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Aguantacerros 2012 - A ciclist chronicle | cualquierapuedehacerlo.es
Vie. Jun 9th, 2023

Aguantacerros 2012 – A ciclist chronicle

A pesar de lo que pueda parecer, creo que soy ciclista. O por lo menos, creo que soy más ciclista que runner. O más bien, creo que adoro la épica del ciclismo, más que la de running.

Es verdad que correr es algo que todos podemos hacer y cualquiera puede intentar acabar de cualquier manera cualquier carrera. Pones un pie delante del otro y, ¡hala!, llegas antes o después: sudando más menos, con gorra o sin gorra, con gominolas o sin ellas, en ayunas o bien desayunado, descalzo o calzado, te lo propones y lo haces. Es cuestión de tiempo y tesón.

Pero la épica, ¡ah!, nada que ver. Se puede ver terminar una carrera, larga o corta y que te parezca un imborrable final, inolvidable el esfuerzo, incomparable la hazaña, irrepetible lo hecho. Y ahí está Youtube para ayudarte a ver acabar como una zombie tiroteada a Grabielle Andersen el maratón de los Juegos Olímpicos de Los Angeles (1984)

O el de este final del campeonato del mundo de Ironman de 1997 disputado hasta la raya por Sian Welch y Wendy Ingraham.

Puedes emocionarte hasta las lágrimas viendo ganar a Grebesselassie en Sydeney en el año 2000 y pensar que tú también lo harás algún día, que tendrás ese final apretado con el Tergat de turno y que apenas ganarás por una brazada, por una cabeza, pero que entrarás delante del David de turno.

Pero, insisto, nada comparable con la épica del ciclismo. Con lo que puedes hacer encima de la bici y con ese sentimiento de imbatibilidad, de superhéroe que uno es capaz de sentir sobre la bicicleta, donde se puede pasar del pajarón más absoluto a la recuperación más increíble después de darle un bocado al Turrolate de turno.

De la bici me gusta todo: me gusta los sonidos que la rodean y que te acompañan, el «clack,clack» de la calas al entrar en los pedales, el «click» del broche del casco, las bolas del cojinete trasero rodando libre cuando no pedaleas, el cambio al cambiar, la goma al rozar la carretera y adoro el sol apretando fuerte sobre el cuello. Bajar la cremallera del maillot al subir, subirla al bajar, animar al compañero que pasas y dejarlo tirado, pararte a ayudarle a subir, ponerte delante de un grupo y tirar como una bestia, sin límite, sin admitir relevos  y sin esperar nada a cambio, sólo por el placer de que los cuadríceps te griten  «¡basta!» en el siguiente repecho y mirar atrás, sólo de reojo, para ver que sólo unos pocos te pudieron seguir. De la bici me gusta todo.

Desde que leí la biografía de Tommy Simpson, aquel primer inglés que le plantó cara al ciclismo continental, no se me va de la cabeza la tremenda imagen del ciclista en el Mont Ventoux, hasta las cejas de anfetas, sin criterio y a punto de caer fulminado por su propio exceso, pidiendo al que intentaba ponerlo en pie: «put me back on my bike, put me back on my bike» para intentar acabar la etapa, esa maldita etapa, que podría hacerle ganar el Tour de 1967 y acabar de pagar el descapotable que había dejado apalabrado en Inglaterra antes de iniciarlo.

Desde que supe de Tommy Simpson y su frase, pienso que algún día acabaré repitiéndole a cualquier voluntario en cualquier carrera ese tantra que igual me tatúo en el cuello: «súbeme a la bici, sé que puedo terminar, súbeme a la bici». Pero no babearé, ni miraré con ojos desorbitados a nadie, no me moveré como un zombie y procuraré no dar el aspecto patético de un yonky de la bici porque, esto, también, puedo dejarlo cuando quiera.

Y todo esto, a cuento de que ayer, domingo 27, hice por segunda vez la Aguantacerros de Montilla, donde no pude ni acercarme al tiempo que hice el año pasado pero donde, mientras fui pletórico, hasta ese maldito pinchazo en la rueda delantera, me creí Tommy Simpson al pie del Ventoux: esto me lo como yo con dos pastillazos y un copazo de coñac.

Aguantacerros 2012 – A ciclist chronicle comentarios en «4»

  1. Perry me parto, eres un machaqui en todo lo que te pones. Curiosamente, yo tenía la bici muy dejada y esta semana he empezado a salir y la verdad que se disfruta, aunque yo estoy todavía haciendome a ella, son muchos meses sin tocarla, concretamente desde septiembre

    1. Jejeje.
      Es que no sé hacer las cosas de otra manera, tío. Reconozco que es un grave problema porque no sé relacionarme con lo que me gusta de manera normal, no compulsiva. Tengo mucho de mi padre en esto y no me gusta nada. A veces, soy capaz de llevar las riendas y mantener la carreta a un ritmo moderado, pero la mayoría de las veces es imposible y van saltando las ruedas y todo el pasaje a mi ritmo frenético, con lo que es difícil ir a mi lado. Tengo la suerte de tener cerca a gente que sabe apreciar lo bueno de esa compulsión febril y sujetarme cuando me desboco. Soy un loco en tratamiento.
      La bici es una maravilla, te permite muchos más excesos que el running y es muy agradecida. Con poco que le dediques eres capaz de hacer grandes distancias y es maravilloso llegar por tus propios medios y con un bote de agua tan lejos.
      Echale un rato, Perri, que mola mazo!
      Gracias por pasar, Perri.

  2. Hola Pepe¡¡¡
    Andaba por aqui por si habias hecho una nueva crónica y poder leerla.
    Para mi suerte he leido esta de la Aguantacerros, y bueno los pelos de punta, me sentido identificado.
    Sabes que estoy con ganas de correr y eso,vamos se intenta,pero al leer esto,me he dado cuenta de que me he vuelto a sentir ciclista.Desde que colgue la bici hace ya dos años, no tenia la motivación para entrenar con ella,preferia nadar(disciclina también frustrada ejej) o correr…Pero tengo que volver a montar.
    Aun tengo carreras a pie pendientes,cuando pasen, me centrare en el caballo de dos ruedas y dar pedales tan rápido como los dedos de Jimmy page. Y bueno el año que viene nos vemos en la Aguantacerros ejej.(cuando estes recuperado me llamas para correr¡¡)
    un saludo

    1. Hola Dani!!. Puff, tío. Si tú eres un ciclista que lo llevas en la sangre, tío. Sólo verte sobre la bici, parado, ya dice lo que eres. La lástima es que un deporte como este «arroje» a gente como tú de él, aunque quizás con ese parón y esa distancia que le has puesto es lo que necesitabas para tomarlo con pasión y cariño.
      Ten en cuenta que vuestra dedicación, al nivel que tú ya estabas, a veces puede hacerte verlo como lo que no es.
      Ojalá sea verdad que te veamos dar pedales como el crack que eres y si mi modesta visión te ha ayudado a verlo de otra manera, me sentiré realmente orgulloso.
      Yo ya estoy en racha de nuevo para la carrera. Esta vez no ha sido como en Peñalara, que necesité una semana para verme normal. Quizás mañana ya salga a trotar y, si no, en bici. Lo que te apetezca, eso hacemos. Lo mismo da, me vas a dar para el pelo en cualquier cosa 🙂
      Un abrazo y gracias por pasar por aquí, que haces que esto hasta parezca un sitio serio.

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