Aun con las piernas doloridas por la carrera del domingo (¡no de lesión, sólo agujetas!), comienzo a escribir la crónica de mi segunda media maraton, la de Almería.
Recuerdo, que tras la media de Granada, le dije a Álvaro, que no quería saber nada más de carreras por un largo tiempo, que ni siquiera me conectaría en facebook para no enterarme. Estaba realmente mal, con mucho dolor. Pero ni dejé de entrar en facebook, pues me interesan mucho vuestras experiencias y consejos, ni dejé de interesarme por próximos retos. Y por supuesto, sabía que iba a ir a la media de Almería.
Durante el mes de noviembre no corrí nada, pero tampoco fui al fisioterapeuta. Pensé que tan sólo con reposo, todo pasaría. Y en el puente de diciembre, salí a correr con mi hermano, mi cuñada y Paqui. Todo parecía ir bien, por eso me animé a seguir hasta hacer 14 km. No hice bien. Llegué con bastante dolor y me di cuenta que la lesión continuaba. Reposé apenas dos semanas más, hice la carrera nocturna de Granada y entonces prometí parar e ir al médico. Y así lo hice. 5 sesiones con el fisio en poco menos de un mes y nada de ejercicio, sólo estiramientos un par de veces al día. Y de repente estábamos casi a mediados de Enero. Media de Almería, el 29.
El domingo 15, después de haber hecho tres salidas cortitas, salí a correr con Paco y David, 10 km tranquila. Sin dolor. La siguiente semana, otras tres salidas de 4 a 6 km y muchos estiramientos. Y el domingo 22, me fui solita a hacer una tirada larga por asfalto. Quería probarme, y tenía claro, que si me dolía, no iría a la media. No quería fastidiarla de nuevo. Salieron 16 km, y nada de dolor. Lo tenía claro. De ahí a la media. Tenía buenas sensaciones.
La semana previa, descanso. Pero sin dejar de estirar. Benditos estiramientos. A veces no le damos la importancia que tienen. Yo no se la dí. Y hoy se, que mis errores en la media de Granada, fueron, primero, el sobre esfuerzo en los entrenamientos para prepararla en poco tiempo, y segundo, que no estiraba nada. De todo se aprende.
Y ya el viernes a serigrafiar mi camiseta Q, que ilusión. Estaba todo listo.


Comienza la carrera. Mi cuñada Mª Angeles y yo salimos juntas, con muchas ganas y con mucha emoción. La marea humana empieza a moverse. En seguida perdemos de vista a Ignacio y los demás. Y al avanzar unos metros nos adelantan Dani, Moi y Luis. Se alejan y ya nos quedamos solitas (bueno, rodeadas de gente…). Yo comienzo a concentrarme en la carrera, observo a la gente, me entretengo y además llevo mi música. Al correr el primer km, la vocecita de mis auriculares me dice que voy a una velocidad 5,40 min/km. Para mí eso es genial y además iba cómoda. Pensé que si lograba mantener el ritmo, llegaría un poco antes de las dos horas. No me obsesiono demasiado con eso, pues mi único objetivo era no sufrir y disfrutar, pero estoy pendiente y le voy informando a Mª Angeles. Y la verdad, que los primeros 10 km los hicimos manteniendo el ritmo. No recuerdo exactamente que cuesta arriba nos pasó factura. Una muy larga, o al menos a mí me lo pareció, cuando ya habíamos pasado el puente.

Recuerdo que no había agua, y que varios corredores nos ofrecieron sus botellas, cosa que agradecí mucho. Luego, en las bajadas, recuperábamos el ritmo, pero era como una ola, subía y bajaba, ya no era estable. Al principio estaba más fuerte y afrontaba las cuestas al mismo ritmo, pero conforme van pasando los kms…..el cuerpo se resiente. Aún así, iba muy bien, y contentísima al ver que no había dolor. Pensé en lo que Santi me dijo una vez ,»la verdadera carrera empieza en el km 13″, había que guardar fuerzas. Pero a mí me pasa, que aunque vaya más lenta al principio, cuando llevo muchos km, no soy capaz de esprintar, porque vaya a la velocidad que vaya, estoy más cansada. Yo soy más de mantener el ritmo al que vaya cómoda hasta el final, sin grandes cambios. Pero en el km 13, supe que tendría fuerzas para llegar al 21 y no aflojé. Mª Angeles también iba perfecta.
Lo bueno (aunque aburrido), de esta carrera, es que pasábamos varias veces por el mismo sitio, con lo cual, me crucé en varias ocasiones con los otros compañeros Qs. Al primero que veía venir en sentido contrario era a Santi, se le distingue perfectamente por su forma de correr. Es un gustazo verle. Y lo llamaba y lo saludaba y nos dábamos ánimo. Al siguiente que veía era a mi hermano Ignacio, sólo, y poco después a Dani con Moi. A Luis no lo ví! Nos animábamos unos a otros «¡esos cualquieras!» Qué guay. La última vez que ví a Ignacio, pasó él y seguidamente Dani y Moi, me dijeron señalándole «¿es tu hermano?» y yo les dije «¡sí!», y se fueron a por él. Creo que desde entonces estuvieron un rato juntos los tres. Y ya no les ví más.
La primera vez que vi a Charlie, me sorprendió gratamente. Pensábamos que iría directamente a la entrada del estadio, pero no, el tío, con las dos niñas y el peque de Ignacio en el carrito, nos esperó en varios puntos. Nos grababa, animaba, y María y Julia locas con sus mamás. Esto es importantísimo. Da empujones, incluso te hace ir más rápido por unos segundos. Esto en Granada fue más frecuente con amigos y familiares, por eso en esta carrera, cada vez que los veía me daba la vida, pues…nadie más me conocía!
En el km 17 seguía fuerte, pero de repente vino aquella recta tan larga, junto a un campo de fútbol? a la izquierda por el que ya habíamos pasado. Madre mía, no le veía el fin, y de repente me vine un poco abajo. No había dolor, pero cada vez más cansancio. Y luego, llegó el viento en los dos últimos km. Yo lo noté bastante, pero seguro que fue porque ya me costaba bastante. Las piernas se movía por inercia. Si me paraba un momento, no sería capaz de continuar, y si intentaba correr algo más rápido, tenía la sensación de que me caería. Es que ya no era dueña de sus movimientos! Así que pensé seguir adelante, sin pararme, pensando que quedaban dos km y concentrándome en mi música para no pensar demasiado. Entonces, a poco más de 1 km para la llegada, mi cuñada me dijo que si podía esprintar un poco. Rotundamente no. Miré el reloj y supe que mejoraba mi tiempo en Granada, aun faltaban 10 minutos para las 12 de mediodía. Así que para que sufrir más, no? Entonces le dije que avanzara sin mí, que yo estaba bien y llegaba sin problema. Me dio mucha pena no entrar con ella en meta. Hicimos toda la carrera juntas! Pensaréis que si quedaba tan poco ya, por qué no lo intenté, pero de verdad, no podía, me costó mucho el último tramo, y no era capaz de hacer más esfuerzos. Aquí falló también mi cabecita, que sólo pensaba en la meta.

Pero lo mejor de todo…el tercer tiempo!! con qué ganitas se pilla! Estuvimos muy a gusto y hacía un tiempo increíble.
En fin, que acaba de hacer un año que empecé a correr. He hecho siempre deporte, pero tan sólo llevo un año corriendo. Por lo que estoy orgullosa y convencida de la filosofía del grupo. En este tiempo, carrera de la mujer, media de Granada, nocturna, y media de Almería. Próximo reto, Cabo de Gata. Por lo tanto, si, cualquiera puede hacerlo.
Y para terminar, deciros, que de todo esto, lo que más feliz me hace, es haber conocido a gente tan estupenda. Unidos por el deporte, compartiendo aficiones y haciendo nuevos amigos. Buenísimas personas que así me lo han demostrado. Os aprecio mucho y os agradezco todo.
A Ignacio y Mª Angeles, gracias por hacernos sentir como en casa. A Charlie…no comment. Y a Paqui, se la dedico. Animo!
Al final, 2,01h, 10 minutos menos que la de Granada.