Einstein quería ser minimalista.

A muchos de nosotros nos sigue pareciendo increíble que haya que explicar a la gente, sobre todo a corredores, que el calzado ideal para correr debe ser aquel que respete al máximo la forma y movimiento de nuestros pies, dejando suficiente espacio por la parte delantera para poder expandir los dedos con total libertad.

Parece increíble que, una cosa tan evidente, sea tan difícil de ver para la mayoría y se sigan pidiendo estudios científicos para apoyarlo, cuando no se exige ninguno para seguir usando un calzado que aprisiona y anula el movimiento de los dedos, que anula el arco del pie, que nos eleva el talón obligándonos a impactar primero con el y que no disminuye la incidencia de lesiones a pesar sus permanentes supuestas innovaciones.

También resulta increíble y paradójico que mucha gente considere «normal» el uso de este tipo de calzado y considere «moda» el elegir un calzado respetuoso con el pie, como es el calzado minimalista, o lo que es peor, considere una moda (entendemos pasajera, como todas las modas) el hecho de ponerse descalzo y ejercitar los pies.

Hace unas cuantas semanas descubrí un post en el que se habla de Albert Einstein y lo que el consideraba que sería el calzado perfecto.

La mente más prodigiosa del siglo XX se puso en contacto con un zapatero de Princeton para contarle que le dolían mucho los pies y que necesitaba unos zapatos nuevos. Pero Einstein no se limitó a encargar unos zapatos nuevos, sino que hizo unos bocetos para mostrarle el diseño de como el pensaba que debería ser el zapato perfecto.

En el boceto de la izquierda pone «good» y en el de la derecha pone «bad».

Está claro que Einstein sabía de lo que hablaba, aunque su zapatero llegó a la conclusión de que sólo necesitaba unos zapatos más grandes porque al engordar le había aumentado la talla del pie. Pero está claro que no sólo es cuestión de talla, si no también de forma y diseño. Y aunque su zapatero no lo viera, Einstein si lo veía. Por eso uno revolucionó el mundo de la física y el otro no.

¿Os imagináis lo qué diría hoy en día Einstein al ver la mayoría del calzado que se usa para correr, el márketing que lo rodea y el elevado número de lesiones y problemas que hay en los pies?

Me gustaría ver su cara cuando alguien le dijera que no hay estudios suficientes para defender el uso de calzado minimalista frente al maximalista. Como bien dijo el bueno de Einstein:

Sólo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana. Y no estoy muy seguro de lo primero.

Si queréis saber más detalles de esta curiosa historia, leed el siguiente post y las referencias que cita el autor al final del mismo.

El Zapato Perfecto según Einstein.

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