« Desde el siglo XIV, el último viernes de abril de cada año, con origen en la población castellonense de Useras, los peregrinos («Els Pelegrins») descalzos o con sandalias, caminan por senderos de montaña en busca del ermitorio de San Juan de Peñagolosa. Este recorrido, el «Camí dels Pelegrins», fue declarado Monumento Natural en 2007. Por él deben guiarte tus pies hasta la meta de la Maratóimitja…»
Este texto lo he sacado de la web de la Maratóimitja 2012 , carrera por montaña de 63 km cuya 14 edición se celebró en Castellón el sábado 12 de mayo y a la cual acudimos unos cuantos miembros de nuestro grupo en facebook, CualquieraPuede Hacerlo.
Si la carrera ya es muy atractiva de por sí, los organizadores tuvieron la genial idea de crear este año una categoría específica para corredores minimalistas o descalzos, con lo cual se hizo aún más atractiva para algunos, entre ellos yo.
Cuando hace unos meses se pusieron en contacto con nosotros vía facebook para ver si nos gustaba la idea y si estaríamos dispuestos a ir, inmediatamente dijimos varios que sí. A mí particularmente me pareció que era una oportunidad única para conocer corredores minimalistas de toda España, para que algunos corredores no minimalistas conocieran de primera mano qué es el barefoot y por qué nó, para sentar las bases de lo que puede convertirse en la carrera de barefoot trail running de referencia en Europa. Además, esa sensación de correr haciendo un pequeño homenaje a esos peregrinos de hace 700 años me resultaba también muy atractiva.
La carrera ha resultado un éxito. Me refiero a la carrera minimalista, porque la maratóimitja en sí era ya una carrera muy consolidada y de las más antiguas de España. Seguro que se pueden mejorar cosas pero a mí no se me ocurren.
Considero que la carrera ha sido un éxito porque aunque sólo hemos sido 12 participantes en esta categoría, debido a la dureza del recorrido, a el trato de los organizadores y a el buen rollo reinante entre los participantes, estoy seguro de que el año que viene seremos muchos más y al siguiente más. Ha sido una carrera épica y eso nos atrae. Somos así.
El que quiera vivir esta carrera tramo a tramo que se lea la estupenda crónica que ha hecho mi hermano Fran Ruiz sobre su carrera. Es toda una lección de cómo afrontar un ultra trail.
Para mí ha sido un fin de semana muy completo y muy agotador. Cuando surgió lo de la MIM yo ya estaba comprometido a ir con mi mujer y unos amigos al concierto que daba Bruce Springsteen al día siguiente en Sevilla y no quise renunciar a nada, de manera que al acabar la carrera nos montamos en el coche y tiramos para Granada, llegando casi a las 4 a.m. Siento mucho haber hecho a todos darse este palizón, que ha sido un poco locura. El año que viene nos volveremos el domingo tranquilamente para así poder pasar la noche del sábado tranquilamente.
El viernes por la tarde pude participar en la charla sobre barefoot y minimalismo que había en la feria del corredor junto a David Lampón ( mybestchallenge.com) y Robert ( 5dedos.es) . Fue un placer poder contar un poco mi experiencia y poder hablar con algunos corredores minimalistas allí presentes.
A mi la carrera me resultó bastante dura. A las condiciones extremas de calor y humedad hay que sumarle la dureza del recorrido. El perfil lo conocía y no es lo que me ha resultado más duro, de hecho era un perfil que a mí me favorecía. Cualquier carrera en la que se suba más que se baje se ajusta más a mis características. Lo realmente duro para mí ( y para todos, minimalistas y no minimalistas) han sido las piedras y las rocas. Yo me había hecho a la idea de que el recorrido sería similar al Camino de Santiago. Yo no he hecho este camino, pero lo imagino sin piedras y fácil para andar o correr, y no se por qué, este lo había imaginado igual.
Mirando los tiempos del año pasado y lo que normalmente me suelen sacar a mi los primeros en carrera, me había calculado un tiempo inferior a 7 horas…iluso de mi.
Llegamos a la salida con la hora pegada al culo, algo que nunca me había pasado. Esto hizo que no cumpliera con todos mis rituales habituales, fundamentalmente el de ir al baño poco antes de la salida. Pensé que en caso de ser necesario tendría todo el campo disponible para mi, y esto fue un error.
Otra consecuencia de llegar tarde fue que tuve que colocarme muy atrás y que los primeros km los tuviera que hacer demasiado rápido para adelantar gente y evitarme peloteras cuando se estrechara el camino. Pude evitar los tapones, pero esto también fué un error, ya que salir así me condicionó parte de la carrera.
Tras unos primeros km muy rápidos fui poco a poco ajustando el ritmo, pero mis sensaciones no eran buenas. Tenía mucho calor y me notaba con el estómago pesado. Mi desayuno había sido bastante ligero, un café, pan con aceite y algo de fruta, pero llevaba la senasación de haberme comido una vaca y estar aún digeriéndola.
Por el km 20 o así me dice Álvaro que me sacan 5 minutos dos minimalistas con VFF, Rober y otro más (eso entendí yo). Eran Rober, el de 5dedos.es y Ramón, que fue el ganador final y que llevaba unas Vivobarefoot. Intento apretar un poco pero veo que no voy bien, así que decido olvidarme totalmente de ellos y hacer mi carrera.
Cuando llego hasta el avituallamiento de Les Useres, km 33, voy fundido. Nada más verme Álvaro llegar me mira extrañado y le digo que no voy bien. Llevo el estómago cerrado y sólo me entra agua. Sólo de pensar en geles o comida me dan ganas de vomitar. Ni siquiera puedo comer sugus. Me dice que Rober me saca más de media hora pero que lo ha visto bastante cansado y que Moi lo ha llamado diciendo que se retira, que la rodilla lo lleva machacado. A partir de ahí no dejo de pensar en Fran todo el rato, ya que se ha quedado sin el soporte y compañía que le iba dando Moi y la carrera se va a convertir en un reto aún mayor. A Álvaro le digo que no se preocupe por mí, que puedo ir más lento pero que llego, que nos vemos en la meta.
Hasta este punto se supone que era la parte fácil, la que se podía correr mejor. Tardo 3h40m en hacer estos 33km. En el avituallamiento me refresco un poco, bebo agua y no como nada. El calor aprieta ya de lo lindo y empieza con una fuerte subida el siguiente tramo, Les Useres-Sant Miquel de Torrencelles, sólo 1o km.
Este tramo se convierte en lo más duro que he hecho hasta ahora. Subiendo voy fundido y bajando también. El ir clavándome piedras todo el rato me hace que no pueda recuperar ni descansar nada en las bajadas. Hubo zonas en las que me paraba antes de bajar y pensaba en cómo narices iba a bajar por ahí corriendo. Me resultaba imposible. En este tramo hubo gente que me vió tan mal bajando que me dijo, textualmente: «Chaval, no te vayas a quedar aquí por tu propio bien. Aguanta. Estás lejos de todo». les dije que no se preocuparan, que iba lento pero que iba. Quizás me estaba pasando factura ahora lo de ir de Motril a Granada corriendo 15 días antes, no lo sé. El caso es que no iba.
Lo que había iniciado como una carrera de menos de 7 horas de duración se estaba convirtiendo en sobrevivir y llegar como sea al siguiente avituallamiento. Ni siquiera podía pensar en retirame porque para eso había que llegar hasta el siguiente control y eso quedaba muy lejos. Sólo podía pensar en dar un paso detrás de otro. Veía a los corredores que yo había ido adelantado pasarme para abajo, dejándose caer, y miraba con mucha envidia sus zapatillas. Lo que hubiera dado en ese momento por unas buenas Salomon súper amortiguadas y con la suela más dura que una piedra. Quién me lo iba a decir, pero es la puta verdad.
En este tramo intenté hacer de vientre. No tenía sensación de necesidad, pero sabía que algo había y que era lo que me estaba matando a parte del calor y de las piedras. Ví un cortijo abandonado y allí me fuí. Me costó llegar por la densidad de vegetación, me arañé por todos lados y nada de nada, allí no salía nada. Pensé que hasta que no comiera algo no iba a poder hacer nada.
Justo antes de la subida a Sant Miquel me encuentro a Tomás, unos de los colaboradores de la organización que va siguiendo a los corredores minimalistas grabando la carrera. Le digo que voy muerto, que no puedo ni bajar ni subir, que me clavo todas las piedras, que no he comido, que hace mucho calor, etc… El me dice que Robert ha pasado hace 45 minutos o más y que iba también muerto. De el otro, de Ramón, no me dice nada, y yo ni siquiera me acuerdo de el. Voy tan concentrado en conseguir llegar al control que no puedo pensar en nada más. Tomás me dice también que el tiene el coche ahí y que si quiero retirarme me lleva para la meta…
Al llegar al control la escena es realmente dantesca. Tal y como dice mi hermano Fran en su relato aquello parece un campamento de guerra de la edad media. Se ven corredores destrozados, deshidratados, acalambrados, tirados en el suelo, en las camillas, etc. Veo tan mal a la gente que de repente me doy cuenta de que yo estoy bien. Estamos en el km 43 y he tardado 2 horas en hacer los últimos 10 km. Recuerdo que el día anterior hablando con David Lampón le dije que la verdadera carrera empezaba ahí, en el km 43.
Me refresco con mucha agua y decido probar a comer. Veo trozos de fuet o algo parecido y cojo tres o cuatro. Me los como y noto que me sientan fenomenal inmediatamente. Decido tomármelo con calma y me voy hacia la zona de masaje porque llevaba una zona en el muslo con algo de dolor o principio de calambre. Tengo que esperar un poco, muy poco, y me dan un masaje entre dos personas que me deja las piernas nuevas. Me dicen los masajistas que no me notan las piernas cargadas, que las tengo muy bien. Esto me anima bastante y después de unos 20 minutos en total de parada (fue la única parada que hice, en los otros avitullamientos no estuve más de 1 minuto o dos) inicio la 5ª etapa.
Antes de salir cojo un poco de papel, porque al comer el salchichón he notado ya movimientos en el estómago. La subida que hay para salir de este avituallamiento la hago entera corriendo. Voy buscando un sitio para esconderme y tener intimidad y como no lo encuentro hago toda la subida corriendo. Parece increíble que media hora antes no pudiese casi ni andar para abajo y que ahora pueda subir corriendo. Es lo que tiene el cuerpo humano y es algo que ya me ha pasado otras veces y por eso no me sorprende tanto. De hecho era algo que llevaba esperando toda la carrera.
Por fin, y después de arañarme otra vez todas las piernas, consigo «ir al baño» para hacer lo que tenía que haber hecho antes de salir.
Ahora me encuentro mucho mejor. Llevo el estómago ligero y voy bien. El calor aprieta de lo lindo y la subida hasta la Joma Bernat se hace larguísima y agotadora. Cuando llegué al punto de agua de arriba, donde estaba el voluntario que te echaba agua helada por la cabeza, estaba deshidratado. Pero a pesar de esto, me encontraba bastante bien. Seguía con muchos problemas para bajar porque me clavaba todas las piedras pero físicamente iba bien, mejor que en todas las etapas anteriores. Aún así tardo 2horas20 minutos en hacer 10 km.
LLegando a Xodos, último control, se nubló y empezaron a oirse truenos. Por fin el sol y el calor nos iban a dar una tregua. Pero las piedras no.
Este tramo es el que mejor hago en cuanto a sensaciones se refiere. Ya vamos todos cascados en la subida, que se hace muy larga también, pero voy disfrutando. Voy muy satisfecho por haber sabido superar los malos momentos y noto que eso me ha reforzado. Empieza a llover un poco y me sabe a gloria esa lluvia. Al final hasta voy a poder probar las zapatillas en terreno mojado, su terreno idóneo.
La última parte la hago genial. Una vez pasada la subida fuerte hasta el Marinet, que subo andando, ya no paro de correr hasta meta. Es una zona de bosque con una pista sin piedras. El suelo está lleno de hojas de pino y a mi me parece una verdadera alfombra. La gente va literalemente arrastrándose y yo voy corriendo cada vez más rápido y más cómodo. Noto las piernas fuertes, ligeras y como si no me hubiera dado la paliza que me he dado. La lluvia aprieta un poco y yo voy disfrutando como un enano. En el último km paso por zonas rocosas mojadas y compruebo el excelente agarre de las INOV8-bare grip 200. Voy pensando que si todo el recorrido fuera como estos últimos 25 minutos (sin piedras) hubiera sido un gustazo.
Por fin entro en meta en 9h40m, contento y feliz y muy entero, tanto de cabeza como físicamente. Realmente entré pensando que podía seguir corriendo muchas horas más, pero ni un minuto más por caminos de piedras.
Conclusiones
Para este tipo de recorridos, con cualquier zapatilla minimalista pura te clavas todas las piedras. Al principio lo soportas pero llega un momento en el que es insoportable. Es cierto que este momento cada vez se retrasa más. En el Trail Cabo de Gata aguanté las piedras con las Bikila aprox. una hora. Aquí hasta Les Useres (3h40m), más o menos aguanté bien las piedras.
Hoy por hoy, correr esta carrera con zapatillas minimalistas puras es un suplicio y te hace ir mucho más lento. Si ya bajando soy lento con cualquier zapatilla, con las minimalistas más. No puedes dejarte caer sin más. Tienes que ir buscando el sitio exacto donde pisar, si no te haces daño. En este recorrido hay muchísimas zonas donde no había sitio donde pisar. Pisaras donde pisaras te clavabas una piedra. Esta situación hace que cualquier otro problema que lleves (cansancio, calor, molestias de estómago, calambres, etc.) se acrecente aún más. Yo entré en meta diciendo que todavía no estoy preparado para correr con estas zapatillas por montaña, que al menos para las carreras volvería a las amortiguadas. Ahora he reflexionado y sigo diciendo que para carreras con fuertes bajadas y recorridos con muchas piedras es necesario llevar más protección. Con unas NB MT 100 o MT 110, que llevan una placa intermedia anti rocas y 4 mm de drop hubiera ido infinitamente mejor. Unas amortiguadas clásicas, tipo Cascadia, Trabuco, Salomon XT, etc., aunque puedas bajar con ellas dando patadas a las piedras, no me las vuelvo a poner. Es como ponerte dos ladrillos en los pies.
Las zapatillas minimalistas puras me condicionan mucho en terrenos pedregosos y en bajadas, pero me aportan otras cosas que considero muy valiosas. Este tipo de calzado hace que mis articulaciones y músculos sufran mucho menos, eso está clarísimo. Podía clavarme piedras y notar dolor en las plantas de los pies si intentaba ir más rápido, pero notaba que las rodillas y tobillos no sufrían lo más mínimo. También estoy convencido que al bajar con mucho más control sobre tu cuerpo y tus piernas esto hace que haya mucho menos desgaste físico y muscular, lo que hace que puedas seguir corriendo durante mucho más tiempo. Entrar en meta después de 63 km por montaña sin notar un músculo dolorido, cargado o fatigado es algo que sólo he sentido con este tipo de zapatillas. No he corrido esta distancia con zapatillas amortiguadas, pero en distancias mucho menores he llegado con las piernas destrozadas y me ha durado el dolor una semana. Corriendo con este tipo de zapatillas noto que podría darme una paliza de estas durante varios días seguidos.
Además, las sensaciones que noto corriendo desde que uso este tipo de zapatillas y cuando corro descalzo no las he notado con zapatillas amortiguadas. Cuando corres por zonas sin piedras el sentir el suelo es una sensación única. La parte final corriendo entre los pinos, fue sencillamente genial. A pesar del cansancio notas como vas corriendo de manera eficiente, sin dar un sólo zapatazo, avanzando rápido, con mucha cadencia y paso corto. Cuando más cansado se supone que vas, metes más cadencia y el ritmo no baja. Puedes subir y bajar al mismo ritmo prácticamente y tragar km como si nada. Sientes que formas parte del entorno. Es una sensación única. Aunque no quieras te concentras sólo en correr, en la respiración, en el ritmo, en interpretar el terreno. Si te descuidas se te olvida comer o beber, llevas la sensación de que no lo necesitas. Como dijo David Lampón en la entrevista que le hicimos: «cuando la mente se te queda en blanco y sólo reaccionas, entras en estado de flow…» Este flow, esta sensación de ir corriendo sintiendo que todo fluye de manera perfecta, yo sólo lo he experimentado corriendo descalzo o con zapatillas minimalistas, pero por supuesto no quiero decir que no se pueda experimentar con cualquier otro calzado.
El año que viene volveré a la MIM, y volveré con zapatillas minimalistas incluso aunque no hubiera categoría minimalista. Sé que me clavaré las piedras y que no podré ir en determinadas zonas tan rápido como iría con unas amortiguadas, pero se que tendré unas sensaciones distintas. Esto es como navegar en un yate fueraborda o en un velero. Navegando a vela puede haber momentos en los que eches en falta un buen motor para ir más rápido y llegar antes, pero para mi navegar a vela no tiene comparación con navegar a motor.
Probablemente al tener más experiencia y los pies más adaptados notaré menos las piedras. Si Nano (lo de este hombre es sencillamente espectacular) el que hizo la mitad del recorrido descalzo, puede bajar así, cualquiera de nosotros puede bajar con zapatillas por muy minimalistas que sean.
Quiero dar las gracias a Rafa Pobo, el organizador, y a Tomás Serra, colaborador y dueño del Refugio Serra, por la iniciativa que han tenido y sobre todo por el trato que nos han dado. Ha sido un gustazo y volveremos el año próximo con más corredores.
Video de entrada en meta
Vídeo del pódium minimalista
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