Después de lo ocurrido estos días con Lance Armstrong y sus declaraciones en TV en las que afirmó que se ha dopado durante toda su carrera ciclista, no hay corrillo de deportistas en el que no se hable ahora más que nunca del tema del dopaje.
Aunque hay gente que se ha llevado una gran decepción con Armstrong, a otros muchos no nos ha sorprendido nada ni nos ha aportado nada nuevo. Obviamente, por mucho que lo sospecháramos o que lo diéramos por hecho, siempre impresiona escuchar la confesión reconociendo los métodos prohibidos por parte del deportista, y más si es todo un 7 veces ganador del Tour de Francia.
Hay gente, como digo, que ahora se ha llevado las manos a la cabeza, cuando esto era algo conocido y denunciado desde siempre. Son muchos los corredores que han denunciado estas prácticas de dopaje masivo en sus equipos, como Jesús Manzano en el Kelme, otros en el Rabobank , en el PDM , etc., pero siempre la opinión pública ha preferido mirar para otro lado y seguir demandando espectáculo televisivo, sobre todo si los supuestos tramposos eran corredores españoles. Ni que decir tiene que lo de Contador y su supuesto filete misterioso , si en su momento nos pareció una tomadura de pelo, ahora ya ni te cuento, pero hay más casos con explicaciones rocambolescas, como el de Pedro Delgado y el probenecid . Quizás esto ahora empiece a cambiar un poco, y aunque siga habiendo casos de dopaje, empiece a no ser algo tan extendido y popularizado como parece ser que ha sido hasta ahora, y no sólo en el ciclismo.
No he leído entera la entrevista de Armstrong, pero sólo con esta frase no necesito saber mucho más: «en los 90 consumir EPO era para nosotros algo rutinario, como poner agua en los botes y aire en las ruedas».
Esta frase y lo que acaban de reconocer los ex-ciclistas del Rabobank diciendo que «desde 1996 hasta 2012 todo el equipo ha funcionado con dopaje» , tengo que reconocer que me ha dejado bastante impactado, y me ha hecho reflexionar un poco. Si esto del dopaje era (o es) una práctica tan extendida como dice Armstrong y como están diciendo otras voces, quiere decir que prácticamente todos (los gallos del equipo al menos) se dopaban. Si esto era así, en el fondo estaban todos en igualdad de condiciones y por lo tanto para ganar había que seguir siendo el mejor. Es decir, si sólo te dopas tu, tienes ventaja, pero si se dopan también todos tus rivales, ¿donde está la ventaja?. Esto es algo que hace que lo del dopaje sea aún más siniestro de lo que pensaba.
Quizás haya alguien que se piense que esto del dóping es algo de nuestra época, pero el dopaje ha estado ligado al deporte desde siempre. En la época de la Grecia clásica ya se usaban sustancias para aumentar el rendimiento en pruebas deportivas. Existen referencias de los tiempos de Hipócrates (siglo V a de C) en que los corredores de fondo ingerían antes de la carrera cocimientos de plantas, se hacían aplicaciones con hongos desecados, se cauterizaban con hierro al rojo, e incluso llegaban a la extirpación del bazo, por considerar que un bazo congestionado, duro y doloroso era el mayor obstáculo para la rapidez de la carrera. En el siglo III a de C, Filotastro y Galeno cuentan que los atletas trataban de aumentar sus fuerzas ingiriendo todo tipo de sustancias y Plinio , en el siglo I, ya afirma que los corredores de fondo de la Grecia antigua absorbían cocciones de equiseto para aumentar las fuerzas y evitar el abandono en carreras de larga duración.
Las primeras carreras ciclistas de 6 días se corrieron en 1879 y los entrenadores de la época disponían de pequeños remedios destinados a hacer soportar mejor a los corredores carreras de 144 horas que eran muy distintas a las actuales: mezclas de cafeína, trozos de azúcar mojados en éter, consumo de alcohol, etc. El primer caso mortal de dopaje fue el del ciclista galés Arthur Linton, que en el curso de la París-Burdeos bebió un cóctel a base de estupefacientes que le proporcionó su entrenador .
A principios del siglo XX era habitual consumir estricnina asociada a pociones a base de alcohol y cocaína, se hicieron los primeros ensayos de oxigenoterapia, se consumían pociones con arsénico en forma de sal (licor de Fowler y licor de Pearson), nitroglicerina, trimetileno o mezclas de todos ellos. El cuatro veces campeón del mundo de medio fondo, Víctor Linart, confesó que se había dopado toda su vida con una explosiva mezcla que contenía estricnina, digital, estrofanto y nuez vómica. El inglés Thomas Hicks, ganador de la maratón olímpica de 1904 (por descalificación del que entró primero por hacer parte del trayecto en coche), fue inyectado durante la carrera dos veces con estricnina. Se pueden comprobar estos datos en la web de la Agencia Española Antidopaje.
A este dopaje empírico (sin conocimientos médicos de ningún tipo aparecieron y se multiplicaron las técnicas según amistades o intereses) le sucedió el dopaje sintomatológico : como los cardiotónicos aceleran el corazón, comienzan a usarse en atletismo; como las anfetaminas reducen la fatiga, comienzan a usarse también, etc., dando entrada así a los medicamentos en el mundo del dopaje.
En 1959, antes del inicio del Tour de Francia, los agentes de aduanas interceptaron un lote de anfetaminas destinado al corredor Charly Gaul. Otros corredores como Fausto Coppi las usaban también, y el 13 de julio de 1967, el británico Tom Simpson cayó fulminado durante el ascenso al Mount Ventoux. Las anfetaminas y el calor pudieron con el. Las imágenes de este hecho son impresionantes.
En 1960 entran en escena los anabolizantes . En un principio los usan sólo los lanzadores (que baten todos los récords de peso, disco y martillo de la época), los levantadores de peso y los atletas de disciplinas de pura fuerza, pero rápidamente se extienden a otras disciplinas y a otros deportes. Posteriormente empezaron a usarse los corticoides y por último la hormona del crecimiento y la famosísima EPO , a partir de los 90. Lo siguiente, según los especialistas, es el dopaje genético: introducción de virus vectores para modificar la estructura de los sistemas involucrados en el rendimiento físico.
Los informes sobre sobre el uso generalizado de agentes dopantes se extendieron a partir de los JJOO de Tokyo de 1964. En Italia, Francia y Bélgica comenzaron a legislar para combatir el dopaje entre 1961 y 1963. La Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional se estableció en 1967, teniendo en el abuso de fármacos una de sus principales responsabilidades. Ese mismo año se produjo, como hemos visto más arriba, la muerte del campeón mundial de fondo en carretera, Tom Simpson, mientras subía el Mont Ventoux en el Tour de Francia hasta arriba de anfetaminas . Este hecho fue muy difundido por la prensa y fue lo que dio a conocer al gran público el tema del dopaje.
Los controles antidopaje de los atletas olímpicos comenzaron en 1968 en los JJOO de Grenoble y México. En España los introdujo la Federación Española de Ciclismo en 1969 y la de Atletismo en 1975.
El 10 de noviembre de 1999 se presentó en Laussane la Agencia Mundial Antidopaje (AMA/WADA) , y el 1 de enero del 2000 entró en vigor el Código Antidopaje, en el que quedan reflejados los mecanismos por los cuales se debe establecer la lucha contra ese tipo de prácticas. Entre las funciones que tiene la AMA, se encuentra la de establecer, adoptar, modificar y modernizar, para todos los organismos públicos y privados concernientes, la lista de sustancias y métodos prohibidos en la práctica del deporte. Dicha lista se publica por lo menos una vez al año, el 1 de enero de cada año.
En esa lista tenemos todas las sustancias y métodos prohibidos en el deporte, quedando también prohibidas aquellas que aunque no aparezcan expresamente, tengan una estructura similar o posean efectos biológicos similares. También quedan prohibidas las que sean marcadores diagnósticos y los factores liberadores de una hormona incluida en el listado.
Como os podéis imaginar, hay sustancias de todo tipo: esteroides androgénicos exógenos (oxandrolona, estanozolol, etc.), endógenos (testosterona, dihidrotestosterona, etc.), clembuterol, hormonas peptídicas (EPO, hormona del crecimiento, insulinas, corticotrofinas, gonadotrofinas, etc.), agonistas, sustancias con actividad antiestrogénica (tamoxifeno, raloxifeno, exemestano, etc.), diuréticos (probenecid, fusosemida, hidroclorotiazida, espironolactona, etc.), estimulantes (cocaína, efedrina, anfetaminas, adrenalina, etc.), narcóticos (buprenorfina, oxicodona, diamorfina, metadona, etc.), cannabinoides, glucocorticosteroides, alcohol, B-bloqueantes, etc. La lista es interminable. Se puede consultar íntegramente y hasta en español , aquí .
Además de las sustancias, también se consideran prohibidos algunos métodos o procedimientos, como:
– Métodos promotores de la transferencia de oxígeno: dopaje sanguíneo (administración de sangre o productos sanguíneos de cualquier origen por razones no médicas) y administración de productos que promuevan el consumo, transporte o liberación de oxígeno (hemoglobina modificada).
– La manipulación física o química de las muestras recogidas (alteración, sustitución, etc.)
– El dopaje genético , definido como el uso no terapeútico de células, genes, elementos genéticos o de modulación de la expresión génica, que tengan la capacidad de incrementar el rendimiento atlético.
Como ya hemos dicho antes, la lista es interminable, por eso nosotros vamos a centrarnos en el próximo post en las sustancias más usadas, como son los estimulantes, los analgésicos narcóticos, los beta-bloqueantes, los esteroides anabolizantes, los enmascarantes, la EPO y la hormona de crecimiento, viendo los efectos buscados, los efectos obtenidos y los efectos adversos.
Fuente : Nutrición en el deporte. Ayudas ergogénicas y dopaje. Javier González Gallego, Pilar Sánchez Collado, José Mataix Verdú. Ed. Fundación Universitaria Iberoamericana