Carrera 10K «Virgen de Loreto» por guille

Esta crónica es muy especial para mí, por que es de la carrera que hicimos el sábado mi padre y yo, y espero que no sea la última, pero sobre todo es especial por que la ha escrito él, mi padre, por que al igual que a muchos de vosotros, es el que nos ha metido en el cuerpo a mi y a mis hermanos el deporte, desde el esquí, hasta el golf, pasando por el fútbol, tenis, montar en bici, hacer windusrf, …

Gracias papá.

El día amaneció gris y frío. Pensé que era lo que correspondía a un día de diciembre y me sentí a gusto y confortable con esta climatología.

Mi hijo Guille me recogía a las 08.30. A esa hora en punto me encontraba listo en la puerta de mi casa con mi uniforme de corricolari y con mucha ilusión por hacer esta carrera. Aunque me gusta correr, nunca había participado en uno de estos eventos que están hoy tan de moda. Había hecho algunos entrenamientos previos para comprobar que era capaz de cubrir bien los 10 kilómetros y calcular en que márgenes de tiempo me movía. Mi mejor registro fueron 59’, me pareció que para mi edad no estaba mal y sobre todo tuve la seguridad que era capaz de completar la distancia sin problemas.

En la M-40, camino hacia el Parque Juan Carlos I, un accidente nos bloqueó en la autopista. Pensé que no llegábamos porque el reloj se movía deprisa y prácticamente no avanzábamos. Me puse nervioso porque no me gusta que se me cambien los planes y sobre todo porque estaba verdaderamente emocionado con la idea de correr con mi hijo. Un desvío por la carretera de Colmenar nos permitió solventar la incidencia y llegar 20’ antes de la hora en la que estaba prevista la salida de la carrera, las 10 de la mañana. Tras localizar el punto de encuentro de participantes, recogida de dorsales y del chip para la toma de tiempos y algo de calentamiento previo al pistoletazo de salida. Un cálculo por encima de los corredores que veíamos nos hizo pensar que seríamos alrededor de 500. No nos equivocamos en mucho porque posteriormente hemos confirmado que éramos 460.

Saludé a algún compañero que también se había animado. Esta carrera se celebraba conmemorando la patrona de aviación, la Virgen de Loreto.

Me sentí contento de haber tomado la decisión de participar. El ambiente estaba animado y yo ilusionado de poder correr con mi hijo Guille.

La salida se retrasó alrededor de diez minutos. Nos situamos en el cajón de salida en el último tercio. No queríamos entorpecer a los que sin duda irían más rápido que nosotros. Se oyó el disparo de salida y lentamente se puso en marcha el grupo de corredores.

Enseguida comprobé que empezaban a pasarnos corredores y me entró la duda si sería capaz de coger el ritmo de carrera que me iba bien a mí porque sin querer trataba de no perder posiciones y me aceleraba en exceso. Con la ayuda de Guille, poco a poco mi ritmo y mi respiración se iban estabilizando, un primer repecho y antes de darme cuenta estaba viendo el cartel que anunciaba el primer kilómetro. La excitación de la salida hizo que pasaran estos primeros minutos casi sin que me diera cuenta.

Guille me informaba del ritmo que íbamos manteniendo cada vez que desfilaban ante nosotros los hitos kilométricos. Después de unas subidas y bajadas por terreno asfaltado y de tierra que alternaba, desembocamos en una zona llana que bordeaba el gran lago del parque. Estábamos ya en el cuarto kilómetro y Guille me decía que llevaba un ritmo superior al que había hecho en los entrenamientos. Yo me encontraba cómodo así que procuré mantener este ritmo. Por otro lado, Guille que al ir acompañándome iba reteniéndose, empezó a tirar algo de mí por lo que también mejoramos los registros de los siguientes kilómetros.

Nos sorprendió la gran extensión del lago. Había un sitio para piraguas y gente con largas cañas pescando. A mitad del recorrido, un control de avituallamiento nos facilitó un botellín de agua. Traté de beber un trago pero me atraganté y casi me ahogo. Pasado el kilómetro siete, sentí que lo malo había pasado y sin darme cuenta, siguiendo a Guille aceleramos el paso. Ya estábamos adelantando corredores y a nosotros no nos pasaba nadie. Alguno que se había pegado a nosotros se quedó descolgado. Al llegar al kilómetro nueve, me sentí eufórico, estaba acabando la prueba y me encontraba mucho mejor de lo que me había imaginado. Le dije a Guille que aumentara su ritmo y que terminara sólo para que mejorara el tiempo. No quiso abandonarme y se lo agradecí porque en realidad me hacía ilusión que llegáramos juntos.

Ya se divisaba l Carrera 10K "Virgen de Loreto" por guille 2 a meta, un giro de 180º a la izquierda y enfilamos la recta de llegada. Me sentí fuerte e inicié un sprint que fue respondido inmediatamente por Guille que entró un par de cuerpos por delante.

La verdad es que para mí ha sido una experiencia nueva, un reto sumamente gratificante y que espero repetir en breve.

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