Ya sólo faltan 5 días y hoy me ha pasado una cosa extraordinaria. Como conté en la entrada anterior, ayer me salió una pequeña rozadura en la almohadilla del pie derecho después de correr 30 km con zapatillas. No fué nada importante pero me hizo pensar en posibles soluciones en caso de que me salga alguna durante los 80 km que pretendo hacer corriendo descalzo el próximo sábado.
Me he comprado una caja de parches para ampollas Compeed por 6 € (vienen 6 parches), me he puesto uno en la zona y me he ido al carril bici de costumbre para ver qué tal corría con el parche puesto y ver si me molestaba. El parche es cómo si no llevaras nada, pero la prueba ha sido un desastre. Se me ha caído cuando no llevaba ni un minuto corriendo. Probablemente no me lo he pegado bien, porque en la caja pone que puede durar varios días puesto y mi hermano me dijo que él lo tuvo puesto varios días (corriendo con las Merrell Trail Glove, eso sí).
Pero cómo estoy de pruebas y además hacía un mediodía primaveral espectacular en Almería, he decidido seguir corriendo para ver si la rozadura iba a más y así comprobar si me molestaba para correr y si el dolor era soportable o no. Y aquí está lo extraordinario. No sólo no ha ido a más si no que incluso ha ido a menos. He estado 12 km corriendo por debajo de 4.45 muchos de ellos y no me ha molestado lo más mínimo. Al llegar me he mirado los pies y tenía mucha menos señal de rozadura que antes de empezar a correr. Me he quedado alucinado. De todas formas ya no voy a correr más (al menos descalzo o con Five Fingers) hasta el sábado, para dejar que la piel se recupere totalmente, pero creo que hay más fricción corriendo con zapatillas sin calcetines que corriendo descalzo. Es la única explicación para lo que me ha pasado hoy.
La foto de cabecera me la he hecho hoy nada más terminar. Lástima no haberme hecho una antes de empezar para ver el antes y el después.
Mañana seguiré con algunas pruebas, esta vez en cuanto a alimentación.