Soy una aficionada al running que corre descalza-minimalista y que además sigue la paleodieta o dieta de tipo evolutivo. Para mí ambas cosas forman parte de un todo que ha supuesto una revolución en mi vida permitiéndome recuperar la salud que durante mucho tiempo me fue esquiva. Llegar al punto en el que estoy me supuso romper muchas barreras mentales que me impedían aceptar que algunas de las certezas que creía absolutas no lo eran. Primero fue el barefoot running , luego la dieta. El paso de cambiar mi modo de correr a también modificar mi manera de comer sucedió de un modo natural.
Siendo ya una corredora minimalista supe de la existencia dentro del universo de corredores que optaban por algo llamado paleodieta. La incredulidad inicial dio paso a una exhaustiva búsqueda de información que me llevó al derribo de muchos de los mitos y prejuicios alimentarios de los que era cautiva.
Podemos encontrar diferentes versiones de este tipo de dieta bajo el nombre de dieta paleo, primal o evolutiva . Quizás el adjetivo “evolutiva” sea el que mejor la describe ya que parte de los razonamientos que han llevado a proponer esta opción dietética parten de un enfoque evolutivo del ser humano. Este enfoque nos permite un regreso a los orígenes del hombre en tanto que especie adaptada a comer ciertos alimentos y no otros. Hay alimentos con los que hemos evolucionado como especie y a los que estamos mejor adaptados y por otra parte tenemos otros alimentos con los que sólo llevamos conviviendo durante algunos miles de años en unos casos, unos pocos cientos en otros y unas decenas de años en muchos más. A grandes rasgos una dieta de tipo evolutivo consiste en eliminar la base de la pirámide alimentaria, es decir, prescindir de cereales y legumbres, además de los azucares refinados. Y, por otra parte, se pueden consumir sin límite todo tipo de verduras, frutas, carnes y pescados.
Si con el barefoot running se derrumbó el consenso a favor de la necesidad de amortiguación y control de estabilidad para evitar las lesiones, con la dieta evolutiva se está poniendo en duda la conveniencia de una dieta basada en cereales. Esto no es una tontería y menos para nosotros, los deportistas de resistencia, convencidos hasta ahora de que es necesaria la ingesta de grandes cantidades de carbohidratos para llenar nuestros depósitos de glucógeno. Sin embargo, como nos demuestra Tim Olson , quizás esto no sea del todo cierto. Quizás resulta que sí es posible correr carreras de larga distancia, e incluso ganarlas, sin tomar cereales, barritas energéticas ni bebidas azucaradas.
Mi sensación es la de que nos encontramos ante el inicio de lo que puede ser un cambio de paradigma que, todavía, no sabemos a dónde nos llevará. Pero está claro que si abrimos los ojos y estamos dispuestos a ver descubriremos que muchas cosas a nuestro alrededor están cambiando. Es decisión nuestra hacer el esfuerzo que supone atreverse a pensar distinto.
En el año 1543 se publicó la obra De revolutionibus orbium coelestium, de Nicolás Copérnico, y con ella se inició el gran cambio de paradigma que fue la revolución científica producida en Europa occidental durante el siglo XVII. Como todo cambio importante, éste no se produjo por un hecho aislado como la publicación de un libro. De hecho, tuvieron tanta o más repercusión que la obra de Copérnico la difusión que de esas ideas hicieron posteriormente otros, como Kepler o Galileo. Sucede a veces en algunos momentos de la historia que ciertos hechos se suceden en un corto espacio de tiempo lo que propicia pequeños cambios individuales que sumados acaban provocando importantes modificaciones en la manera de ver el mundo de toda la sociedad. No sé si nos encontramos ante uno de esos periodos especiales de la historia, pero lo que está claro es que asistimos a un momento en el que muchos conceptos que creíamos universales y necesarios están demostrando no ser más que producto de la convención basada en ideas que quizás no eran tan lógicas ni científicas como pensábamos.
No creo que sea casualidad que justo entre los corredores minimalistas haya un interés aumentado por este tipo de dieta. Algo parecido pasa con los practicantes de crossfit y del llamado entrenamiento natural . Quizá sea que una vez derribadas ciertas barreras y cuestionados ciertos mitos resulta más fácil continuar por el camino del cambio.
El interés de los corredores por la alimentación no es nuevo. Lo novedoso es el cuestionamiento de los dogmas con los que hemos crecido. Quizás sea lógico que precisamente entre los corredores minimalistas encontremos algunas de las voces más críticas con lo establecido. La alimentación junto con el descanso y el ejercicio físico forman la columna vertebral que sostiene nuestro estado de forma y nuestra salud, por ello quizás sea de lo más lógico que aquellos corredores que hemos decidido cuestionar el paradigma impuesto por los fabricantes de zapatillas seamos los mismos dispuestos a cuestionar el edificio ideológico que sostiene afirmaciones como que para el corredor las grasas son malas y los carbohidratos simples buenos. Quizás es que hemos dejado de creernos eso de que debemos protegernos de los bajones de glucosa del mismo modo en que decidimos en su momento dejar de protegernos de la dureza del suelo.
Han pasado ya casi 10 meses desde que decidí modificar mi perspectiva nutricional y desde entonces son muchas las cosas que han cambiado. Me he dado cuenta, por ejemplo, de que modificar mi alimentación ha supuesto una transformación integral de mi vida que va mucho más allá de restringir ciertos alimentos o de cocinar determinadas recetas. Durante este tiempo he aprendido mucho sobre salud y sobre la conexión existente entre diferentes patologías.
También he redescubierto el sentido originario de la palabra dieta en tanto que modo de vida, que abarca algo más global que sólo lo que comemos cada día. Así el ejercicio, el descanso y la alimentación acaban integrados dentro de un todo que influye en prácticamente cualquier aspecto de la vida. Durante este tiempo también he descubierto que, aunque mi itinerario me llevó del barefoot running hacia la alimentación evolutiva, también existen otras personas que han hecho, o están haciendo, un viaje en sentido contrario y, partiendo de una dieta de tipo evolutivo, han entrado en contacto con barefooters con los que han redescubierto que hay vida más allá de las zapatillas amortiguadas.
En el momento en que se publicó el libro de Copérnico era imposible prever lo que pasaría después. Del mismo modo es imposible saber cuál será el futuro ahora. Lo que no podemos negar es que el flujo de información entre el barefoot -minimalismo y el enfoque nutricional de tipo evolutivo está propiciando alteraciones que probablemente desemboquen en un cambio de paradigma más general que nos haga ganar en salud adoptando un postura preventiva ante las lesiones y las enfermedades.
Seguir una dieta de tipo evolutivo supone un cambio importante en cuanto a hábitos de compra y consumo de alimentos que puede parecer complejo pero que realmente no lo es tanto. Una manera fácil de comenzar puede ser leer esta guía básica , al menos hasta que publiquemos próximos artículos sobre el tema.