Granada-Motril corriendo, al final 80 km…

Al final me salieron 82 km y medio. 77 y medio desde casa de mi hermano en Armilla hasta el puente del Maraute, en Torrenueva. Si a estos 77 le sumo los 5 que hice también corriendo desde Granada hasta Armilla, pues eso, 82.5 km, 12.5 más de lo esperado en total.

Salí desde casa de mi hermano en Armilla a las 8.00 y llegué a Torrenueva a 14.40. 6h40m para 77.5 km. Aparte de las obligadas paradas a soltar líquido, sólo paré una vez. Pensaba parar cada dos horas brevemente para comer y beber tranquilamente.

Justo a las dos horas paré, me comí un sandwich de jamón cocido y agua. Fué una parada breve, sólo 4 minutos, pero al volver a arrancar me costó mover las piernas, por lo que decidí que ya no paraba más hasta llegar. Y así fué.

El día, a pesar de las previsiones, resultó perfecto para correr: fresquito al principio, nublado, algo de sol, temperatura agradable, y nada de lluvia.

Hasta el km 50 más o menos fuí disfrutando un montón. Saber que estaba bajando a la playa a pie por la antigua carretera, la de toda la vida, casi sin coches, atravesando pueblos, por el valle de Lecrín, sin prisas, sin mirar la hora, charlando con mi hermano, fué sencillamente genial. Además, como en las subidas (que hay muchas) no podía seguirme con el carro, también tuve mis km de soledad, que tanto me gustan. El trozo desde el túnel de Izbor hasta el cruce de Vélez, viendo toda la presa a mi izquierda fué un rato increíble. Pasé por la maratón en 3h30, a 5 min/km, y asi, fuí hasta empezar la subida desde Vélez hasta la Gorgoracha, más o menos hasta el km 55 o así. Al final la media total fué de 5.20, a 11.7 km/hora.

A partir de Vélez de Benaudalla la cosa cambió un poco. Había decidido tirar por ahí en vez de seguir la N-323 hasta el cruce de Salobreña por varias cosas. Principalmente porque según Google maps me saldrían hasta Torrenueva unos 65km, algo menos que por el otro lado. Además, por este sitio el paisaje es mucho más bonito y hay menos tráfico. El pero, que por este lado hay mucha subida (hasta el túnel de la gorgoracha) y mucha bajada, y por el otro es totalmente llano.

Al final los km fueron prácticamente los mismos, por lo que me encontré que cuando llevaba 60, en vez de quedarme 5 me quedaban 17.5. 12.5 km más, que a esas alturas, se me hicieron duros, sobretodo mentalmente.

La subida hasta la Gorgoracha no se me hizo dura. Subiendo me encuentro cómodo. Pero la bajada hasta Motril se me hizo eterna. Fué lo peor del día. Las rodillas me dolían como nunca me han dolido en cada pisada. Por momentos pensé que no iba a poder llegar ni a Motril.

Cuando llevaba ya un rato bajando, bastante, me alcanzó Moi otra vez. Comí, bebí, y me dió una aspirina que llevaba de casualidad. No sé si será placebo o no pero el caso es que el dolor se hizo más llevadero.

Desde ahí ya fuimos juntos todo el rato. Legamos a Motril por la parte alta, cerca del hospital. Callejeamos un montón. Siempre bajando. Ese trozo me mató. Subir y bajar de las aceras, cruces, rotondas, etc., y yo iba ya para el arrastre.

Por fin salimos de Motril por la carretera de Pueblo Nuevo. Y de ahí, por la zona de invernaderos que tan bien conocemos llegamos hasta los Balandros, un antiguo hotel reconvertido en puticlub a la entrada de Torrenueva.

Ahí ya se me pasó todo. Aún quedaba hacer toda la travesía de Torrenueva, unos 2 km hasta el puente.
La llegada fué súper emocionante, con mis niñas, Rosa, mis hermanos, sobrinas, etc., en el puente gritándome y la gente asomándose a los balcones a ver qué pasaba.

Una experiencia increíble que además me ha servido de banco de pruebas para Lanzarote en cuanto alimentación y bebida. Y para conocerme un poco más. También me ha dado bastante moral. Creo me va a ayudar bastante a afrontar la maratón del ironman en Lanzarote, porque ahora el tener que correr 42km me parece una distancia mucho más corta.




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