En todos los artículos que hemos publicado sobre nutrición, concretamente sobre alimentación evolutiva o dieta paleo, hemos podido ver cómo los frutos secos adquirían bastante protagonismo como alimentos de consumo diario. Sin ir más lejos, en el último post publicado sobre el tema, Cesta de la compra de paleo , podéis ver la importancia que le da la autora a la compra y consumo de este tipo de alimentos.
Pues bien, acaba de publicarse un muy interesante artículo en la revista médica the New England Journal of Medicine sobre un estudio que relaciona consumo de frutos secos y disminución de tasa de mortalidad, con unas conclusiones bastante claras (aunque no definitivas).
Una vez más, y gracias a nuestro colaborador el Dr. Juan Antonio Montes Romero , médico especialista en medicina interna del Hospital de Poniente de Almería y triatleta, tenemos dicho artículo traducido y completado con sus aportaciones y opiniones al respecto.
ASSOCIATION OF NUT CONSUMPTION WITH TOTAL AND CAUSE-SPECIFIC MORTALITY (New England Journal of Medicine 2013;369:2001-11)
21 de noviembre de 2013
Los frutos secos son un alimento con una alta densidad de nutrientes, siendo muy ricos en ácidos grasos insaturados, fibra, proteinas de alta calidad, vitaminas (folatos, niacina, vitamina E), minerales (calcio, potasio y magnesio) y otras muchas sustancias bioactivas, como antioxidantes fenólicos y fitoesteroles. Era conocido que su consumo reduce el riesgo de enfermedades crónicas. Diversos estudios habían mostrado una relación favorable con respecto a la morbilidad cardiovascular, descenso del colesterol, hipertensión arterial, estrés oxidativo, inflamación, grasa visceral, hiperglucemia, resistencia a la insulina, disfunción endotelial, colelitiasis, diverticulitis y cáncer de colon. Aun así, no estaba claro si además se lograba disminuir la mortalidad.
En esta semana se publican los resultados de un estudio sobre trabajadores del ámbito de la salud, llevado a cabo en más de 75.000 enfermeras (Nurses’ Health Study) y más de 40,000 hombres (Health Professionalas Follw-up Study), habiendo sido excluidos aquellos con historia de cáncer, enfermedades cardiacas o ictus. El consumo de frutos secos fue medido al inicio del registro y actualizado cada 2 o 4 años, mediante encuestas a los participantes.
RESULTADOS
Durante el periodo de seguimiento (30 años) fallecieron 16.200 mujeres y 11229 hombres. Se observó como el consumo de frutos secos fue inversamente proporcional a la mortalidad (total) en ambos, ajustando a otros factores riesgo conocidos o sospechados. Se comparó la mortalidad entre los que consumían frutos secos frente a los que no, lográndose una reducción en el riesgo relativo de muerte por cualquier causa de hasta el 20%. Se observó, así mismo una significativa relación inversa entre el consumo y las muertes por cáncer, enfermedades cardiacas y respiratorias. Además, se observó una menor ganancia de peso y una reducción en el perímetro de la cintura, en el grupo que consumía frutos secos.
CONCLUSIONES
Se ha observado en dos numerosos grupos de sujetos (enfermeras y profesionales de la salud) una relación inversamente proporcional entre el consumo de frutos secos y la mortalidad.
MI OPINIÓN.
Este estudio nos muestra como en consonancia con los datos ya publicados previamente el consumo de frutos secos parece más que saludable. No solo mejoran parámetros intermedios y disminución de algunos factores de riesgo en diversas patologías, sino que ahora además parece relacionarse que quien los consumen viven más.
Pero aún así hay que pormenorizar algunos puntos.
Primero, al ser un estudio observacional, las conclusiones solo pueden llevarnos a señalar la relación de la asociación, pero nunca a determinar una causa efecto.
Segundo, fueron los propios sujetos los que aportaban el dato del consumo. Esto puede introducir algunos sesgos en el estudio que no son controlables. No se pueden verificar los datos, los sujetos pueden contestar de una manera incorrecta la encuesta (por desinterés, por no recordar,…).
Tercero, llega a sorprender algunos aspectos clínicos concretos, que creo no se explican bien por sí solos. Como:
No se hace referencia al modo en el que los frutos secos fueron preparados o cocinados. No se especificaba en la encuesta si estos eran fritos, salados, crudos,… ¿Realmente esto no tiene importancia clínica?.
Se habla de unas cantidades diarias de unos 30 grs. diarios (sobretodo en base al estudio PREDIMED, estudio sobre la dieta mediterránea). Aunque se dividió a los participantes en diversos grupos según la frecuencia del consumo, el efecto protector se observó ya en el grupo de menor frecuencia (una vez en semana) con respecto al que no consumía, con lo que parece intuirse que la cantidad no es determinante. Esto tampoco parece muy lógico, a priori podríamos intuir que además hubiera diferencias entre comerlos a diario frente al no comerlos.
Tampoco hay diferencias globales en el tipo concreto de fruto consumido. En el estudio se categorizaron en peanuts (cacahuetes) y tree nuts (que entiendo que son los clásicos: nueces, avellanas,… de árbol). Recordar que realmente los cacahuetes ni siquiera deberían ser considerados frutos secos fetén, por ser realmente más similares a las leguminosas. Aún así, y esto no llega a ser referido por los autores, en las tablas específicas se puede ver como en la mortalidad por cáncer en los que consumían cacahuetes no se modificaba, en cambio si disminuia en los que consumían el resto de frutos secos. Por otro lado, con respecto a la mortalidad por enfermedades del corazón ocurría algo similar, aunque sólo en hombres, en el grupo de mujeres ninguno de los dos tipos de frutos secos logró disminuirla.
A pesar de todo pienso que es un estudio a tener muy en cuenta, aunque como casi siempre en ciencia, está lejos de ser definitivo y si nos abre algunas nuevas incógnitas.