Media Maratón Ciudad de Palma descalzo, por Miquel Caliu

La Media Maratón de Palma es una carrera muy recomendable para cualquier corredor popular amante de esta distancia. Casi no hay cuestas, el recorrido tiene pocas curvas y el Paseo Marítimo es un escenario con mucho atractivo, con la Catedral, por un lado y el mar por el otro, como testigos privilegiados.

Además, el día se presentaba con muy buen tiempo, soleado y no muy ventoso. Con una temperatura un poco alta para la época pero sin llegar a ser sofocante.

El circuito de dos vueltas con avituallamientos suficientes, aunque hubo corredores que, debido al calor, echaron de menos alguno más. No fue mi caso.

Antes de salir, conocí a Toni, otro corredor minimalista, que corrió la media con Vibram Five Fingers. Un amigo suyo, Matías, nos fotografió con Pere, un amigo que corre descalzo y participó en la carrera de 10km. Además, en la meta nos encontramos con Jordi, otro corredor mallorquín que hizo la media descalzo.

Salimos juntos Pere y yo, pero una pequeña lesión le había impedido correr las últimas dos semanas, así que ya sabía que su ritmo sería menor que el mío. El primer kilómetro fue un poco lento, ya que entre la media y la de diez km había unas dos mil personas corriendo y había que adelantar a mucha gente para conseguir un espacio para correr con comodidad.

Una vez superado ese primer km, que al final tardé cinco minutos en recorrer, y animado por el ambiente, hice las tres primeras cuartas partes de la carrera muy ligero, y mantuve un ritmo demasiado elevado hasta el km 16, rondando los 4:40 el km hasta el km 16. Quizás hubiera sido más ajustado a mi preparación un ritmo de entre 4:45 y 4:50, pero la sensación de ligereza y la falta de experiencia en carreras largas hicieron que me confiara.

Pagué la novatada los cuatro siguientes, y la sensación de ligereza se desvaneció, aunque aguanté un ritmo más modesto, entre 5:10 y 5:20 el km.

Me recuperé un poco el último tramo de la carrera, animado por la proximidad de la meta, para acabar, cansado pero contento, en un tiempo real de 1 h 44 minutos, mi primera media maratón.
En la meta mucha gente se acercó a preguntar porqué corría descalzo. Había quién conocía un poco por encima el tema, otros lo ignoraban completamente. Lo curioso es que las camisetas que regalaban en la bolsa del corredor llevaban publicidad de una tienda de deportes que lleva el nombre del ganador de las maratones olímpicas de Roma en 1960 y Tokio en 1964. Cuando uno de los corredores que en la meta intentaba recordar el nombre del atleta le dije a un compañero que tenía al lado:

– Date la vuelta… ves lo que dice ahí?

– Bikila,

– Pues ése es el que ganó descalzo en Roma.

No sé si será por el efecto de las famosas endorfinas, o por haber alcanzado un objetivo que me había marcado hace un par de meses, pero el hecho es que, pese a la sensación de cansancio, pasé el resto del día más contento que unas castañuelas y con una sonrisa permanente dibujada en la cara.

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