luego vi, que con la buena organización me sobraban la mitad, pero aun así lo volvería a echar todo, nunca se sabe.

El viaje lo emprendimos saliendo desde el WE, donde trabajan Sergio y Marketa y tardamos apenas 3 horas en llegar a Castilblanco de los Arroyos y llegamos por los pelos a recoger los dorsales. La recepción no pudo ser mejor, nada más llegar encontramos a Diego de los Lentos que nos recibió literalmente con un abrazo (un crack el tío), nos indicó donde estaban dando los dorsales y la bolsa del corredor, así entre risas y bromas empezó nuestra aventura.

Nada más recoger los dorsales íbamos para el hotel y nos encontramos con un bar y decidimos quedarnos y tomar algo. La gente super amable, nos preguntan de la carrera, nos aconsejan que tomar y nos informan de la ruta de la tapa que se desarrolla ese mismo día en Castilblanco, he reconocer que me temí lo peor, pero no, fuimos muy comedidos y apenas si fuimos a un par de bares más.

Por la mañana, nos levantamos bastante temprano, pero queríamos dejar la furgo en meta, dejar la segunda mochila y desayunar con tranquilidad. Así lo hicimos y andando de vuelta a la salida, conocimos a Celia, una portuguesa de unos 50 años con una experiencia en ultras que ya quisiéramos muchos. Aun no lo sabíamos, pero después haríamos la mayoría del día con ella.

El desayuno Manolo y yo lo hicimos de sevillanas maneras, probamos todas las mantecas y zurrapas que tenían por allí, nos la jugamos, pero no pudimos resistirnos. Los demás fueron más razonables y tomaron lo que estaban acostumbrados. No nos arrepentimos, ningún problema en la carrera.

La salida fue muy emocionante, incluso la grabaron con un drone, varios clásicos de la música de carreras y un montón de gente animando por las calles del pueblo, muchos nervios y ganas de empezar. Empieza la carrera y poco a poco vamos cogiendo nuestro ritmo, no queríamos pasarnos, 6:30min/km nos parecía podía ser un buen ritmo y así lo hacemos. Hay gente que adelantamos y muchísima nos adelanta, pero nosotros no nos dejamos llevar y los cuatro juntos trotamos en ese ritmo.

la foto 1(1)

Vamos pasando los kilómetros y el ambiente es inmejorable, la buena temperatura, hace que pronto corramos en manga corta y así sin darnos cuenta llegamos a la Ermita de San Benito. En este tramo que acabamos de hacer es curioso porque la parte final es de ida y vuelta y nos cruzamos con toda la gente, lo que hace que veamos a los primeros (menudo ritmo) y saludemos a todos los amigos que van en la carrera.

El avituallamiento es espectacular, pero no paramos mucho y tras agruparnos los cuatro, salimos hacia la segunda serie. Así nos planteamos la carrera, como si fueran series de 12 o 13 km. Tras unos 3 km de el mismo carril que nos llevó a la ermita, cogemos un desvio a izquierdas que sigue un bonito camino hasta el avituallamiento del km 18.

la foto 4(1) Aquí empieza la parte más fea de la carrera, una bajada por asfalto que se nos hace muy larga. Manolo empieza a sufrir un poco del tobillo y hasta yo tengo algunas molestias raras. Menos mal que en cuanto cogimos otra vez pista fueron desapareciendo, pero la verdad que en este punto nos empezamos a temer lo peor, pero nadie quiso comentarlo. Menos mal que la llegada al avituallamiento del km 30 en el que nos pusieron unas cervezas fresquitas y nos hizo olvidar todo y empezar como si fuera el km 1.

El siguiente tramo es una amplia pista que nos llevara hasta Almaden (km 60), pero antes habrá que pasar por la presa del Viar, donde estaba nuestro amigo Diego sufriendo el único fallo que hubo en la carrera, no tenían agua, no había cobertura y no sabían como solucionarlo. A nosotros nos apañaron llenándonos los botes con coca cola. Por cierto situación curiosa que hace que los botes casi estallen, pero al menos salimos del paso. la foto 11 la foto 4(2)

Los siguientes km desde el 42 hasta el 53 lo pasamos quitándole el gas a los botes para que no estallaran y pensando como nos sentaría tanta cocacola. Los kilómetros ya se van notando y yo noto por primera vez que me hace falta comer algo consistente y decidimos que aunque estamos muy próximos a Almaden, en el próximo punto nos comeríamos los bocatas que traíamos con nosotros.

La llegada a Almaden fue un poco desordenada, entrando en el pueblo aprovechamos para llamar a casa y contar como nos iba, era el km 63 y era antes de las 6 de la tarde. Todavía había luz, todo iba según lo habíamos planteado. Ninguno estaba especialmente cansado y no había ni ampollas ni nada que nos pudiera hacer no continuar.

En el pabellón del pueblo estaban los voluntarios que nos dieron nuestras mochilas y un plato de pasta que devoramos. Manolo aprovechó para que le miraran un poco los pies, los demás descansamos media hora, comiendo, cambiándonos y quitando muchas cosas que llevábamos y que no nos habían hecho falta por el buen tiempo que habíamos tenido. Ahora llegaba la noche y había que poner manga larga, cortavientos, maya larga y frontal. Me pienso si llevar los bastones ya que hasta ahora no los había usado, pero al final los echo.

Son las 18:30 cuando salimos del pabellón y ya casi es de noche, con ánimos renovados y el impulso de la gente animando vamos hacia la única parte realmente técnica de la prueba, primero una subidita hasta el mirador del Calvario, con unas vistas preciosas y desde donde vemos nuestro destino, a 50km.

En la bajada, que está muy estropeada, tuvimos que bajar con mucho cuidado e incluso hubo un punto donde tuvimos dudas y volvimos sobre nuestros pasos. Los bastones empezaron a ser de gran ayuda. No tardaría mucho en alcanzar el km 74 donde estaba el siguiente avituallamiento.

Desde el 74 al 85, los primeros kms iban al lado de una alambrada que abrieron para que pasáramos, el terreno es un poco irregular y esto hace que en el km 80 más o menos, me torciera el tobillo derecho. Por un momento pensé que me tendría que retirar, pero gracias a los bastones no cargué mucho sobre el tobillo y aunque el dolor fue intenso, poco a poco fue remitiendo y me permitió continuar con normalidad.

En el Ronquillo, pueblo que hacía el km 85 yo llegué un poco justo, vi una silla cerca de una estufilla y me hice fuerte. Bocadillos, cocacola, pasteles comí de todo y la verdad que me vino muy bien, pero eso no quitó que al salir de allí empezara a temblar como un loco. Se notaba que el cuerpo iba justillo ya, además ya estábamos en la zona desconocida, nunca había hecho más de 80 km, la verdad empezaba a estar un poco inquieto. Pero bueno la salimos del pueblo y al poco el cuerpo ya estaba funcionando bien y el frio había desaparecido.

Los siguientes kms hasta el 100 los hicimos a buen ritmo, ya casi no corríamos, pero todavía lo intentábamos. Marketa empieza a costarle mucho correr para abajo, pero aunque Sergio dice que tiremos, las cosas estaban claras desde el principio, todos juntos a la meta y así lo hicimos. El km 100 lo pasamos cuando llevábamos 15 horas de carrera y la verdad que esto nos animó bastante, pensamos que un par de horitas estaríamos acabados, que ilusos.

Los últimos 11km tenían una bajada bastante larga y después una subida que tal como íbamos nos costó bastante, pero lo peor fue el paseo que nos dieron el pueblo hasta el polideportivo, 2 km que se hicieron eternos, si hubiéramos tenido fuerzas, hubiéramos corrido, pero no pudo ser y llagamos con 17:50:01 a meta.

Lo mejor de la carrera el haber ido con unos compañeros que en todo momento fuimos apoyándonos, esperándonos y disfrutando. Desde luego si alguien me propone otra locura de estas, solo me lo pensaré, pero si es con ellos, donde sea. La carrera en si, bonita por el reto conseguido, la organización inmejorable, la gente espectacular, pero el recorrido muy monótono.

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