Como os conté en el capítulo anterior, la vuelta de las vacaciones llegó cargada de nuevos retos como entrenamientos para la Maratón. Paqui y yo veníamos fuertes y con ganas , muy ilusionadas e íbamos a por todas. Aunque por motivos personales, tuvimos que descartar la opción de correr en Valencia, seguía en marcha nuestro proyecto, y por cercanía, la elegida finalmente fue Málaga. Al principio esto nos desmotivó un poco. La Maratón de Valencia era muy atractiva. Sabíamos que era multitudinaria y que los ciudadanos se volcaban ese día con los corredores que afrontaban la prueba. Pero lo cierto es que eran varias las circunstancias que nos hacían casi imposible estar allí, por lo que a pesar de que Málaga no era la ciudad donde nos hubiera gustado debutar, no perdimos la ilusión en lo que realmente importaba: ser capaces de recorrer 42,195 kms.
Nuestro calendario de carreras era bastante ambicioso y apretado y aunque tuvimos nuestras dudas sobre si era demasiado o no, finalmente decidimos que si nos tomábamos esas carreras como una forma diferente de entrenar , no sería malo hacerlas, sino todo lo contrario. Además, y como venía siendo costumbre, habíamos consultado a Santi Ruiz , y él nos lo hizo ver de esa manera: « No vayáis a competir ni a darlo todo, hacerlo a modo entrenamiento y aprovecharos de correr rodeadas de gente animando y de una forma mucho más divertida que si fuerais sólas» . Y ahí estábamos las Maripuris, deseando tachar fechas para ir acercándonos al gran día. Así se nos presentaba el camino a la Maratón:
- Septiembre: La Extreme de Jaén, Media Maratón de montaña
- Octubre: Media Maratón de Motril
- Noviembre : Media Maratón de Granada
- Diciembre : Media Maratón de montaña en Albuñuelas, Granada y MARATÓN DE MÁLAGA
Aparte de estas carreras hubo muchos más entrenamientos, la mayoría de ellos en montaña con nuestros Arapajoes. He de decir, que fue un momento de muchas dudas, de muchos consejos acerca de como entrenar una prueba así. La mayoría de personas nos decían que debíamos seguir un plan de entrenamiento concreto, y que nos aferráramos por ejemplo, al que nos ofrecía la propia web de la Maratón de Málaga.
Eché un vistazo a este y a otros planes de entrenamiento y la verdad, me parecían imposibles de realizar . Según sus indicaciones, se debía correr una media de seis días por semana, variando mucho y poco a poco en distancias, incluyendo series, cambios de ritmo y otro tipo de ejercicios. Nada es imposible, eso está claro, y haciendo un esfuerzo sobrehumano hubiera podido seguir esos planes, pero tampoco quise hacer de esto una pesadilla .
El trabajo, la casa y las niñas ocupaban mi día en su totalidad, y para entrenar tenía que madrugar mucho. Salir a correr de noche, cuando aún no estaba amaneciendo. Y decidí no hacerlo más de tres días en semana. Para mí era fundamental mantenerme ilusionada, disfrutar de los entrenamientos soñando con la maratón, y creí que esa era la mejor opción. Me asustaba no prepararme bien y no estar haciendo lo correcto, pero si esforzarme tanto y sacrificar tantas horas de sueño y descanso, iba a convertir el entreno en una absoluta obligación, sabía que tiraría la toalla antes de lograrlo. Por tanto elegí mi propio camino, mi propio plan de entrenamiento, y decidí confiar en mí dentro de las posibilidades que tenía . Y también decidí no dejar la montaña.
En los planes de entrenamiento para una maratón, entrenar en montaña sólo figura un par de veces más o menos. Eso también me lo salté. Pensé que las salidas que hacía los domingos con los Arapajoes me darían por lo menos mucha fortaleza , y qué mejor cambio de ritmo podría hacer que estar subiendo y bajando continuamente en el monte, trepar paredes, correr en altura, rodar por vereas y senderos…..y además disfrutando. Sí, definitivamente esa era mi opción. Y a pesar de tener dudas hasta el final sobre si mi preparación sería correcta , mi decisión fue correr para disfrutar, nunca correr por obligación. Y hoy puedo deciros , que así también se puede afrontar una maratón con garantías. Tal vez no para hacer tiempo , pero si para terminarla, que en nuestro caso, y siendo la primera, era nuestro único objetivo.
Nuestra preparación a la Maratón de Málaga.
La primera carrera que afrontamos dentro de este calendario, fue La Extreme de Jaén. Media Maratón por montaña que salvo los últimos kilómetros que se hicieron algo pesados, el resto tengo que decir que fue espectacular. Como siempre lo pasamos genial, disfrutamos mucho de la compañía de varios Cualquieras y fue la primera vez que le pusimos cara al gran Guille, con quien hasta ahora, tan sólo charlábamos a través de grupo de facebook, pero al que aún no habíamos tenido oportunidad de conocer. Para nosotras fue una carrera divertida, en la que sufrimos un poquito pero nada comparado con la satisfacción de afrontar una carrera así y estar preparada para ello. Cada llegada a meta es especial, es diferente . Una explosión de sentimientos. Una satisfacción tremenda y un orgullo nuevo. Y en esta ocasión también lo conseguimos y fuimos recibidas por los Arapajoes y demás Qs de una forma que aún me pone el pelo de punta al recordarla. Qué grandes todos.
La próxima prueba a la que fuimos, fue la Media Maratón de Motril . Y con ésta, quiero acabar el capítulo de hoy. Merece una mención especial. Nuestros queridos Arapajoes convertidos en Maripuris por un día. Sin saberlo nosotras, habían decidido hacer toda la carrera a nuestro lado. Tirar de nosotras de principio a fin para que lográramos bajar en unos minutos nuestra última marca en una media. Y lo consiguieron. Para nosotras fue una sorpresa tremenda verlos de repente a nuestro lado, rodeándonos y contándonos su plan. Una vez más no les importó el tiempo. Tan sólo disfrutar. Esa ha sido su mejor enseñanza. Lo que más hemos aprendido de ellos. No tenemos nada que demostrar a nadie. Sólo corremos para pasarlo bien en compañía de buenos amigos. Y en eso se convirtió aquella carrera. En una fiesta entre amigos. Hubo tiempo para reír, para charlar y para sufrir. Porque nosotras sufrimos un poquito para conseguir mejorar. Pero fue muy fácil a su lado. Unos cuantos conmigo. Otros tantos con Paqui. Envueltas en una esfera cargada de energía. La energía que ellos nos transmitían. Sus ánimos, sus consejos y sus empujones (algunos literales), nos dieron alas. Llegar a meta así es un auténtico lujo.
Y es sin duda uno de los momentos que no olvidaré nunca. El día que supe que todos aquellos que corrían con nosotras se habían convertido en parte de nuestra propia familia . Que estábamos unidos por nuestra afición ya para siempre. Y que seguiríamos disfrutando de ello juntos por mucho tiempo. Todo el que nos quede . Continuará……