«Nacidos para ser héroes», una invitación al movimiento. Review por Luigi Slurp.

«Un cuerpo astuto sabe cómo trasformar fuerza y velocidad en un menú casi infinito de movimientos prácticos».

Erwan Le Corre (MOVNAT). «Nacidos para ser héroes».

Sabía de la gestación de este libro hacía meses, de su temática y hasta conocía la portada en su versión original gracias a Amazón. Ví como nacía en marzo de 2015 pero preferí esperar hasta su traducción al castellano. Pero…me olvidé de el, le perdí la pista y hace un par de semanas, en septiembre, me encontré por las redes sociales con la sorpresa de su edición española. La verdad es que esa despreocupación hizo que la aparición repentina del libro me diera mucha alegría. Tenía lectura a la vista y de esas, que seguro, te dejan satisfecho.

Cuando empiezo a leerlo reconozco de inmediato el estilo de McDougall. Como un buen cirujano va directo al meollo pero, se agradece, sin anestesia alguna.
Como he dicho, conocía de que iba el libro: la historia real de unos agentes británicos, reclutados por el mismísimo Churchill, y por cierto algo freaks, que se infiltraron y ayudaron a los habitantes de la isla griega de Creta a componer la Resistencia frente a la invasión e impunidad de los nazis durante la II Guerra Mundial. El autor elabora una crónica de las vicisitudes de estos personajes y los actos que llevaron a cabo para superarlas; prefiero no desvelar nada más de la trama. Lo que si puedo añadir es que lo que allí ocurrió nos trae a la memoria películas clásicas basadas en ese periodo de la historia y es que a veces, la realidad supera la ficción; además de que lo fascinante de la narración, y en eso se apoya el libro, es imaginar como pudieron sobrevivir en esas condiciones geográficas, ambientales y con tropas de nazis pisándoles los talones unos sujetos que venían de una vida cómoda y despreocupada y lo más «bélico» que habían visto era una partida de criket.

El libro, para mí, está dividido en 3 grandes bloques; el relato central que compone el eje sobre el cual pivota todo el resto del texto y que como he comentado trata de estos «aguerridos» ingleses y los partisanos griegos. Relato que sirve para crear interrogantes que McDougall va contestando mediante «enlaces», en forma de auténticos capítulos, a otras temáticas que están muy relacionadas con la historia; el relato actual protagonizado por el mismo autor y escrito en 1ª persona. McDougall se involucra en la búsqueda de los lugares donde se dieron a cabo los acontecimientos 70 años antes para documentarse. Revive situaciones y va encontrando personajes ¡vivos! de esa época o descendientes de los mismos; y todos los «enlaces» antes referidos, auténticos capítulos, que cobran una importancia, si cabe, superior que el relato central que sabiamente y con habilidad narrativa el autor va ensamblando al relato central. También se involucra McDougall activamente en esos capítulos, bien entrevistando a científicos experimentados en cuestiones de fisiología, bien experimentando en técnicas de movimiento natural, de entrenamiento cardíaco, incluso se atreve a ¡lanzar cuchillos!.

Pues bien, todos esos capítulos, nos explican y nos muestran el espíritu que nace del propio relato central que muy bien sintetiza el título «Natural Born Heroes» o «Nacidos para ser Héroes».

«Los antiguos griegos lo sabían; toda su cultura se sustentaba sobre la premisa de que cada uno está tocado, en alguna medida, por la divinidad. Para ser héroe, uno debía aprender a pensar, correr, pelear y hablar-incluso comer, dormir y gatear-como un héroe.»

Christopher McDougall. «Nacidos para ser héroes».

Algunas de las temáticas de estos capítulos «extras» del libro es, por ejemplo, el concepto de Héroe que nace de la Grecia clásica y que se da la mano, como no, con la filosofía y literatura griegas. Como lo prueba «Vidas paralelas» de Plutarco(lo recuerdo de la época del instituto) y que se convirtió, según McDougall en el «manual para héroes de la historia moderna» de estos personajes.

Y empieza a ahondar en el hecho de que todo héroe debe controlar su cuerpo y su mente; se entrevista y pasa varias jornadas ejercitándose con Erwan Le Corre, creador del Movimiento Natural o MOVNAT. Discípulo inspirado de Georges Hébert, un visionario francés que a principios del siglo XX acuñó una disciplina llamada «Método Natural»(llegó a editar un libro llamado «Methode Naturelle») con la que pretendía, y lo consiguió, que los hombres a sus órdenes, era militar, se entrenaran de la forma para la cual estaban diseñados sus cuerpos…pero no sólo perseguía acondicionar sus físicos sino que aspiraba a algo más: ayudar a los demás; como decían los griegos «tu fuerza no es nada sino la usas para ayudar a tu prójimo» y eso…nos convierte en héroes, en pequeños dioses. De hecho su credo era «Ser fuerte para ser Útil».

A partir de aquí McDougall arremete contra la industria del fitness: «un gimnasio sólo es útil para una persona,el propietario». Si reflexionas,a partir de los ´70 se cambió el espíritu de los gimnasios, pasando de ser sitios sudorosos, oscuros y donde se iba a trabajar y ponerse en forma con paralelas, pesos libres, anillas, combas, …haciendo un trabajo global y funcional del cuerpo a pasar a ser lugares con pantallas de vídeo, aparatos donde te sientas y aíslas un músculo para repetir la serie que te ha dado el monitor de sala casi con desgana(me ha pasado así). Te apuntas en septiembre o enero pero al cabo de 2 meses vas dejándolo y al final te tiras, con cargo de conciencia, pagando algo que no usas…y sigues en tan baja forma como al principio. No tengo nada contra los gyms actuales, es una reflexión que comparto con el autor.

Los británicos que estaban en Creta debían sobrevivir por sus montañas y campos, no solo frente a los nazis sino al hambre, al frío,al cansancio y al estrés de ser capturados. Necesitaban energía para ello. Y aquí se abre otro de las partes del libro que más me gustan. McDougall relata de la mano de diferentes expertos en fisiología, nutrición y antropología como la grasa corporal nos sirvió para sobrevivir y evolucionar cuando éramos simples primates…hasta el día que apareció la agricultura y ganadería en el Neolítico.

A McDougall se le traduce como «dieta de hambre» la nutrición que llevaban estos sujetos. Me gustaría ver el libro en versión original pues estoy seguro que el término «fast diet» es el que está escrito que yo, sin ánimo de alardear, traduciría como «ayuno» . ¿Porqué?, estoy seguro que estos hombres pasaban hambre, de forma literal, pero no nos escandalicemos. Estudios actuales, y no tan actuales, nos indican que la grasa corporal por un fenómeno llamado «cetosis» nos procura la suficiente energía como para durar muuuchos días con apenas sustento alimenticio. Lógico, pues si estaban todo el día en zonas escarpadas, huyendo ,con lo que les pudieran dar en las aldeas se sustentaban…y con lo que recolectaban pues el autor dice que comían plantas silvestres,a veces a modo de infusión,caracoles y frutos silvestres. Según los supervivientes, el autor hace referencia a la delgadez que adquirieron y la resistencia. No es de extrañar pues que actualmente esté tan en boga lo de «entrenar en ayunas»(pero de eso hablaré en otro post) tratando de priorizar la grasa como sustento energético.

Entre otros personajes contemporaneos que me ha descubierto McDougall y me han fascinado es Thomas Myers, un investigador de la fascia . Tras años de estudio de este tejido conjuntivo, que está presente en todo nuestro cuerpo como elemento de sostén de otras estructuras, publicó un libro que estoy pendiente de leer «Anatomy trains»,que está traducido al castellano como»Vías anatómicas». Este investigador le dió la vuelta al concepto de la fascia, un elemento anatómico que hace décadas ni se tenía en cuenta, y resulta que «no sólo recibe órdenes sino que también las dá». La importancia de las fascias corporales no sólo reside en su poder de sostén sino en que intervienen en el movimiento y si sufren algún tipo de problema la estructura anexa, un músculo o una víscera, sufrirá las consecuencias. Dolores que no curan a veces proceden de una fascia acortada…Otra propiedad es la capacidad de «almacenar energía» para luego liberarla, o sea si entrenamos esa faceta podremos ahorrar mucho combustible no solo en pruebas explosivas sino también de larga distancia.

¿Quién no conoce lo que es un Ironman ?: el culmen del triatlón; esta disciplina nació en Hawái directamente con esas distancias. Pues bién, Mark Allen fué una leyenda del Ironman, lo llegó a ganar 6 veces seguidas pero….no siempre fué así. A finales de los ´80 era un claro aspirante a ganar pero se lesionaba con facilidad, se quedaba sin gas en las pruebas hasta que conoció a el que fuera su nuevo entrenador y mentor: Phil Maffetone , otro gurú que campa por las páginas de este libro y que me ha dejado con la boca abierta. Actualmente vive retirado en un lugar perdido del desierto de Arizona y allí que se fué McDougall a entrevistarlo. Se hizo famoso por su fórmula «180»(hace unos meses la conocí de casualidad) que consiste en entrenar el corazón en unos límites aeróbicos muy estrechos para mejorar la resistencia y la obtención de energía a través de las grasas. Como veis otro capítulo que guarda clara relación con la narración novelada de los británicos y los partisanos griegos.

Si en su anterior libro «Nacidos para correr» nos mostró como nuestros pies están hechos para correr descalzos o con la mínima interferencia con el suelo que pisamos y nos descubrió personajes épicos como Caballo Blanco y los entrañables tarahumaras…en este libro nos muestra como el azúcar está detrás de múltiples problemas orgánicos,como el estrés puede perjudicar pero…también ayudar; nos da una clase magistral sobre fitología urbana, nos habla de crossfit, paleodieta o nutrición evolutiva, de técnicas marciales como el Wing Chun, de boxeo, del Pancracio(no, no es el Santo, es la lucha griega), de culturismo, del Parkour, …y de muchos personajes más, amén de los citados anteriormente, como Bruce Lee, Roosevelt, Pitágoras, Platón, Lee Saxby, Steve Maxwell, Lawrence de Arabia, David Belle, ……y un montón más y creedme todos están relacionados entre sí.

Para ir concluyendo, a nivel personal, me han acabado gustando más los enlaces con los que a lo largo del libro McDougall enriquece la narración sobre los héroes de Creta. En conjunto forman un bloque compacto y bien equilibrado, a veces algo «sensacionalista» pero, creo, necesario para no perder ritmo de lectura.

Un libro que releeré más de una vez, por placer o a modo de consulta o ambas cosas, que regalaré(ya se de algunas personas «diana»,jeje) y comentaré hasta la saciedad. A veces el placer de un libro no sólo está en leerlo sino en «pensarlo».

En definitiva, un homenaje al Movimiento : estamos hechos para movernos y no para ser sedentarios. Llevamos en nuestros genes la información necesaria para afrontar cualquier acción, dotados de mecanismos de combustible y locomoción tan eficaces como la mejor máquina engrasada. Sólo hace falta activarse para estimular esos genes, la disciplina que elijas depende de ti.

Enfatizo otra cosa más: un libro que tras leerlo debe ser llevado a la práctica. No nos acomodemos y convirtámonos en Héroes, lo llevamos de serie.

Luigi Slurp. Fisioterapeuta y corredor minimalista.

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