Ya ha pasado más de una semana desde que hice mi primera ultramaratón corriendo descalzo. He recibido felicitaciones por todos sitios y tan bien algunas críticas. Todo es bien recibido. Además las críticas que a mí me han llegado o he leído son críticas positivas y dudas sobre si esto puede ser muy malo para mis articulaciones, si más adelante no me puede pasar factura, en definitiva, cosas que no ven del todo claras. Es lógico y normal. Yo también las tendría si de pronto me entero de que alguien ha ido corriendo descalzo desde Motril hasta Granada por gusto. Y si resulta que es amigo mío o que puedo comunicarme con el por redes sociales, se las diría, y lo más probable es que al resolverme unas dudas me surgieran otras preguntas y otras dudas, y así sucesivamente.
Ya lo he comentado con algunos amigos en facebook, lo de la recuperación es algo alucinante. Cuando corrí la media maratón descalzo y la maratón descalzo también acabé y recuperé muy bien las piernas, pero pensé que era sobre todo por ser distancias que tenía dominadas y que las hacía a ritmos muy cómodos para mí. En esta ocasión pensaba que, a pesar de ir también a ritmo muy cómodo, tantas horas y tanta distancia me dejarían las piernas bastante tocadas.
- Ramiro, Juanma, El Gato, yo, Moi y Álvaro (de izqd. a dcha.)
El día de esta carrera amaneció diluviando. Las previsiones no eran muy buenas, pero esa manera de llover a las 8.30 a.m en Granada era mucho peor de lo esperado. Mientras desayuno unas tostadas de aceite, zumo de naranja, zumo de manzana y dos plátanos me manda Álvaro un whatsApps, ¿cómo lo ves? a lo que yo le contesto que bien, que llueva ahora todo lo que tenga que llover, que todo sigue en pie y que a las 9.30 en la gasolinera, que no me recojan que yo voy corriendo.
Con algo de retraso llego al sitio acordado donde me esperan ya todos. Nos echamos unas risas, unas fotos y nos repartimos en dos coches. Noto una cierta euforia o nerviosismo común, muy similar a cuando hemos quedado otras veces para ir a un festival, a un concierto o a algún lado de fiesta.
Moi y Juanma van en el coche de Juanma y Ramiro, Enrique y yo en el coche de Álvaro. Ponemos los cuentakilómetros a cero al pasar por el parque Tico Medina y nos dirijimos unos detrás de otros hacia Armilla para iniciar el recorrido a la inversa pero por el mismo sitio por el que iba a subir después corriendo. Vamos con el tiempo justo. Hemos quedado a las 11 en el punto de salida con unos periodistas de la Agencia EFE que quieren hacer una pequeña entrevista y unas fotos en los primeros kilómetros y ya vamos tarde. En Granada llueve, pero al empezar a bajar hacia la playa deja de llover.
Cuando llegamos al cruce de Lanjarón nos encontramos con una valla atravesada que pone: carretera cortada. Decidimos apartar la valla y seguir hasta donde estuviera el corte para intentar pasar. Unos 2 km más adelante la carretera estaba muy levantada pero se podía pasar yendo muy despacito y bajándonos todos.
- Así estaba la carretera. Juanma sufriendo por su coche…
Esto nos hace llegar al punto de encuentro con bastante retraso. Cuando llegamos están allí los dos periodistas de EFE, David Herrera con su bici y mi colega Luis y su compañero vestidos de policías y con el zeta y todo.
Yo me encuentro bien y no estoy nada nervioso. Estoy un poco ansioso y con ganas de empezar a correr para desconectar de todo. Me pongo la ropa para correr y me quito las zapatillas. Antes de empezar tengo que contarle un poco de qué va la historia al periodista y me hace un montón de fotos en la playa, estilo reportaje de boda.
- Cambiándome en el vestuario con la policía vigilándome
- Unas palabras antes de salir, jajajajaja!!
El tiempo está fresquito y con viento, pero no llueve. Está todo totalmente nublado y parece que puede empezar a llover de un momento a otro.
Una vez terminadas las fotos, me coloco la riñonera, lleno el bote de agua, me pongo el ipod en reproducción aleatoria y a correr.
Los primeros km se pasan muy rápido. Vamos formando un buen follón por la carretera entre todos: Moi y David H. con las bicis, el coche de Álvaro, el coche de Juanma y el coche de los periodistas, y todos a mi paso. Al menos no es una carretera principal y hay poco tráfico. El asfalto está muy estropeado y no es muy cómodo para correr, pero voy pensando que en cuanto llegue al cruce y coja la N-323 la cosa cambiará. Esta caravana sólo duró hasta el cruce. A partir de ahí era un tramo con dos carriles para cada sentido y mucho tráfico, por lo que yo seguí por el arcén viendo a los coches venir de frente y los demás siguieron por el suyo para esperarme más adelante.
- Pensando en ponerme las Five Fingers
Yo voy todo el rato por la línea blanca de la carretera. El asfalto en este tramo no está mal. Es bastante rugoso y tiene mucha suciedad. Me refiero a suciedad de piedras y tierra. Por la línea blanca se va mejor pero hay mucho tráfico y cada vez que viene algún coche o camión me tengo que meter para adentro y pisar toda la zona sucia. Una de las veces iba muy concentrado mirando al suelo y un camión me dió una buena pitada para que me apartara. Iba deseando pasar ese trozo y llegar a la zona de menos tráfico.
Empiezo a entrar en calor y me quedo en manga corta. Moi va cerca de mí, apareciendo y desapareciendo todo el rato. David Herrera ha venido un buen rato pero ya se ha dado la vuelta para Motril.
No llevo ni una hora y voy algo preocupado. El asfalto no sólo no mejora, si no que hay momentos que está mucho peor. Los pies no me duelen pero me voy pinchando bastante y voy pensando que si sigue así la cosa me van a acabar doliendo, como me pasó en el Trail Cabo de Gata. Voy comentando todo el rato esto con Moi, y cuando llevo 1h y media o así le digo que voy a tener que ponerme las FiveFingers casi seguro. El me dice que no las lleva, que van en el coche de Álvaro y ahora no están cerca. Le digo que voy a esperar un poco a ver si cambia el asfalto y que ya le aviso.
- Pequeña bajada en mitad de la subida. Justo antes de entrar al túnel de Ízbor.
- Álvaro dándome comida a la salida del túnel
- El grabador grabado mientras relleno agua de la fuente.
Afortunadamente el asfalto cambió. Alrededor del km 20 la cosa mejora bastante. Llego al cruce de Vélez de Benaudalla y empiezo a subir. hasta ahora había sido todo llano y falso llano.
Ahora voy muy animado, empiezo a encontrarme realmente bien. El asfalto es suave, la subida es cómoda, no hay coches, llueve pero poco, y ya llevo dos horas corriendo. Ya llevo todos los músculos calientes y los pies van perfectos. Me empiezo a notar bastante ligero. Hasta ahora llevaba el estómago demasiado lleno de líquido y no iba cómodo (ya he parado a hacer pis en la cuneta dos veces). Todos me está esperando en el mirador de la presa de Rules. Como llevo dos horas le digo a Álvaro que me dé un bocadillo de salami y relleno los botes. Además de esto me lleno los bolsillos de la chaqueta de pasas, almendras y sugus. Les digo que tiren para adelante, que con eso tengo para un buen rato. Cada 15 minutos me como dos o tres almendras, dos o tres pasas y un sugus.
En las 7 horas casi que estuve corriendo esto es lo que comí: 3 bocadillos pequeños de salami en pan de leche, 3 geles, 3 plátanos, un bote de 5oo ml de bebida de hidratos Energy+ , un puñado de pasas, almendras y unos 5 sugus. Más agua, agua con Recuperation y agua con magnesio . No sé cuanta agua bebí pero no bebí mucho. No hacía calor y realmente no tuve sensación de sed o de necesitar agua en ningún momento, pero obviamente me obligué a beber pequeños sorbos todo el camino. Para esto me sirvió bastante llevar el bote en la mano, porque al ir viéndolo todo el rato no se me olvida beber, al contrario, quiero ir gastando el bote para que pese menos. Fuí realmente cómodo con el bote en la mano (no lo solté en las 7 horas) y he decidido llevarlo también el sábado que viene en la Marató i Mitja de Castellón.
- En esta zona me creía que iba por las Barrancas del Cobre…
- Pequeña Ermita, no recuerdo el nombre.
Empiezo la subida a buen ritmo. Empieza a llover un poco más pero se mantiene bien la cosa. El viento sí empieza a apretar de frente, pero tampoco me molesta. me encuentro bien, el bocadillo me ha sentado fenomenal y el ir pensando en el sugus y las almendras de los próximos 15 minutos hace que me aísle bastante. Casi ni me doy cuenta y ya voy por el 30. Álvaro y Ramiro se vuelven a poner a mi altura, me preguntan si me hace falta algo y se adelantan para esperarme en el paso del maratón aprox. Moi y Juanma tambíen se han ido para adelante. Moi ha hecho trampa y ha montado la bici en el coche para hacer toda la subida.
Los ratos en los que voy completamente sólo y a mitad de recorrido me encantan. Es una sensación de aventura pura y dura. Aunque sé que un poco más adelante me los voy a encontrar esperándome, la sensación de ir corriendo hasta Granada sin más ayuda que mis pies descalzos me hace sentir muy bien, como si fuera algo que ya he hecho antes, en otra vida o algo así. Dicen que al correr durante horas en solitario conectamos con nuestro pasado primitivo, ese pasado de animales cazadores y recolectores en el que cada día hacían una ultramaratón buscando alimento. No sé si será esto, pero desde luego las mejores sensaciones que he tenido han sido yendo descalzo y después de varias horas seguidas corriendo.
- En pleno valle de Lecrín
Atravesé Béznar y Lecrín cuando más llovía. Toda la subida desde Lecrín hasta Dúrcal fue cuando más llovía. Tuve que ponerme encima de la chaqueta un chubasquero que me dejó Moi. Un poco antes de esto se puso Moi los patines y me acompañó un poco con ellos empujándose con los bastones de esquí de fondo. Hace años, cuando competíamos en esquí de fondo nos pasábamos muchas horas entrenando con rollerski (esquís con ruedas) y los movimientos son los mismos que con los patines en línea, por lo menos el estilo «patinador», porque para el estilo clásico necesitas llevar el tobillo libre y separado del patín.
El buen asfalto duró hasta Dúrcal (km 45 o así). Pasé por el maratón en algo menos de 4 horas. Yo pensaba pasar por el maratón en 3h30 pero desde el km 18 o 20 fue todo el rato subida y en algunas zonas bastante empinada y con lluvia y viento de cara.
Al pasar el maratón se une a mi el gran Gato Pardo, también descalzo. Se pone delante mía para ir quitándome el viento de cara y tengo que decirle varias veces que frene, que va muy lanzao. Este Gato es un fenómeno, lo mismo va en el coche haciendo fotos que se pone a correr descalzo conmigo. Pasamos por mitad de Dúrcal por equivocación. Hubiese preferido rodear el pueblo. ïbamos a muy buen ritmo tragando kms y con buen asfalto y al pasar por el pueblo se me cortó el ritmo totalmente. Y el buen asfalto. Tuvimos que ir sorteando coches, subiendo y bajando aceras, bordillos, alcantarillas, correr por empedraos, etc. Iba desaendo salir del pueblo para volver a coger ese asfalto lisito y suave. Pero no fué así. Ya no volvería a coger un trozo de buen asfalto hasta llegar al final del recorrido. A pesar de esto, ir corriendo descalzo detrás del Gato, también descalzo, en mitad de la lluvia y los charcos atravesando Dúrcal y viendo las caras que ponían los lugareños al vernos pasar, no tiene precio…
Justo al salir de Dúrcal es cuando se nos une Fran Quirós, este sí con zapatillas, así que ahora vamos los tres. Ellos se ponen delante para tapar el viento, pero yo voy cambiando mucho de sitio buscando el mejor asfalto o la línea y no consiguen taparme nada. Fran hay veces que me lleva un poco nervioso y se lo digo porque en su afán de protegerme y para que los coches me vean, va todo el rato delante mía por mitad de la carretera. Yo se lo agradezco, pero no quiero que lo atropellen a él así que le digo que por favor se esté quieto en su sitio, a lo que por supuesto no me hace ni puñetero caso y me lleva todo el camino con el alma en vilo.
- Totalmente escoltado. javi a izqda., Fran a dcha. y Moi detrás. Falta el Gato que ya se había montado en un coche.
Al empezar una pequeña subida despúes del Padul (la que va hacia El Suspiro del Moro) el Gato, nos deja. Ha corrido más de lo que tenía previsto. Ha estado un rato descalzo y otro rato con zapatillas. Sólo el sabe lo puñetero que estaba el asfalto para ir descalzo. Fran también, porque de vez en cuando le decía que se agachara y pusiera las palmas de la mano sobre el asfalto para poder sentirlo.
En esta zona es donde tengo mi segundo bache del día. El primero fué alrededor de la hora y media cuando estuve a punto de ponerme las Five Fingers y el segundo es ahora, alrededor del km 50. Empiezo a notar roce o herida en el pie izquierdo. Para un segundo en el arcén para mirarme los pies (no lo había hecho en todo el camino, no quería mirarlos) y veo que llevo la heridilla y algo de sangre. Voy bien, pero aún quedan unos cuantos km y no sé si me va a doler o no. Sigo corriendo y le digo a Fran que no me hable, que voy muy concentrado en la pisada procurando no rozar con esa parte del pie y buscando las mejores zonas. Son unos pocos km de dudas, pero estoy totalmente decidido a, por lo menos, llegar hasta Granada. En ese momento pienso que con llegar me basta, que lo de completar con vueltas al llegar hasta los 80 ni de coña. También pienso que hasta aquí había sido todo muy fácil y que no todo podía ser así. En cada carrera o reto que te propongas hay momentos difíciles que hay que saber superar. Si nó no aprendes nada.
En la siguiente rotonda vuelvo a encontrarme a todos esperando con los coches. Desde lejos le digo a Moi que llevo una herida en el pie pero que puedo seguir. Al segundo aparece con un apósito en la mano y me lo pone en la rozadura liado con esparadrapo. Inmediatamente noto un gran alivio y veo que no me molesta nada para correr. Esto me da un buen subidón porque ya sé que puedo llegar hasta Granada sin ni siquiera tener que sufrir. Avanzamos unos km y otra vez Moi vuelve a mirame el pie. El apósito se ha hecho añicos con el asfalto y me pone otro encima. Miramos el otro pie y vemos que también lleva rozadura y un poco de sangre, por lo que me pongo también otro apósito en ese pie.
Ya hemos llegado hasta el Suspiro del Moro y podemos ver toda Granada. Todo lo que queda ya va siempre picando hacia abajo y esto unido al hecho de quedar ya tan poco hace que vayamos a buen ritmo y charlando muy animados. Ya no necesito tanta concentración porque llevo solucionado lo de los pies y la postura y la cadencia las llevo ya totalmente memorizadas y no tengo que pensar en nada, simplemente correr.
Por aquí más o menos, a falta de unos 15 km se nos une Javier Gracia, otro amigo que al igual que a Fran conozco desde los años del instituto. Esto hace que vayamos todavía más alegres y contentos. Javi se va a estrenar al día siguiente en Torre del Mar como triatleta y ha tenido el detalle de quedarse en Granada y acompañarme unos km el día de antes de su debut. Vamos hablando de muchas cosas y eso hace que me olvide totalmente de los pies y que los km pasen volando. Poco a poco y sin darme cuenta voy aumentando el ritmo. Hasta Javi me dice que por qué voy tan rápido. Yo le digo que no me doy cuenta, que van las piernas solas.
En ese estado de euforia nos acercamos ya los tres a Granada. Una última parada para revisar esparadrapo y mi Moi me dice que ya no hay más apósitos. Yo sé que ya no me hacen falta. Vamos los tres hablando muy animádamente. Yo llevo la sensación de poder correr durante algunas horas más. No me noto cansado, ni con hambre ni con sed. Les comento que el año anterior cuando hice este recorrido a la inversa con Moi al lado en la bici, en los últimos km no le dejaba ni que me hablara. Iba tan concentrado en dar un paso detrás de otro que me molestaba todo, hasta que me hablaran. Me dolían las piernas y me sentía agotado, con la mente diciéndome todo el rato «párate ya». pero eso fué el año pasado. Este año llego a los últimos km pletórico. Hasta el sol ha salido para verme llegar después de todo el día lloviendo.
En los últimos km se nos une Dani Távora, otro gran amigo desde que tengo 14 años y que no se ha unido antes porque está lesionado. A pesar de su lesión quiere correr un rato conmigo, así es Dani.
Ya no nos queda nada.Pasamos el Mcdonalds 24 horas y llegamos al parque Tico Medina, entrando por un lateral. Seguimos por el carril bici pero a mitad de parque tenemos que salir de el y coger camino de tierra con gravilla para poder dar la vuelta entera y pasar por donde están todos esperándome.
Yo había previsto y afrontado esto como un entrenamiento, y aunque lo habíamos anunciado aquí en el blog, en twitter y facebook, era para seguirlo por internet. El caso es que ni de coña esperaba allí a tantos amigos y a mi familia, con mi mujer (que estaba trabajando en Almería) y todos mis niños (los había repartido por la mañana titos y padrinos) incluidos. Fué una gran sorpresa y me dió mucha alegría verlos a todos allí. Ni uno sólo de los que estuvo me dijo que iba a estar allí.
Cuando llegué a donde estaban todos no daba crédito. Me paré, abracé a mi mujer y a mis niñas y seguí corriendo. Ahora los que no daban crédito eran ellos: !¿pero dóde vas?!, !párate ya! Cuando le dije a mi mujer que iba a seguir allí dando vueltas para completar hasta los 80 km me miró con cara de preocupación de verdad, no se lo creía. Aún así di una vuelta completa, alrededor de 1.5km. Y me alegro de haberla dado. Iba con Dan¡, Fran y Javi y parecía que éramos futbolistas dando la vuelta al campo. El objetivo estaba cumplido e íbamos riendo, charlando y comentando el día. Pero cada vez que pisaba la tierra y la gravilla veía las estrellas. Entonces tuve un momento de lucidez y les dije que se acaba, que al llegar otra vez donde estaban todos me paraba. Llevaba los pies con dos rozaduras y no los iba a tener allí esperando a todos 30 o 40 minutos más.
Quiero daros las gracias a todos. Los que estuvistéis allí, los que me seguistéis por facebook o twitter y a todos los que de alguna manera estaban ese día pensando en mi y en mi recorrido descalzo. Y a mi equipo de apoyo, qué les voy a decir, qué ya inventaremos otra!!!jajajaja Además, ya la tengo pensada y todo…
Para terminar, por fin, sóo decir que al día siguiente tenía las piernas como si no hubiera corrido. Sé que es difícil de creer, pero es así. Yo tampoco me lo creía, y me decía que ya me saldrían los dolores a las 48h, como de costumbre. Pero tampoco. A las 48 estaba aún mejor que a las 24. Los dedos de los pies, el tobillo, la zona del arco, los gemelos, empeine, etc…todo estaba perfecto. Mucho mejor que cuando he corrido menos distancia con zapatillas. Lo único las dos rozaduras, que en 2 días estaban curadas y que es algo bastante común en corredores con zapatillas (lo de tener ampollas, rozaduras, etc… después de 7 horas corriendo con las zapatillas mojadas).
En fin, una gran experiencia de la que saco muchos aprendizajes y que me hace comprender un poco mejor por qué dicen algunos que hemos nacido para correr.
Habrá una tercera parte con el vídeo-resumen de todo el recorrido.
Nos vemos!
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