Marató i Mitja 2013 con Luna Sandals Mono, diversión asegurada.

Como muchos sabéis, el pasado sábado 11 de mayo se celebró la Marató i Mitja, carrera por montaña de 63 km con 3045 m+ y 2300 m- que va desde Castellón hasta Penyagolosa.

Como muchos sabéis también, esta carrera fue la primera de España en establecer una categoría especial, denominada Pelegrins, para todos aquellos corredores que decidieran correr descalzos o con calzado minimalista (cero drop y 1,2 cm de grosor total máximo). El año pasado fue la primera edición con 12 participantes y este año la segunda, con 24 participantes de un total de 1500 (aún somos poquitos).

La MIM es una carrera dura, con un recorrido exigente y muy pedregoso. Si a esto le sumas las condiciones ambientales, puede convertirse en una carrera muy dura en la que las horas van pasando mientras avanzas muy poco a poco. Esto es lo que ocurrió el año pasado. Las condiciones de calor fueron extremas con una humedad altísima, lo que hizo que sólo llegaran a meta 6 de los 12 minimalistas y que se retiraran 500 participantes en total. Según los organizadores, la edición más dura con diferencia hasta la fecha. Yo participé en la categoría minimalista, sufriendo un verdadero calvario de piedras, dolor en los pies y calor, haciendo que fuese durante gran parte del recorrido con pensamiento de retirarme y jurando que no volvería a meterme en ese recorrido sin un buen calzado muy amortiguado. Aquí puedes leer mi experiencia del año pasado. Y como el ser humano es como es, y los corredores somos como somos, este año he vuelto a correrla, y por supuesto, con calzado minimalista.

Mi objetivo para este año lo tenía claro desde hacía tiempo, y así lo expresé en esta pequeña entrevista que nos hizo Rafa Pobo a todos los participantes minimalistas de la primera edición: «Mi objetivo para este año es volver a correrla con calzado minimalista, poder terminarla sufriendo menos en los pies y si es posible mejorar mi tiempo de la pasada edición «. Un objetivo ambicioso en vista del calvario que pasé por momentos en la primera edición pero que he cumplido con creces, ya que he disfrutado, no he sufrido nada en los pies y he tardado 1h y media menos que el año anterior.

Mi elección de calzado para esta edición han sido unos huaraches de la marca americana Luna Sandals , el modelo Mono, que sin ser el más específico para montaña sí es el más polivalente y se adapta a todo, al menos en teoría. Y digo en teoría porque no recibí la sandalia hasta el día anterior a la carrera, con el tiempo justo para poder andar un poco con ellas en la feria del corredor y poco más. Tampoco era algo que me preocupara mucho porque ya había corrido unos 200 km en febrero y marzo con las Venado , mucho más finas, pero siempre en llano y por caminos fáciles de tierra. Mi primera experiencia con huaraches en montaña ha sido estrenando estos en la carrera , lo que para mí, más que una preocupación, era un aliciente más. No puede haber mejor banco de pruebas que una carrera. No sabía cómo se iban a comportar con el paso de las horas, no sabía cómo se iban a comportar en las empinadas bajadas de piedras, no sabía si me iban a salir rozaduras. Con las Venado lo más que corrí fueron 2 horas por un camino paralelo a la playa y con estas iba a estar unas 8 horas por montaña.

Lo que si me condicionó, aunque no durante la carrera, fue una fascitis que arrastro desde hace 2 meses. Me condicionó porque no pude correr y entrenar con normalidad desde entonces, y prácticamente no corrí durante el mes previo a la MIM, sólo un par de veces para probarme y ver que me dolía.

Hasta mi maratón sub 3 horas descalzo que hice en I Encuentro Nacional de Corredores Descalzos y Minimalistas de Montilla , todos mis entrenamientos fueron en asfalto. Después de esto, descansé un poco y empecé a entrenar con vistas a la MIM. Mi primera salida montañera fue a finales de febrero estrenando zapatillas , las Salomon Sense, y parece ser que mi fascia plantar se resintió a partir de ahí. La semana previa a la MIM tuve serias dudas de poder terminar la carrera, pero he de reconocer que, aunque la molestia estaba ahí, durante la carrera no me condicionó en absoluto, sintiéndome seguro y fuerte en los apoyos.

El día de la carrera se presentó perfecto para correr. La temperatura era muy buena y durante casi todo el recorrido hubo bastantes nubes que tapaban el sol, aunque cuando asomaba picaba. Hubo gente a la que le diluvió, pero yo tuve la suerte de hacer todo el recorrido sin lluvia.

Debido a mis dudas sobre mi condición física, había decidido salir con el Arapajoe Team, formado por 3 de mis hermanos y varios amigos más, pero justo 5 minutos antes de la salida, decidí situarme más adelante y hacer mi carrera. Entiendo que a mucha gente le gusta ir en grupo, apoyándose y esperándose los unos a los otros todo el camino, pero a mí me gusta hacer mi carrera. Me gusta estar sólo, enfrascado en mis pensamientos. Me gusta ir conociendo gente por el camino, me gusta ir encontrándome amigos y compartir algunos kilómetros con ellos, que me adelanten, volver a adelantarlos yo, que me vuelvan a adelantar, etc. Me gusta superar los baches que siempre surgen en carreras tan largas yendo sólo, concentrado en mi mismo. No es una cuestión de llegar antes o después, es una cuestión de aprendizaje, de autoconocimiento, de descubrir mis límites, de aventura.

Mi carrera se puede resumir en pocas palabras: me lo pasé como los indios , y nunca mejor dicho. Experimenté unas sensaciones increíbles con este calzado, disfrutando cada metro del recorrido. Parece mentira lo mucho mejor que tengo adaptados los pies un año después. No hubo un solo instante en el que echara en falta algo más de protección. No sentí en ningún momento que estuviese en desventaja o limitado por el calzado con respecto al resto, más bien al contrario. Puedo afirmar con rotundidad que sentí que iba con ventaja.

Los corredores alucinaban cuando me veían adelantarles. Si hubiera llevado un elefante rosa en la cabeza no se habrían sorprendido más. Me hicieron multitud de fotos en todos y cada uno de los avituallamientos, voluntarios y público, pidiéndome incluso que me parara para hacérmelas.

Las frases que más escuché fueron: «¡pero si va en chanclas! ¿Así vienes todo el camino? ¡No puede ser!», pero la que más me gustó, y me la dijeron varias veces, fue esta: «¡Pero cómo puedes correr con eso si yo voy con zapatillas y llevo los pies destrozados! A lo que yo les contestaba que por eso las llevaba, para no ir con los pies destrozados.

Aunque antes de la carrera no recordaba casi nada del recorrido, una vez en el fui recordando todo lo del año pasado. Recordaba con claridad las bajadas por las que tenía que bajar andando por el dolor que llevaba en los pies y ahora bajaba volando, con pasos cada vez más cortos y más rápidos. Noté como iba mejorando en las bajadas conforme pasaban los kilómetros, teniendo mi punto culminante en los 3 km finales de descenso para llegar a meta. Jamás pensé que hubiera podido bajar tan rápido y con esa sensación de control y seguridad por un terreno tan mojado, tan resbaladizo y tan empedrado como esos 3 km, llevando además 8 horas de carrera.

No todo fue tan perfecto, tuve mi hora crítica. A unos 2 km de Les Useres (km 34), tuve un repentino bajón físico tremendo. Jamás me había sentido así. No era una pájara ni cansancio físico exactamente, era que simplemente no iba. Como si a un coche de repente empieza a fallarle algo. Los 2 km que me faltaban para llegar a Les Useres han sido de lo más duro que he hecho en mi vida. Al llegar al avituallamiento me sentía deshidratado e incluso se me nublaba la vista. No entendía por qué, ya que no había pasado calor (eran las 9.30, estaba nublado y hacía fresquito) y había ido bebiendo, no mucho, pero suficiente. Había corrido a buen ritmo, pero sin forzar, y sintiéndome cómodo todo el rato.

No me recuperé hasta mitad de camino entre Les Useres y el siguiente avituallamiento, Sant Miquel de Torrencelles (km 42), donde llegué bien pero acalambrado. Igual que el año pasado, en este avituallamiento me tomé mi tiempo, descansé, comí, bebí y me di un buen masaje en las piernas. Analizando después qué me pudo pasar, he llegado a la conclusión (y después de leer la crónica de Pepe Roldán me reafirmo aún más), que la clave estuvo en la alimentación del día previo. Como no pensaba salir a mi ritmo, no me la tomé en serio. Estuve casi todo el día sin comer ni beber, notándome con mucha hambre y sed toda la tarde en la feria del corredor. Obviamente, no me volverá a pasar.

Pero una vez recuperado de esto, volví a disfrutar del recorrido, incluso más que antes. Hicimos una bajada embarrada, con barro hasta los tobillos, que fue espectacular. Al final de la bajada había que cruzar un río de aguas cristalinas, y mientras los demás corredores hacían malabarismos para no meter los pies, yo los metía de lleno limpiándome todo el barro y llegando a Sant Miquel con los pies y las sandalias relucientes. Creo que atravesamos dos ríos más, había agua por todas partes.

Esta MIM ha sido muy especial. La comunidad barefoot se ha consolidado y creo que esta carrera será para siempre nuestro punto de encuentro en montaña. La organización es un lujo, y todos ellos, con Rafa Pobo a la cabeza, se vuelcan en atenciones con nosotros. Somos sus niños mimados.

En carrera pude compartir algunos kilómetros con amigos minimalistas de la primera edición, como Ramón Auñón y Miquel Ivars (carrerón espectacular de Miquel), y con otros que ya conocía por internet como Iván Regalado . El pobre tuvo muy mala suerte y cuando íbamos juntos sufrió una tremenda caída que acabó pasándole factura. Aún así tuvo el coraje de llegar hasta la meta. Bravo por él. Tuvimos ocasión de charlar bastante en carrera y confirmar las buenísimas sensaciones que tenía de él por las veces que nos hemos comunicado por internet.

También compartí kilómetros con Alejandro Moreno Fuster y Fernando Calderón , un placer correr con ellos. A los tres primeros no los ví, pero en meta pude hablar con Francisco Mendoza (2º clasificado), menudo crack. Enhorabuena a los tres, menudos tiempazos. También felicitar a los dos chicas minimalistas, Pilar Raro y Anita Fuster , dos súper campeonas. Con lo de Pilar aún ando en estado de shock, salió reservona, lleva poco corriendo y se casca la MIM en 7h35minutos…sin comentarios. También pudimos hablar en meta. Seguro que el año que viene da mucho que hablar, se quedó con ganas de revancha (llegó 4ª de la general femenina). A Anita le deseo una pronta recuperación de su lesión. Todos los minimalistas llegaron a meta, los 24, una gran proeza. Uno de ellos, súper Nano Pies Negros, haciendo TODO EL RECORRIDO DESCALZO.

Y para terminar, mis hermanos y los Arapajoes. Poca gente pude presumir de haber participado en una carrera de estas características con 3 de sus hermanos. Mi hermano Francisco ya la hizo el año pasado (está más fuerte que un toro) y este año ha arrastrado a sus compis de los domingos. Mi hermano Moisés se tuvo que retirar el año pasado, y este año se ha sacado la espina corriendo también con Luna Sandals. Y mi otro hermano, Mariano , también ha demostrado mucho coraje y fuerza llegando a meta. No sabía bien donde se metía, y ha demostrado ser muy bravo. Enhorabuena también al resto de Arapajoes, Guille Quintanilla, Fran Quirós, Ignacio Martos y Peki . Aunque con ellos no compartí kilómetros si compartí viaje, risas y cervezas. Y por supuesto, dar las gracias a nuestro equipo de apoyo, Álvaro, Luigi y Juanma, que trasnocharon y madrugaron tanto como nosotros para poder hacernos fotos, animarnos y ayudarnos en lo que hiciera falta. Acabaron más agotados que los que corrimos, os lo aseguro.

El año que viene prometemos volver con más gente, avisados estáis.

Mi entrada en meta. El speaker me pedía mostrar el dorsal, no es que quisiera enseñar barriga;)

En meta con Rafa Pobo quitándome el chip para que no tuviera ni que agacharme.

Clasificación MIM-Pelegrins 2013

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