Otra crónica de la media.
Todo empezó la primera vez que se me ocurrió decir “ correr es un puto coñazo” y Dios me señaló con su dedo y dijo “correrás la media maratón
de granada con una piraña en la rodilla”. Ya en serio, siempre me ha gustado hacer deporte, al menos otros deportes y este verano empecé a
correr por el campo cuando tenía un rato y aquí estoy, escribiendo una crónica de mi experiencia en la media maratón.
La verdad es que la noche de antes no estaba nervioso, estaba convencido que no podría terminar (la maldita piraña), pero me he
dejado llevar por los ánimos y el entusiasmo general y pensé, no tengo nada que perder (bueno quizá una pierna, pero quien necesita una
pierna con tantos amigos que tengo?).
Así que el domingo me levanté a las siete, desayuné tres o cuatro de las galletas mágicas, un zumo y medio plátano, y por supuesto un café, aproveché para hacer mis estiramientos de espalda (gracias Yoyo y Manolo Saiz por vuestros consejos), me vestí, y a patita para el punto de encuentro. Allí estaban ya muchos de los Qualquieras que conozco y otros que tuve el placer de conocer (por cierto, siento no tener aún Qamiseta, para la siguente no me faltará).
Todo pasó muy rápido y cuando me quise dar cuenta estaba con mis compañeros de tirada en la salida, como éramos los últimos la salida fue lenta pero muy cómoda. Y allí estaba, corriendo , rodeado de gente y con buenas sensaciones. Los primeros kilómetros pasaron muy rápido y la piraña de la rodilla me daba un respiro, junto a Roberto, siempre con una sonrisa, Erika, Alvaro y Ñusi algo adelantada, fuimos devorando Km. y disfrutándolos, al menos en mi caso. Roberto controlaba el ritmo y parece ser que íbamos algo rápido, en algún momento sobre 5.15, y junto con mi guardaespaldas Rober pasamos el km 10, allí empecé a sentir dolor en el muslo (puta piraña), más que en la rodilla, pero aun segúia disfrutando, me hidrataba en cada puesto y la música me ponía las pilas.
Creo que fue en el kilómetro 12, mi liebre se retiró a aliviarse y me quedé con Ñusi a unos metros, entonces encaramos la subida juntos, que creo hicimos con buen ritmo, me encontré muy bien subiendo y tenía la sensación de poder seguir subiendo eternamente. Entonces coronamos la subida y recuerdo hacerle a Ñusi como una ola descendente con la mano, en señal de que solo quedaba bajar (no se si me entendió), pq fue el único momento en que me pareció que le costaba un poco. A partir de aquí para mi empezó lo peor, la verdad es que me encontraba cojonudamente, no sentía mucho cansancio, iba bien de pulsaciones y
respiración, pero entonces empecé a sentir un calambre desde el glúteo hasta el tobillo de la pierna izquierda (la de la rodilla pecera) que me dolía casi más que la propia rodilla, que ya empezaba a pinchar.
Así que la parte que más quería disfrutar, pasar por el centro corriendo, una nueva perspectiva de mi ciudad, fui algo jodido, y miraba más al suelo que al frente. Aunque mantenía el ritmo a veces aflojaba un poco para descargar o bajarme y subirme la rodillera, y Ñusi no se separaba, (gran compañera, creo que podía haber ido más rápido) cuando vas jodido eso ayuda, gracias Ñusi. De esta manera llegamos al Paseo del Salón, donde me encantó ver a Rosa y a Belén gritando y animandome, y al dar el giro hacia escolapios allí estaban Marta y los enanos, recuerdo a Marta decir “mira Papá¡¡¡¡” y por su puesto Jacobillo miraba hacia el lado contrario ( igualito que su padre), eso me dio alas durante un rato, pero estos últimos kilómetros … la piraña mordía como su p…m…
Lo extraño de esto es que por un momento pensé en lo que Santi llamaba “el muro”, porque no había sentido un fuerte bajón físico, me encontraba bastante bién para estar a esas alturas de carrera. Total, que poco antes del ultimo km aflojé y Ñusi me dejó atrás, me paré en el último puesto de hidratación y las naranjas me supieron a gloria, un poco de agua y ala, a seguir corriendo, grácias Esteban por los ánimos desde tu coche (me diste mucha envidia allí sentado), y de esta
guisa, cojeando entré en el estadio, entonces oí a Lara y Er Leon gritando mi nombre, gracias, de verdad se me puso la piel de gallina.
Cuando entré en meta solo quería parar y pegarme con un martillo en la rodilla, pero en cuanto vi a Ñusi, Gatopardo, Dominguero y los que estabais por allí me fui a abrazarlos a todos y me olvidé del resto.
Contra mi propio pronóstico, conseguí terminar la media maratón, desde el principio y hasta el final de ella con grandes amigos. Se la dedico especialmente a mi amigo Gatopardo, que hace escasos tres años empujaba el carrito de Jacobo en nuestros paseos de tarde , quien nos iba a decir entonces que correrías maratones…….y yo medias……correr es un puto coñazo…..si siempre vas solo.
Gracias a Henry, Frán, Erica, Alvaro y Roberto, la próxima vez prometo llevar muchas más galletas de la suerte!!!! Y a Moi por su pomada milagrosa.