Granada-Torrenueva a pie, por Álvaro López

Cuando uno va superando los pequeños retos que se va marcando, los siente tan grandes como si de grandes éxitos se tratase.Mi primer gran reto fue acabar una media Maraton y lo conseguí, después le siguieron unas pocas más, unas en Ceuta y otras en Granada, luego me fui atreviendo con la montaña, después de superar mis temores y decidirme a correr de noche y por el monte con los Qualquieras, fui haciendo algunas carrerillas en solitario por el monte, subidilla al Trevenque, alguna rutilla por la Cortichuela, Pico de la Carne, Dilar, Huenes, Veleta… aunque he de decir que a día de hoy, tengo claro que lo mío… es el asfalto.

El caso es que como digo, cuando uno va superando los pequeños retos que se marca, siempre quiere más y siempre superarse, y así fue como de un día para otro, estando veraneando en Torrenueva (costa de Granada, a unos 75 km de la capital) decidí que quería darme “un primer baño del día”, (el de las 09:00 h después de correr) no despues de 10K de carrera, sino recién llegado desde Granada y por supuesto tenía que ser a pie y de noche.

Durante unos diez días aproximadamente estuve buscando “socio” para hacerlo juntos, pero la idea les parecía a todos descabellada. Comprendo que hacer este tipo de invitaciones a amigos bañándose, tomando el sol en sus toalllas o tomando cervezas…. no era la mejor manera de conseguir “socio”, así que unos directamente me decían que estaba loco, otros que mejor en bici, otros que el año que viene… y otros… otros cambiaban de tercio.

Los días pasaban y mis ganas aumentaban, la idea de hacerlo sólo me motivaba aún más, lo tenía todo en la cabeza grabado, el itinerario, equipo, horarios de paso, descansos , puntos para avituallamiento de líquidos, incluso el horario de los autobuses hacia Motril desde Dúrcal y Vélez de Benaudalla por si acaso… así que, el día 14 de agosto a las 07:25 subí en la Alsina en Torrenueva con dirección a Granada… Durante todo el viaje fui bastante inquieto, nervioso… no dejaba de mirar a través del cristal del autobús intentando identificar algunos puntos que luego debería tomar, tanto fue así que poco faltó para marearme y vomitar… de hecho, cuando llegué a la estación de autobuses de Granada, ya llevaba rato con los sudores previos…

Baje los 5 escalones de la puerta trasera del autobús y tras dar mis primeros pasos en la estación, un Policía Nacional de uniforme con muy poca pinta de Policía Nacional me dio el alto y me pidió la documentación…
– Buenos días! ¿es usted de Granada? ¿me permite su documentación porfavor?
sorpresa en mi cara y…

-Claro!! Como no… tenga. Soy de Granada sí….

tras contrastar con una aparato electrónico los datos de mi D.N.I me dio las gracias y …
– Gracias, puede usted continuar :-I

Aquello me dejó un poco descolocado y por primera vez desde que salí de Torrenueva mi mente dejó de repasar todos los detalles de la marcha, en ese momento me pregunté qué pinta tendría, que impresión daría mi persona a los demás… la verdad es que me quedé bastante mosqueado.

Tomé un taxi hasta mi casa y ocupé toda la mañana en preparar el equipo y comprar provisiones solidas tipo (frutos secos y chocolate), las demás serían elaboradas en casa, concretamente dos bocadillos de chorizo del que tanto me privo y además del agua (2Litros) de mi mochila, me preparé un litro de “Iskiate” al más puro estilo Tarahumara, así que pude comprobar que la mochila de hidratación iba hasta arriba de cosas y pesaba lo suyo ( dos litros de agua, uno de Iskiate, dos tabletas de chocolate con avellanas, pistachos, dos bocadillos de chorizo, dos nectarinas, una toalla pequeña, calcetines, camiseta de manga corta Q, chaleco reflectante, Huaraches, frontal, vaselina, crema antiinflamatoria, un paracetamol , dinero, móvil y una pequeña navaja multiusos… )

Respecto a la equipación, camiseta de tirantes Q, gorra , gafas de sol, mallas cortas y (aquí creo que cometí mi segundo error ya que el primero fue echar en la mochila lo que no toqué… los dos bocadillos, los pistachos y el chocolate) unas zapatillas amortiguadas que decidí ponerme tras días de incertidumbre y confusión… al final tomé esa decisión en lugar de estrenar mis nuevas Merrel… temí que las nuevas zapatillas me pasaran factura y al ser tantos kilómetros (70K) preferí volver a calzar como antaño para asegurar …. (aún hoy no sé si esa fue la causa de lo que ocurriría después).

Para comer al medio día, me cargue de hidratos de carbono, hice una “fuente” de spaguettis con tomate y tras devorarla, sólo me quedaba dormir un poco y salir por fin…. ya suponía que no iba a conseguir dormir, porque además de que no soy de siestas, estaba bastante nervioso, así que a las 15:30 h salía por la puerta de mi casa andando hacia “mi baño matutino”.

Todo iba sucediendo genial y disfrutaba cada paso que iba dando, tanto era así que ignoré mi primer descanso programado, me sentía tan bien e iba tan feliz que decidí ,no solamente no parar cada dos horas, sino que decidí comenzar a correr pequeños tramos… todo iba la mar de bien.

Sobre las 18:15 llegué al Padul y tras tomarme en un bar uno de los mejores tercios de cerveza de mi vida, aproveche para saludar a mi amiga Toñi de Padul, la cual me rellenó amablemente la mochila de hidratación de agua fresquita, así que con el agua a tope y la cervecita fresquita en mi barriga, empecé a correr tan agusto, (aún hoy, no sé si esa fue la causa de lo que ocurriría después) dirección Durcal, aquello fue de lo peor de la ruta… una recta interminable y aburrida de la que acabé hasta las narices… por cierto que aquí pude saludar también a mi amigo y compañero Andrés de Cozvijar que venía de Granada en su bici y me reconoció corriendo, (el mundo es un pañuelo amigos). En este tramo aburrido hice un descanso y me comí mi primera nectarina y bebí mis primeros sorbos de Iskiate, debo decir que es cierto lo que dice el libro de “Nacidos para correr” beber de esa fórmula mágica, te recupera en un segundo y tienes la sensación de que acabas de empezar a correr.

La tarde iba cayendo y lo que hasta ese momento había sido una recorrido en solitario, el frescor del atardecer hizo que me fuera cruzando con cada vez más paseantes y corredores por la zona de Durcal, así al llegar al cruce de Nigüelas, si hasta ese punto, todo estaba siendo una gozada, en ese momento creo que llegué al “climax” total del itinerario, eran las 20:45 h aprox cuando sentí verdaderamente caer la tarde, tornarse la luz, sentir una temperatura ideal y después de 28K de subida, comenzar a descender, esta vez corriendo, ( con mi mejor Km a 4´40´´) hacia donde me esperaba otro tercio de cerveza bien fresquito, LA VENTA DEL NATALIO en Lecrín.

Justo antes de entrar a Lecrín, paré en una placetilla que hay a la entrada del pueblo y me preparé para la noche con mi chaleco reflectante ( el del coche…) y mi frontal, así que al llegar corriendo a la venta del Natalio a tomarme MI TERCIO, la gente me miraba como si fuera “El Solitario” pero el chungo…. y cuando me tomé el tercio en un segundo y después de pagar, salí corriendo igual que llegué… las miradas fueron indescriptibles, todavía al recordarlas me rio, menos mal que ya estoy acostumbrado a esas miradas…… el correr descalzo por ahí ayuda a ello.

A partir de Lecrín, ya se hizo la noche, corría con la luz de la luna y solo encendía el frontal si necesitaba que se me viera o no viera bien el suelo, avanzamos constantes mi sombra y yo, alternando la carrera con la marcha.

Cuando pasé por la Venta de las Angustias me sentí el hombre más feliz del mundo recordando mi niñez cuando pasaba por ahí, en la parte de atrás de un Seat 1430 junto a mis dos hermanos y mis padres delante… aquel recuerdo, la oscuridad de la noche y el silencio de la misma, fué lo segundo que no tuvo precio… así iba avanzando y parando tan solo a estirar cuando notaba que lo necesitaba.

Los altos previstos se habían quedado en eso… en previstos sin cumplir (aún hoy no sé si esa fue la causa de lo que iba a ocurrir).
Así que no fue hasta el Km 42.5 en el túnel de Izbor donde tenía previsto parar para reajustar todo (equipo y cuerpo) donde al comenzar a subir hacia la presa de Rules, fui notando como me comenzaba a molestar justo detrás y debajo de la rodilla izquierda… así que fui probando diferentes formas de pisar y apoyar… buscando “el no dolor”. Al principio lograba pisar de tal manera que no me doliera, pero poco a poco y sobre todo cuando comencé a bajar hacia el puente de Vélez de Benaudalla, a las 23:30 y en el km 46 fue donde empecé a tener conciencia de que mi reto peligraba, así que reduje drásticamente el ritmo y me dediqué en cuerpo y alma a “observar “ aquel dolor.

A la 01:00 h entraba en Vélez y el dolor era por momentos casi bloqueante, así que aprovechando que Vélez de Benaudalla (K51) era un punto de aprovisionamiento de agua y de descanso de 30 minutos previsto en el plan inicial, me senté en un banco de una bonita plaza, me descalcé, me puse bien cómodo y me dediqué a mimar “mi problema”, me di un masaje con crema antiinflamatoria sobre la zona dolorida además de tomarme el paracetamol a la espera de que en media hora aquello diera algo de tregua… mientras tanto comencé a pensar en el plan B, “La retirada” . Me quedaban por delante 20 K, el 11% de la batería de mi móvil y si el dolor no remitía, muy probablemente me vería a altas horas de la madrugada tirado por la carretera de La Gorgoracha sin móvil y sin poder andar… si al reiniciar la marcha el dolor persistiera, no tendría muchas posibilidades donde elegir… y así fue como tras media hora de descanso y reajustes, comencé a andar sin molestias hasta la misma salida del pueblo con dirección a la Gorgoracha, donde la suerte quiso que aquel dolor me visitara de nuevo.

A la 01:35 h. me senté en un bordillo bajo la luz de la última farola del pueblo y con las manos juntas, apoyadas sobre mis rodillas, triste y resignado, con el 8% de batería en móvil, desperté a mi querida mujer para decirle;

– Eva… ven a Vélez a recogerme…

Estoy completamente seguro de que si no hubiera tomado aquella decisión, hoy estaría aún recuperándome de aquella (creo yo) lesión en el sóleo izquierdo.

Lo que no tengo claro a día de hoy, es cuál fue el error o la causa del dolor, porque físicamente iba muy sobrado, me encontraba en el momento de la “retirada” tan bien como cuando empecé a andar a las 15:30 h , así que no sé si fue el calzado, el asfalto, las cuestas abajo, la pisada, no haber hecho todos los descansos previstos o el haber corrido demasiado lo que provoco aquello… en cualquier caso, me quedo con lo bien que me lo pasé, me quedo con la experiencia y me quedo con saber que mi gran amor siempre está ahí para solventar mis “pequeños traspiés”
Por supuesto, en cuanto tenga ocasión , acabaré el itinerario superando así mi último “pequeño-gran” reto.

Álvaro López M

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