Vie. Mar 31st, 2023

Maratón Ultra Sierra Nevada 2017

El sábado 15 de julio se disputó en Granada la 4ª edición de la Ultra Sierra Nevada, carrera de montaña de 100 km con 6.060 m de desnivel positivo y  4.590 m de desnivel negativo. Está considerada el ultra trail más duro de España por su desnivel y recorrido, y este año además ha habido que añadirle un poco más de dureza porque ha hecho un poco más de calor que otros años. En categoría masculina ganó Miguel Heras con 12h23m y en femenina Mélanie Rousset con 15h41m.

A pesar de la dureza extrema de la prueba, sus 450 dorsales se agotaron hace 6 meses, a finales de diciembre, lo que da una idea del boom que hay en España en este tipo de pruebas. Una carrera de 100 km o más con salida en Granada capital en pleno verano y pasando por el mismísimo Veleta es una prueba apta para muy poca gente en mi opinión. Sin embargo, es fácil dejarse llevar por la euforia, por las redes sociales y quizás por los deseos de vivir las experiencias que leemos en internet y muchas veces nos inscribimos a pruebas sin la suficiente preparación o experiencia,  pensando que en esos meses previos vamos a poder entrenar lo suficiente. Luego la realidad del día a día, del trabajo, de la familia, de los compromisos sociales e incluso de las lesiones, hacen que la realidad sea otra.

Algo sí me pasó a mi mismo. Empujado por un amigo y por mi propio deseo de correr con el. Me inscribí en diciembre en esta carrera en la distancia larga (paralelamente se disputan otras carreras de distancias más cortas) aún a sabiendas que con el UltraTri de Motril de por medio a finales de mayo, entrenamientos largos en montaña iba a hacer pocos o ninguno, pero así somos de valientes…o de inconscientes.

Por cosas del destino, mi amigo y pareja para esta carrera ha ido arrastrando una lesión durante bastante tiempo y me dijo tres semanas antes de la prueba que no iba a correrla. En ese momento veo el cielo abierto y teniendo un momento de lucidez mental (y con los pies en el suelo), decido que yo no estoy en condiciones, ni físicas ni mentales,  para afrontar esta distancia en esa fecha sin que me suponga un sufrimiento extremo, por lo que cambio mi inscripción a la distancia maratón, que son solo 40 km con 2730 m de desnivel positivo y 1450 m de desnivel negativo, algo también exigente pero mucho más asequible.

Que en Granada hace calor en verano lo sabe todo el mundo y no es por el cambio climático. En veranos normales llegamos a 42ºC durante el día y en veranos excepcionales u olas de calor, como la que hemos pasado estos días, llegamos a 44ºC. La diferencia no es gran cosa a la hora de correr, por lo que todo el que viene a esta carrera ya debe saber que va a pasar mucho calor al menos en alguna parte del recorrido. Este año las cifras de abandonos han sido históricas e incluso los médicos y demás sanitarios decían a muchos corredores que no era seguro para su salud continuar en carrera.

Estos días estoy leyendo en RRSS algunas críticas a la organización de la carrera por los avituallamientos. He leído de todo: gente que se queja porque cuando llegó no quedaba sandía y tuvo que tomar naranjas, otros que la CocaCola que quedaba estaba caliente e incluso alguno se queja de que no había sillas suficientes para sentarse a descansar y que si te levantabas a por comida te la quitaban. También el que se queja de que cuando el llegó no quedaba agua, algo que sí considero grave si ocurrió así.

En mi caso, todos los avituallamientos me parecieron correctos y completos. Me ofrecieron bebidas frías, había mucha comida, la gente era muy simpática y voluntariosa, aunque sí es cierto que en alguno de ellos al juntarnos mucha gente de golpe había un poco de caos, pero nada que un poco de paciencia  no solucionara.

Esta es mi tercera participación en esta carrera. Participé en la primera edición (distancia trail, 73km) y en la segunda (también distancia trail, pero esta vez 63 km). En la primera terminé y en la segunda me retiré en el km 42 con las piernas destrozadas por las bajadas. En  mi opinión y por lo que he visto este año y en ediciones anteriores, en esta y en otras carreras de larga distancia, creo que se está perdiendo un poco el respeto por este tipo de pruebas.

La organización seguro que puede hacer las cosas mejor y estoy seguro de que trabajarán para ello, ya que son los primeros interesados en hacer las cosas bien, pero no creo que toda la culpa sea de la organización o al menos tenemos que reflexionar también los corredores.

Yo vi muchos corredores muy mal desde el principio de carrera, gente que la carrera le sobrepasó claramente. Una carrera en montaña no es solo la distancia, son las condiciones climáticas también. Había avituallamientos más que suficientes, pasamos por pueblos con fuentes, etc. En mi opinión,  distancias suficientes para portar agua entre un sitio y otro incluso si en alguno de los puntos no quedara. ¿Que ocurriría si un corredor se despista en el recorrido, se pierde unos kms y se salta algún avituallamiento yendo tan al límite? Es una carrera en autosuficiencia y por tu propia seguridad no puedes ser tan dependiente de la organización. Pero si vas muerto desde el km 20 del  ultra o desde el 12 del trail o maratón, y hay esas condiciones, difícilmente vas a llegar a meta aunque lleves un camión cisterna detrás tuya toda la carrera.

Seguro que la organización hace repaso de los errores cometidos, pero lo mismo sería de esperar de cada corredor. Si tienes que cargar con un litro y medio de agua, pues la cargas, que no todo el mundo es  Kilian Jornet aunque vayas vestido de Salomon de arriba a abajo. Y había mucha gente que iba muy corta de agua. Un organizador de carreras no se va a hacer rico organizando carreras, ni la carrera va a dejar de ser rentable o no por ahorrarse unos miles de litros de agua. Pueden haber cometido errores de cálculo o haberse visto desbordados por las condiciones, pero no me creo que se escatime en esas cosas por ahorrar dinero, tal y como he leído a alguno por ahí.

Hecha esta pequeña reflexión, pasemos a la carrera.

En plena subida de las Zetas, desde Güejar Sierra hasta el Hotel del Duque.
Mi carrera

Llego a esta carrera con muy pocos entrenos realizados en montaña (los puedo contar con los dedos de una mano), pero suficientes para poder afrontar el maratón con garantías. Uno de esos entrenos contados fue precisamente hacer de noche prácticamente el mismo recorrido del maratón cuando aún todavía estaba inscrito en la larga. Lo de correr toda la noche  y llegar al amanecer, es algo que también conviene entrenar para habituar al organismo.

Este entreno me hizo ver que o hacía dos o tres más como ese en el tiempo que quedaba o la cosa iba a estar muy chunga. No es lo mismo correr 5 o 6 horas que correr 20. En una carrera de 5 o 6 horas si tienes un mal día o pasas un bache con un poco de descanso y cabeza lo superas y llegas a meta, pero en una de 20 horas al menor contratiempo se te puede venir el mundo encima si no vas muy preparado física y mentalmente.

Aunque eran sólo 40 km, el desnivel es mucho y la carrera es exigente, por lo que mi estrategia es salir a correr lo más cómodo posible y llegar a meta con el menor sufrimiento posible. Ha sido la carrera de todas las que he hecho en la que tenía más claro que no quería sufrir para llegar a meta. Mi cupo de sufrimiento ya lo completé en los 84 kms del tercer día de UltraTri. Así que decido ir todo el camino regulando, corriendo en todos los sitios en los que se podía correr y andando rápido en las subidas potentes, pero si en mitad de estas subidas andando había algunos metros más suaves, volvía a correr aunque fueran 5 zancadas. De esta manera fui a un ritmo muy constante toda la carrera. Solo había dos bajadas en todo el recorrido, y aunque la segunda hasta Güejar Sierra se me hizo un poco larga y pesada, consigo hacerlas disfrutando bastante y corriendo a buen ritmo.

Como son 40 km, me divido la carrera en 4 tramos de 10 km, coincidiendo más o menos con los avituallamientos. Me pongo de objetivo las 6 horas, a una hora y media por cada tramo incluyendo paradas,  pero sin forzar para llegar a ese objetivo. Si salía, bien. Si salía más lento, también bien. No había prisa.

LLego a Güejar (mitad más o menos de recorrido, km 22) en 2h45m. Allí el avituallamiento es una fiesta. Hay muchísima gente animando y mucha gente avituallándose, algunos medio muertos. Allí te puedes sentar, comer caliente, beber de todo frío, meter la cabeza debajo de una manguera, etc.  Al llegar recibo un súper abrazo de Silvia de Soy Montaña, cambio mis dos botellas de agua por otras nuevas, me bebo dos vasos de agua al trago, otros dos de CocaCola también al trago y un par o tres de trozos de sandía y continúo. Creo que no estoy parado ni 5 minutos.

Desde ahí ya es casi todo hacia arriba y eso me motiva, aunque cuando voy por mitad de las Zetas ya no voy tan motivado por la subida. Ahí el sol pega de macetilla (serían las 12 del medio día aprox.) y no hay ni una sombra. Al llegar al cruce de la carretera de Sierra Nevada, me encuentro un punto de agua con el que no contaba, por eso llego con agua en los botes, porque voy racionándomela. Relleno con agua fresca y meto la cabeza en un cubo gigante con hielo donde tienen todas las botellas enfriando, qué maravilla. También me echo agua por los pies (de la caliente que me quedaba a mi y que iba a tirar).

En este punto me llevo una sorpresa que no esperaba. Yo pensaba por otros años que cogíamos la pista forestal Jerónimo hacia el convento de las Adoratrices pero me dicen que no, que hay que seguir la carretera dirección a la estación de esquí unos 6 kms. Aunque a mi es un terreno que me favorece y me gusta, asfalto y en subida constante, paso un par de kilómetros delicados, alrededor del 32.  Justo en ese momento me acuerdo que llevo en la mochila algunas barritas y decido andar un poco mientras me como una de Infisport de esas de goma que me dieron en la bolsa del corredor en  UltraTri. Llevo 4h30 de carrera y es lo único sólido que como hasta ese momento, salvo los trozos de sandía en Güejar y en la Teja. Me sienta muy bien comerme esto y  llego al último avituallamiento, en del Jardín Botánico (km 33 o 34 aprox.) con muy buen humor y deseando meterme en el monte para correr los últimos kms por el circuito de Fuente Alta.

Por muy dura que sea la carrera, no olvido en ningún momento que somos unos privilegiados por poder hacerla y que otros morirían por poder vivirla.

Estos últimos kms son una maravilla. Un recorrido con suaves sube-baja que cuando vas jodido te parecen un puerto de montaña pero que cuando vas bien son súper divertidos y rápidos. Justo por ahí intercambio unas palabras de ánimo al adelantar a la chica que ganó en la distancia trail (63 km) y que va líder del circuito Spain Ultra Cup, la barcelonesa del equipo HG Mónica Vives, menuda máquina.

Entro en meta muy contento y muy entero en 5h36m, 23º de la general y 8º veteranos (40-50 años).

 

Alimentación

Para esta carrera me alimenté de la siguiente manera:

La salida es a las 8.30 horas. Me levanto a las 6.30 horas, me bebo un café y me preparo  medio litro de bebida deportiva UCAN, que consumo unos 10-15 minutos antes de la salida.

En carrera tomo 1 sobre de sales minerales Totum Sport religiosamente cada una hora exacta, 5 en total. En los avituallamientos en los que hay fruta tomo sandía en todos y  en uno de ellos un trozo de plátano y otro de naranja. Con el calor que hace lo único que me apetece es la sandía, ni el plátano ni la naranja. Además en dos de ellos bebo CocaCola fría y la barrita de Infisport que yo llevaba en el km 32. Y el agua a demanda. En ningún momento me quedo sin agua antes de llegar al punto de avituallamiento. Es más, antes de llegar o ya en el tengo que gastar el agua que me queda para poder rellenar. Ni un problema muscular o calambre a pesar del extremo calor.

«Hay quien dice que con el estómago vacío no se tienen fuerzas, pero todos los animales luchan cuando tienen hambre. Si el hambre no generase más vitalidad, no podríamos sobrevivir». Yoshinori Nagumo, médico japonés autor del libro Un día, una comida. 

 

Quién no ha hecho esto no puede imaginarse la sensación que es llegar a un riachuelo y poder meterse así para refrescar los pies. Los que llevaban zapatillas tenían que tener cuidado de mojarse pasando por los troncos.
Calzado

En esta ocasión usé el nuevo modelo de LUNA Sandals OSO Flaco. Una sandalia de montaña con 7 mm de espesor de suela + 4,5 mm de taqueado con una flexibilidad y agarre extraordinarios. A mi las OSO anteriores no me iban bien, me resultaban demasiado rígidas. En estas,  además de mayor ligereza y flexibilidad, ha cambiado la suela y se han eliminado los puntos de fricción de las correas por debajo de la suela. Este punto era por donde solía morir la sandalia. Me han ido fenomenal y creo que tendré sandalias para mucho tiempo.

 

Algunas conclusiones finales

Aunque quedan cosas por mejorar, en mi opinión la organización va mejorando en muchos aspectos y se nota año tras año.

Los corredores deben ser un poco más responsables y no apuntarse a este tipo de carreras tan alegremente. Esto no es la media maratón de tu pueblo. Es una carrera mucho más extrema de lo que puede ser un Ironman.  Un maratón de un Ironman se puede hacer andando tranquilamente sin mayor problema, esto no.

La mayoría de corredores siguen aún muy perdidos en cuanto a pautas de alimentación y suplementación en carrera, incluyendo el nulo aporte de sales minerales en muchos casos y basando su alimentación en el consumo masivo de geles y barritas.

Creo que exigimos mucho a los avituallamientos con la excusa de que pagamos una pasta por la inscripción cuando es una carrera en semi-autosuficiencia. Yo valoro más otros servicios como: posibilidad de cambiar la distancia en la que estás inscrito hasta pocos días antes, vestuario con duchas calientes en meta, cuadrilla de sanitarios haciendo todo el recorrido asistiendo a corredores, (os recomiendo mucho leer estas reflexiones que hace uno de estos sanitarios sobre lo que vivió en la carrera), seguimiento online del corredor, speakers animando la salida y la meta, actividades paralelas para entretener a los familiares y público, etc.

Yo el año que viene volveré seguro, y en función de mi nivel de forma o de lo que me apetezca llegado el momento, haré una distancia u otra.

¡Buen verano a todos!

 

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